España

Pablo Iglesias amenaza el sueño de la gobernabilidad de Sánchez y se venga de Yolanda Díaz: "Nos iban a asfixiar"

Los cinco diputados de Podemos se independizan de Sumar y se pasan al Grupo Mixto para negociar con Moncloa de tú a tú. Los morados no quieren terminar en la irrelevancia

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en una imagen de archivo.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en una imagen de archivo. EUROPA PRESS / Eduardo Parra.

Era un secreto a voces, pero por fin se ha hecho público. Podemos rompió este martes definitivamente con Sumar y anunció que sus cinco diputados se pasan al Grupo Mixto en el Congreso para negociar de tú a tú con el Ejecutivo. Los morados dan un vuelco a la Legislatura, amenazan la gobernabilidad de la coalición liderada por Pedro Sánchez y se vengan del ostracismo en el que les tenía recluidos Yolanda Díaz. "Es lo coherente. Nos iban a asfixiar cuatro años", zanja a Vozpópuli una fuente que conoce los detalles de una decisión que cayó como una bomba en el Congreso y en el partido de la vicepresidenta segunda.

Otra fuente que formó parte de la cúpula morada y que tuvo altas responsabilidades de Gobierno, zanja: "No me sorprende que se vayan, aunque sí me sorprende que lo hagan ahora, tan pronto, sin discusión previa en los órganos de dirección y sin una consulta a la militancia". Y es que esa es una de las claves de la salida morada del barco de Sumar: que se ejecuta sin un mandato de su militancia. Aunque fuentes cercanas al núcleo duro morado explican que "era un clamor".

Sumar asegura que se enteró a través de los medios de comunicación. El partido emitió un comunicado en el que recriminó que los diputados de Podemos no renuncien al acta: "La dirección del Grupo Parlamentario Plurinacional de Sumar se muestra sorprendida [por la] la decisión. Al respecto, Sumar no ha recibido ninguna comunicación ni explicación política. Lamentamos la ruptura [de los diputados de Podemos] al abandonar las candidaturas de Sumar por las que fueron elegidos en el pasado proceso electoral, sin renunciar al cargo en el que fueron elegidos, y que supone un flagrante incumplimiento del acuerdo de coalición en el que firmaron explícitamente la permanencia en el Grupo Parlamentario durante la completa legislatura".

Una perturbación sin precedentes

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, defendió en X la decisión de su partido al que, a diferencia de Sumar, sí considera una auténtica izquierda "feminista, ecologista y transformadora" que sigue haciendo falta. Podemos sufre una perturbación sin precedentes desde su nacimiento hace casi una década. El partido está arrinconado, carece de influencia y de asientos en el Consejo de Ministros y lleva varios días amagando con concurrir en solitario en las próximas elecciones europeas, que se celebrarán el 9 de junio, con Irene Montero como cabeza de cartel. Es más, las fuentes consultadas señalan que el exlíder Pablo Iglesias planea incluso regresar a la política. Los morados ya están dando guerra.

Podemos lleva semanas construyendo el relato de la ruptura. El objetivo es claro: por un lado demostrar a Sumar su fuerza electoral y, por otro, mantener puestos institucionales que les permita mantener foco para su partido y vía libre para continuar su carrera política, truncada por el rechazo de Yolanda Díaz y Pedro Sánchez -lo que más duele en Podemos-. Los de Ione Belarra empezaron a difundir la teoría de que igual que Sánchez les ha echado del Gobierno, Sumar puede echarles del grupo parlamentario. Y, por eso, se han anticipado. La salida de Irene Montero de Igualdad ya fue un aviso a navegantes.

Carla Antonelli, Ione Belarra e Irene Montero, durante la sesión de investidura de Alberto Núñez FeijóoEFE

Los morados tienen en la cabeza actuar al margen de Sumar alineados con ERC y Bildu. Podemos lleva años cuidando esa alianza, en parte para competir con Yolanda Díaz. Las ya exministras Ione Belarra e Irene Montero se refirieron la pasada legislatura a la "izquierda plurinacional" cada vez que tuvieron ocasión. Ahora, su salida del grupo de Sumar busca negociar de tú a tú con Pedro Sánchez, como lo harán sus socios independentistas. La otra gran incógnita es qué ocurrirá con las elecciones gallegas, vascas y catalanas. Sumar asegura que respetará las decisiones a las que lleguen las direcciones autonómicas, pero todo parece indicar que Podemos seguirá la estela abierta en el Congreso.

Sumar, compuesto por ocho partidos en el Congreso, tiene un grupo parlamentario que "es un polvorín" según lo definen a este diario fuentes conocedoras de la interna del partido. La situación interna del grupo ya era una bomba de relojería que amenazaba con reventar la dinámica de entendimiento por no haberse cumplido el reparto de cuotas ministeriales a los morados. Esa fue la gran humillación de Sánchez y Díaz.

La respuesta a la humillación

El líder socialista y la líder de Sumar, Yolanda Díaz, consumaron su ignominia a Podemos el día de la investidura; un partido que hizo más ruido del permitido en el Consejo de Ministros la pasada legislatura y que observa, impotente, cómo se ha convertido en una estrella muerta que ahora intenta resucitar. Los morados fueron los protagonistas de la vida política española durante años. Y ahora mendigaron un ministerio que no llegó.

Aunque en Podemos ya hay quien pide a Belarra que levante el pie del acelerador. O, al menos, que se baje del coche que Iglesias y Montero pilotan a toda velocidad. Algunas voces relevantes, como la de Juan Carlos Monedero, claman porque la secretaria general ejerza como tal y tome los mandos para no perderse en una "lucha cainita".

La salida de los morados del Consejo de Ministros está reventando las costuras de la organización. Es más, en conversación con este diario, el cofundador morado asegura que Belarra debe ser quien desarrolle el mensaje de nueva etapa, porque le corresponde a ella por ser la líder. En cierta manera, el profesor, que conoce a todos y cada uno de los grandes rostros del partido, está pidiendo a quienes todavía hoy sustentan Podemos que vean más allá de las directrices de Pablo Iglesias e Irene Montero. Pero todo parece estar decidido.

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