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La prostitución deja la calle por los pisos: 662 víctimas de explotación sexual en dos años

La Policía Nacional ha detectado un incremento de la explotación sexual en pisos a los que traen a mujeres latinas con falsas ofertas de trabajo para ejercer la prostitución

Una operación de la Policía Nacional en un piso donde se liberó a varias víctimas de explotación sexual que ejercían la prostitución
Una operación de la Policía Nacional en un piso donde se liberó a varias víctimas de explotación sexual que ejercían la prostitución

Vienen a España con las falsas promesas de un futuro mejor. Para seducirlas usan ofertas de trabajo para limpiar casas, ser internas en domicilios cuidando ancianos o puestos como camareras. De forma paralela les ponen un domicilio donde pueden residir. Una vez en nuestro país ya son víctimas de explotación sexual y son obligadas a ejercer la prostitución en pisos, una práctica que ha aumentado tras la pandemia, según han detectado los agentes especializados de la Policía Nacional.

Durante el pasado año 2021 y el presente 2022, la Policía Nacional detectó en su demarcación a 168 víctimas de trata para explotación sexual, además de tramitar 76 atestados relacionados con esa tipología delictiva. Estos datos se amplían si se añaden las intervenciones del resto de Cuerpos en toda la geografía española. En la misma franja temporal hubo 662 víctimas explotadas sexualmente, tramitando 123 atestados, así como 604 víctimas de explotación laboral y 80 atestados relacionados con esta casuística.

Y es que una de cada dos víctimas de trata en nuestro país proceden de América Latina. La nacionalidad que más se repite en las actuaciones policiales es Colombia pero también hay mujeres que proceden de Paraguay, Venezuela y Brasil, según informan fuentes policiales. La pandemia afectó notablemente a la prostitución pero el final del virus ha incrementado el número de intervenciones.

Menos controles en pisos

Si antes de 2020 la trata se podía ver en las calles o los polígonos en la actualidad se ha traslado a los pisos y los narcospisos. También es cada vez menos frecuente que las víctimas se encuentren en clubes de alterne. "En esos locales hay unas 60 mujeres pero en los pisos pueden entrar 7 y son más fáciles de controlar para las mafias", aseguran.

Más fáciles de controlar para las mafias y más complejos para los policías. Para entrar en esos pisos se necesitan arduas investigaciones y conseguir la autorización judicial para acceder a su interior. En el interior las víctimas viven atemorizadas y son incapaces de delatar a sus explotadores.

Las organizaciones criminales ponen el foco en estas chicas por su especial vulnerabilidad. Tienen ramificaciones en los países de origen y también en los de destino. Las perciben como un producto que pueden explotar y del que pueden sacar gran rendimiento económico.

La prostitución engordará el tamaño de la economía y reduce el déficit público

Después de meses de ejercer la prostitución muchas de ellas también pasan a ser drogodependientes. En un primer momento consumen para contentar a los clientes, después son obligadas a ello para cubrir las intensas jornadas de trabajo que pueden llegar a ser de 17 horas. Solo descansan para dormir.

Deudas eternas de miles de euros

Esta nueva forma de esclavitud moderna se prolonga infinitamente en el tiempo. Las mafias les retiran los documentos cuando llegan a nuestro país para limitar sus movimientos. Se los quitan con el pretexto de que tienen que pagar una deuda por el alojamiento y los trámites de traerlas a España. Esa deuda va subiendo a la par que realizan los servicios sexuales.

Ese fue el caso de las últimas víctimas liberadas por la Policía Nacional en Madrid. Cuatro víctimas de explotación sexual eran obligadas a ejercer la prostitución en un chalé de la localidad de Pozuelo de Alarcón. Los agentes averiguraron que las retenían contra su voluntad y las reclamaban una deuda de 5.000 euros.

Una rumana engañada por su hermana

Los policías identificaron a la líder de la organización que fue detenida nada más aterrizar en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Fue arrestada junto con dos hombres cuando entraba en España desde Suiza. Después liberaron en Pozuelo a las cuatro mujeres.

No fue la única historia de sueños rotos. Su hermana la engañó para que viajara desde Rumanía a Madrid para trabajar como camarera. Cuando llegó a la capital fue golpeada, amenazada y encerrada bajo llave para que se prostituyera en el polígono empresarial Colonia Marconi. Tenía que entregar 500 euros diarios a una pareja de compatriotas. 

La Policía Nacional consiguió terminar con el dramático viaje de esta víctima de trata que, por fin, fue liberada. La historia de esta mujer fue conocida por los agentes gracias a una llamada anónima al Servicio de Atención de Víctimas de Seres Humanos (900 10 50 90).

Sin clientes no habría trata

Antes era muy común encontrar en las calles a mujeres rumanas que eran explotadas sexualmente. Algo que ha ido descendido con el paso de los años. Precisamente, esta semana la Policía Nacional y la Policía de Rumanía han comenzado una iniciativa pionera a nivel europeo. Es la primera vez que un país de origen y otro de destino luchan de forma conjunta contra la prostitución con una campaña que tiene por nombre #ROMPELACADENA y lanza un contundentes mensaje: "Pagas por esclavitud".

La iniciativa va dirigida específicamente a la figura de los clientes de la prostitución para que tome conciencia de la problemática que genera su demanda y que inicia o, en su caso, da continuidad al proceso de explotación. "Sin clientes no habría trata de seres humanos", es el lema de esta actividad.

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