Las elecciones generales del pasado domingo han dejado clara una postura en la sociedad española: no quiere extremismos. Esto ha provocado que la mayoría de los votos se concentrasen en los dos principales partidos de la escena política, recuperando en parte el bipartidismo y con un resultado que provoca un escenario de incertidumbre: ninguno de los bloques suma para alcanzar la mayoría necesaria para gobernar.
Pero, ¿y si esas dos formaciones con mayor representación en el Congreso formasen una 'gran coalición'? En otros lugares del mundo esa situación ha sido posible, ¿en España también?
Lo cierto es que, según se están desarrollando los acontecimientos y en propias palabras de los dos líderes de PP y PSOE, en este país no va a ser posible dicho tándem. El dirigente 'popular', Alberto Núñez Feijóo, ha estado pidiendo de manera reiterada durante toda la campaña electoral del 23-J que el actual presidente en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez, se comprometiese, como dijo que él haría, a dejar gobernar a la lista más votada.
El resultado de los comicios dejó a los 'populares' con el 33,05% de los sufragios y 136 escaños. Por su parte, los socialistas se quedaron con el 31,7% y 122 diputados. Ambos crecen y quienes se ven resentidos son las tercera y cuarta fuerzas, Vox y Sumar, con 33 y 31 representantes, respectivamente.
La opción que pedía Feijóo implicaba que Sánchez se abstuviese en la votación de investidura y así dejar gobernar al PP en solitario, sin depender de Vox.
La opción que pedía Feijóo implicaba que Sánchez se abstuviese en la votación de investidura y así dejar gobernar al PP en solitario, sin depender de Vox. Sin embargo, eso no parece algo verosímil.
Otra de las opciones -aunque también descartada, de momento- sería un gobierno liderado por el 'popular' con el socialista de vicepresidente, así como un Ejecutivo formado por miembros de ambos partidos: una 'gran coalición'.
¿Ha habido alguna 'gran coalición' en España?
Desde las elecciones legislativas de 1977, el Ejecutivo en España ha seguido tres modalidades: de Gobierno monocolor con mayoría absoluta (turnándose entre PSOE y PP), monocolor minoritario con apoyos parlamentarios (los de UCD, PSOE y PP) y de coalición minoritaria con apoyos parlamentarios (el último y actual en funciones, formado por PSOE y Unidas Podemos).
Por el contrario, nunca en este país han tenido cabida, por el momento, gobiernos de coalición multipartidista, tampoco de 'gran coalición'.
El caso alemán
En Europa hay un claro ejemplo donde ha progresado este último ejemplo: Alemania. El país germano es una democracia cristiana alemana (formada por CDU y CSU bávara con la socialdemocracia del SPD). Este gran pacto entre partidos con grandes diferencias ideológicas se ha producido en cuatro ocasiones: 1966-69, 2005-09, 2013-18 y 2018-21.
Este hecho se produjo porque, como en España, los resultados electorales no ofrecían la mayoría necesaria para gobernar en solitario a ninguna fuerza y, asimsimo, había que enfrentarse a situaciones complicadas para el territorio.
La última vez que esto ocurrió fue con la excanciller Angela Merkel (CDU) y el ministro de Finanzas y vicecanciller Olaf Scholz (SPD). Una alianza que se producía para atajar la grave situación vivida durante la pandemia.
En España parece que esas desavenencias son más profundas y difíciles de acatar por ambas partes, tampoco ayuda la crispación política y los duros discursos que enfrentan a ambos partidos durante la campaña y fuera de ella.
Pocos son los ámbitos en los que los dos partidos han llegado a acuerdos. Hace un mes, incluso, Feijóo pidió una 'gran coalición' con el PSOE, pero sin Sánchez.
Incluso durante la pandemia, ambas fuerzas protagonizaron reproches mutuos y cruces de acusaciones que distaban mucho de buscar consensos para sobrellevar la situación: en asuntos como la educación, la sanidad, la Justicia, las reformas, la economía... Pocos son los ámbitos en los que los dos partidos han llegado a acuerdos.
Un gran pacto necesitaría desechar la crispación
El gran pacto necesitaría tamplanza, aparcar los reproches, la agresividad, la crispación y, a la vez, mantenerse fieles a los valores propios de su partido, chocando frontalemente con los de su socio.
En este caso, el PP se ve en la tesitura de que solo podría gobernar junto a Vox -y Junts, impredecible-, pero este hecho supondría alejarse sobremanera de otros partidos que podrían darles su respaldo, como PNV, que ya le ha dado la negativa, así como de parte de Europa.
En algunos lugares ya se han marcado líneas rojas y 'cordones sanitarios' contra partidos como el de Santiago Abascal. No obstante, desde varios sectores europeos sí se pide que ambos se pongan de acuerdo para dar estabilidad al país.
Los votantes del PSOE y el PP
Respecto a los electores, estos son otros actores esenciales en escena. Hay una parte de los votantes del PSOE que preferirían dicha coalición para dar solidez al Estado y para evitar que entrasen en el Gobierno las políticas de Vox.
Sin embargo, otros pensarían que gobernar junto al PP sería incongruente después de asegurar que revocaría algunas de las leyes impulsadas por los socialistas, de pactar en Vox en algunas comunidades y ayuntamientos, de afirmar que terminaría con el 'sanchismo' o de emplear lemas como "que te vote Txapote".
A la inversa ocurriría algo similar. Quienes han concedido su apoyo y confianza en Feijóo podrían querer un gran pacto de Estado para evitar la incertidumbre, pero otros no bendecirían las políticas socialistas, sus pactos con Unidas Podemos ni las acusaciones vertidas sobre el candidato 'popular'.
La situación, desde luego, no parece tener una solución fácil.
