Con prisas y en busca del relato perfecto: así funcionan los rodajes de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez es el actor protagonista de los rodajes de Moncloa. El presidente del Gobierno compró el Día del Libro dos ejemplares en una librería de Fuenlabrada (Madrid) acompañado de su seguridad; del alcalde del municipio, el socialista Javier Ayala, y de un fotógrafo y un cámara de Presidencia. El equipo del presidente, según ha sabido este diario, avisó solo dos días antes al Ayuntamiento, que tuvo que elegir el comercio idóneo para satisfacer la petición del equipo del presidente. Las fuentes consultadas explican que Moncloa solicita el lugar que quiere para ejecutar el guion del relato perfecto y corresponde al municipio o, en su caso, a la agrupación del PSOE de turno encontrarlo.

En el caso de la librería Bravo de Fuenlabrada, "un comercio con solera", la propietaria aceptó el 'marrón' sin problema. No cerró durante visita, aunque explica que recibió llamadas tanto del Ayuntamiento con la propuesta, como de Presidencia para explicarle las medidas de seguridad que tendría que pasar. La dueña, que celebra que el presidente no se fuera a ningún gran comercio, no es especialmente fan de la política. Más bien todo lo contrario. Pero ante un sector que vive de altibajos de temporada, como explica ella misma, toda ayuda es poca para dar visibilidad a la casa de los libros olvidados.

Sánchez eligió los dos ejemplares que se llevó, entre ellos Zapatos de lluvia, de María Teresa Magdalena. El presidente cayó "majo" en la librería. Y no se encontró ningún detractor megáfono en mano, una de las obsesiones de su núcleo duro: evitar cualquier incendio que pueda dañar su imagen. Y eso que su equipo está recurriendo a las secuencias de cotidianidad para intentar 'humanizar' a un presidente con fama de persona distante y poco empática. Solo falta el estreno de la docuserie sobre su estancia (y la de su núcleo duro) en Moncloa, de la que las fuentes gubernamentales consultadas no saben aún fecha de estreno.

En lo que va de año, Sánchez ha ha recibido a un grupo de visita en Moncloa que resultó estar compuesto por cargos, militantes y simpatizantes del PSOE. También ha jugado a la petanca con pensionistas vinculados al partido; ha visto la película As Bestas en el cine; ha jugado al baloncesto con personas en silla de ruedas; ha echado una partida de ajedrez con Khadem, la iraní que disputó sin velo el mundial de partidas rápidas; ha ido en bicicleta por Valladolid y se ha dejado ver en el estreno de la obra 'Lorca por Saura' en el Teatro Infanta Isabel, en Madrid; ha despachado con jóvenes que reciben el Salario Mínimo Interprofesional en Parla; y con jóvenes a la espera de vivienda social de alquiler en Leganés. Todo sea por empatizar con los jueces que decidirán su futuro en las urnas.

Como ya contó este diario, el autor intelectual de esta estratagema, ejecutada según las fuentes consultadas, por el gabinete de la presidencia que lidera Óscar López, es Jaime Durán Barba. Este consultor ecuatoriano llevó al expresidente argentino Mauricio Macri a la Casa Rosada. Es un polémico especialista en comunicación política que ha plasmado en varios libros (La política en el siglo XXI: arte, mito o ciencia) la necesidad de vestir a un candidato con los atributos necesarios para llegar a sus potenciales votantes, en especial, las cualidades humanas que hacen caer bien a una persona. En plata: un traje de empatía y nada de ideología, porque según la tesis de Barba, los ciudadanos llegan a la oferta electoral con demanda de emociones que deben ser cubiertas. Ese es el motivo por el que cotiza al alza un candidato que toque el corazón. Y ahí es donde entra el equipo de Moncloa.

Que Sánchez no tiene la mejor imagen de la política española no es ningún secreto a voces. Sin ir más lejos, en los últimos barómetros del CIS, se sitúa al líder socialista empatado con el popular Alberto Núñez Feijóo y tras la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. El núcleo duro de Moncloa y de Ferraz, todo uno tras los cambios del pasado verano ejecutados y orquestados por el presidente, reconoce a Vozpópuli que Sánchez "polariza". Aunque quitan hierro al asunto y lo achacan a su liderazgo. "Todo líder tiene férreos detractores", zanjan. Aunque no salgan en las películas del Gobierno.