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La lección de los médicos jubilados que se ofrecen como voluntarios para frenar la pandemia

Imagen de un doctor consultando su ordenador.

"En España, te jubilas cuando cumples los 65 años. No vales para nada y es curioso porque justo el día anterior valías absolutamente para todo". Habla Josep M. Picas, especialista en Medicina Interna y uno de los más de 2.000 médicos jubilados que se han ofrecido como voluntarios para luchar contra la pandemia.

El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) lleva meses avisando a las administraciones de la "total disposición" de estos profesionales para colaborar ante la grave situación epidemiológica que sufre el país.

"Pueden incorporarse para realizar tareas de rastreo de casos, seguimiento de los mismos o asistencia telefónica. Serviría para descargar a los facultativos de Atención Primaria de la enorme carga asistencial y burocrática a la que están siendo sometidos", insiste el CGCOM.

Así lo hizo el doctor Picas en Cataluña, en pleno estallido de los contagios de covid-19. Lleva jubilado cuatro años, aunque se ha mantenido en activo a nivel de consultoría. Estaba al tanto de las noticias que llegaban de China y, después, de la vecina Italia. "En España se han podido organizar mucho mejor las cosas", reconoce.

Estaba al tanto de las noticias que llegaban de China y, después, de la vecina Italia: "En España se han podido organizar mejor las cosas"

Ha sido director asistencial del Instituto de Prestaciones de Asistencia Médica al Personal Municipal de Barcelona, gerente del Ámbito de Atención Primaria de Barcelona Ciudad y director de Sistemas de Información y TIC del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo.

Como consultor desarrolló proyectos de coordinación entre hospitales, centros de Atención Primaria y pacientes, utilizando la gestión de procesos y TICs, en especial en Esclerosis Múltiple, EPOC y procesos oncológicos.

Picas fue premiado con el premio a la excelencia del Colegio de Médico de Barcelona por su contribución al desarrollo de las TICs en el entorno sanitario y su función en la pasada y fatídica primavera consistió en hacer llamadas.

Al igual que otros colegas jubilados, este médico catalán hizo seguimiento de los posibles casos de covid-19 notificados a través de la aplicación Stop Covid19 que puso en marcha el departamento de Salud de Cataluña. "Las líneas estaban colapsadas, no había acceso a los centros de Atención Primaria y, a través de este sistema, pudimos atender a muchas personas que lo necesitaban", explica.

Sentado frente al ordenador de su casa, todas las mañanas abría varias pestañas con los protocolos de actuación frente a la pandemia, también los publicados por el British Medical Journal. "Las llamadas hay que prepararlas y protocolizarlas. En los casos más graves, disponíamos de un teléfono especial para avisar a las ambulancias", afirma.

Experiencia y dedicación: "El tiempo es valioso"

El doctor Picas reconoce que lo más valioso que puede aportar un médico jubilado a la lucha contra la pandemia es el tiempo. "Evidentemente tenemos más experiencia, pero lo importante hoy en día es disponer de más de cinco minutos para atender a los pacientes. He podido dedicar el tiempo que han necesitado. Y eso es valiosísimo", considera.

A más de 900 kilómetros por carretera, la hematóloga Gemma Ramírez descuelga el teléfono en Málaga. Forma parte de los veteranos andaluces que han vuelto a los hospitales y centros de salud como rastreadores para lograr contener la pandemia.

"El espíritu de los médicos jubilados es un espíritu de servicio y de colaboración absoluta. Formamos parte de la sociedad civil y tenemos un gran compromiso con ella. También con nuestros compañeros y con nosotros mismos", asegura a Vozpópuli.

Ramírez lleva jubilada seis años. Observaba el avance de la pandemia con la impotencia que supone haber estado toda la vida al servicio de los pacientes y no poder hacer nada. Pero hace unos 20 días, fue contactada por el Colegio Oficial de Málaga para incorporarse a las labores de rastreo y descargar la presión en la Atención Primaria.

Presión asistencial, política y social sobre los sanitarios

"Somos grupo de riesgo, así que atendemos a las personas desde nuestros domicilios. Aunque a veces estamos en los centros de salud", apunta. Están a la espera de recibir un curso.

"Aparentemente, rastrear los casos puede parecer una tarea simple, pero no lo es. Nosotros tenemos mucha experiencia clínica y eso ayuda bastante. Además estamos al día de todas las actualizaciones sobre la covid-19 y hemos hecho de asesores entre nosotros durante todos estos meses", señala.

Todos los detalles de los pacientes atendidos, dice, han de quedar perfectamente constatados en el sistema sanitario andaluz. Ramírez denuncia "la presión asistencial, política y social" a la que se está sometiendo a sus compañeros en activo. Y pone de ejemplo el caso del doctor Emilio Bouza, que dejó su cargo como portavoz del Grupo Covid-19 48 horas después de su nombramiento.

"Los profesionales sanitarios están tan entregados a su labor que ni siquiera tienen tiempo de filosofar sobre las derivas que está tomando la profesión", alaba.

El doctor Manuel Millán reconoce que jamás pensó que la situación que se estaba viviendo en China pudiese replicarse en España. Se jubiló hace cuatro años y medio y, en su caso, lo hizo porque quería experimentar la sensación de ayudar y trabajar en otros países. Ha participado en misiones en El Chad y Camerún y, de repente, la emergencia saltó al lado de casa.

"Llevo tiempo trabajando en misiones en África y no me parecía correcto no hacerlo para ayudar a mis compatriotas. Es una decisión coherente y justa", opina.

Necesidad de unificar criterios a nivel nacional para contratar

Esta operado de corazón y es asmático, pero eso no le frenó a la hora de rellenar la solicitud para ofrecerse como voluntario del Colegio de Médicos de Guadalajara y de ponerse en contacto con la Dirección Médica de la Gerencia. Estos últimos le ofrecieron la posibilidad de colaborar en un centro de salud donde había seis profesionales contagiados de covid-19. Millán se enfundó la bata blanca y se hizo cargo de un cupo durante cinco semanas.

"No existen unas normas generales a nivel estatal para contratar a personas jubiladas voluntarias. Depende de cada comunidad autónoma y no hay criterios claros. Se producen muchos errores, mucha burocracia para movilizar al personal. Es necesario que estemos cubiertos por algún tipo de seguro", reivindica.

Según el doctor Millán, que dedicó 36 años de su vida a la medicina rural, un médico jubilado puede ser muy buen rastreador y, por otro lado, puede hacer labores de vacunación para otras enfermedades en pabellones anexos a los centros de salud para evitar que los pacientes entren.

Tranquilidad de conciencia

Los tres médicos entrevistados coinciden en que han sentido una enorme satisfacción al volver a ejercer su profesión frente a la pandemia que asola a su país. "Y tranquilidad de conciencia", apunta Millán.

Muchas cosas han cambiado desde que ellos ingresaron pro primera vez en el sistema sanitario. Si bien reconocen la formación MIR como un gran adelanto, el doctor Picas reconoce que a finales de los 70 y principios de los 80, los médicos tenían "ilusión y entusiasmo por arreglarlo todo" y considera que ese espíritu "se está perdiendo".

"La Sanidad en España necesita un empujón en temas estructurales y estratégicos. El covid19 nos ha mostrado que el sistema que defendíamos como uno de los mejores del mundo también falla y necesita mejoras", considera el médico catalán.

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