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España

Fianza de 100 euros y multas por no ir maquilladas: las normas para trabajar en un prostíbulo de Madrid

Gina o 'Pitufina', como era conocida la jefa de la organización criminal, se servía de la colaboración de sus tres hijas para controlar que las trabajadoras sexuales cumplieran las normas impuestas en el chalé donde permanecían casi las 24 horas del día

Fianza de 100 euros y multas por no ir maquilladas: las normas para trabajar en un prostíbulo de Madrid
Imagen en detalle de los tacones de una prostituta Europa Press

La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal que recaudó en los últimos tres años más de 1,2 millones de euros explotando sexualmente a mujeres extranjeras. La denuncia de una testigo protegido interpuesta el pasado 11 de mayo puso a los agentes en la pista de una red de carácter internacional que posaba sus tentáculos en varios puntos de España. Vozpópuli ha accedido al sumario que forma parte de unas diligencias que investiga el Juzgado de Instrucción Número 27 de Madrid, que señalan como el epicentro de la actividad delictiva a un chalé de lujo situado en la zona de Ventas de Madrid.

La investigación policial, liderada por la Brigada Central Contra la Trata de Seres Humanos (U.C.R.I.F), ha conseguido reunir el testimonio de varias mujeres que han desvelado los entresijos de una organización criminal con lazos en el extranjero. Uno de los puntos neurálgicos desmantelados por los agentes se sitúa en un narcopiso ubicado en Madrid, donde al menos una veintena de chicas ofrecían servicios sexuales bajo las órdenes de una mujer de nacionalidad venezolana.

Las normas para trabajar en la conocida por varias testigos como 'La Cárcel' eran estrictas y el precio por poder disponer de las instalaciones muy alto. Cuando una chica nueva llegaba al chalé tenía que depositar una fianza de 100 euros con la que compraba "una plaza" de 21 días que debía completar si no quería perder el dinero. Si alguna mujer se iba antes de tiempo, estaba obligada a pagar una multa de 150 y 200 euros.

La vestimenta con la que las trabajadoras sexuales tenían que presentarse ante la jefa del chalé y llevar a cabo los servicios también corría a su cuenta, además de tener que utilizar los productos de belleza que la encargada les dispensaba en el propio recinto.

Tampoco podían disponer de comida sin pagar un precio. Al menos dos cocineras se encargaban de elaborar menús diarios que rondaban los 10 y 12 euros, suponiendo un coste diario de alrededor de 25 euros para cada una de las internas. Si alguna accedía a la cocina sin permiso, la multa en este caso llegaba hasta los 200 euros.

El testimonio de otra de estas trabajadoras sexuales, una mujer con una discapacidad reconocida del 67% y cuya condición era conocida por las organizadoras del chalé, sacó a la luz las condiciones de "insalubridad" en la que tenían que convivir entre 20 y 30 mujeres. Habitaciones con literas por las que pagaban un alquiler de 250 semanales y un sótano lleno de "cucarachas y hormigas" donde las presuntas víctimas de trata eran obligadas a permanecer cuando no tenían ningún servicio que atender.

El férreo control de 'Pitufina', jefa del chalé de Madrid

Las chicas debían estar vestidas y maquilladas "adecuadamente" ya que si no, eran multadas. La 'mandame' del prostíbulo ejercía un férreo control sobre las trabajadoras sexuales, que sólo podían dormir "si estaban varias horas de servicio". Las salidas al exterior quedaban restringidas a solo 2 horas al día, tiempo del que, normalmente, no podían disfrutar al completo, ya que los organizadores les solicitaban que regresaran a la vivienda lo antes posible. Rebasar el tiempo autorizado suponía exponerse a una sanción.

Gina o 'Pitufina', como era conocida la jefa del prostíbulo, se servía de la colaboración de sus tres hijas y otros familiares para conocer en cada comento lo que ocurría en el recinto. Las hijas de la 'madame' y el resto de las encargadas controlaban que las chicas cumplieran las normas de la casa, imponiendo multas a las mismas si se atrevían a desobedecer.

Las trabajadoras sexuales estaban vigiladas en todo momento, cuando tenían que salir para atender algún servicio fuera del chalé era controladas por los conductores encargados de llevarles hasta los domicilios de los clientes. En este tipo de encargos, las chicas eran obligadas a llevar droga encima, aunque el cliente no consumiera, "llegando a llevar hasta 5 gramos de cocaína" con ellas.

La droga se almacenaba en la primera planta del chalé donde se encontraban las cámaras de videovigilancia. El narcopiso también funcionaba como punto de venta de estupefacientes, donde los clientes podían consumir mientras disfrutaban de un servicio sexual. Tusi, cocaína o metafetaminas eran algunas de las sustancias comercializadas e incautadas en este chalé de lujo de las Ventas.

Captaban a las víctimas en países de Latino América

Otra de las piezas claves de la red criminal era Tamara, la mujer encargada de buscar y traer a las chicas a España a cambio de 2.000 euros, una deuda que siempre iba en aumento. La 'captadora', catalogada así por la Policía, se encargaba organizar que un conductor recogiera a las chicas en el aeropuerto de Madrid o Bilbao para luego llevarlas hasta diferentes puntos de España.

Según el testimonio de varias de las víctimas, Tamara convencía a mujeres con problemas económicos para que viajaran a España donde "ganarían mucho dinero en pocos meses". Una vez en el país, eran trasladadas a 'La Cárcel', donde 'Pitufina' y sus hijas guiaban sus pasos. La 'captadora' recibía una cuota por parte de la jefa del prostíbulo situado en el barrio madrileño de Ventas por cada una de las chicas.

El abogado de una de las investigadas, Alfredo Arrien Paredes detalla que el pasado 28 de noviembre la Policía Nacional detuvo a 12 personas relacionadas con la red en varios municipios de España, algunas de ellas en libertad provisional. Tal y como recoge el sumario, la cantidad recaudada en los tres últimos años por la actividad delictiva asciede hasta los 1.244.767,72 euros. La actividad del entramado investigado responde a delitos relacionados con la trata de seres humanos para su explotación sexual, tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal.

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