Publicado: 11/06/2022 04:45
Nadie se va del Gobierno con las manos vacías. El que fuera mano derecha de Pedro Sánchez en Moncloa, el gurú de los anuncios a bombo y platillo y del political show, Iván Redondo, marchó del Gobierno con una indemnización mensual de 6.910 euros. Se trata de la indemnización por cese que los ex altos cargos del Ejecutivo pueden solicitar, y que les supone un salario mensual equivalente al 80% de lo que ganaban por un período máximo de dos años. Esta indemnización, no obstante, solo se concede previa solicitud. Redondo no quiso quedarse sin su asignación y, tal y como se refleja en el Portal de Transparencia, la cobró durante 4 meses, desde agosto de 2021 hasta noviembre del mismo año, lo que le ha supuesto un beneficio de 22.345 euros.
No es el único ex miembro del Ejecutivo de Pedro Sánchez que ha solicitado esta indemnización pública. Según los datos de Transparencia revisados por Vozpópuli, tres de sus exministros también han optado por recibir este salario público. El caso más sonado es el del exministro de Ciencia, el astronauta Pedro Duque, que ha pasado casi un año ganando 5.090 euros al mes por no llevar a cabo ninguna función pública. En total, Duque se ha embolsado 45.314 euros a través de esta vía.
En segunda posición se encuentra la ex ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Tras ser cesada por la polémica desatada con Marruecos tras la atención médica que recibió en España el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, Laya solicitó su remuneración correspondiente. De esta forma, la exministra ha pasado medio año ganando más de 5.000 euros al mes, llegando a alcanzar un total de 35.133 euros percibidos en concepto de indemnización.
El tridente se cerraría con la ex ministra de Educación, Isabel Celaá. Tras su cese en agosto y hasta enero de 2021, Celaá ha estado recibiendo el mismo dinero cada mes que sus antiguos colegas del Consejo de Ministros. Como consecuencia, su cese ha costado a las arcas públicas 29.194 euros.
Es decir, que la decisión de Pedro Sánchez de dejar de contar con estas personas al frente de sus carteras ha tenido un precio de 109.641 euros. Si añadimos los 22.000 euros que ha cobrado Iván Redondo, el total de indemnizaciones por cese asciende a más de 130.000 euros.
Irene Lozano y ex altos cargos de Podemos
Entre los múltiples cargos que ha ostentado Irene Lozano, ex de UPyD y Ciudadanos antes de recalar en el PSOE, está el de presidenta del Consejo Superior de Deportes. En marzo de 2021 es cesada de dicho cargo para concurrir a las elecciones en la Asamblea de Madrid. En el lapsus temporal entre abril y junio de dicho año, Lozano solicitó su correspondiente indemnización por cese, lo que le permitió ganar 6.910 euros al mes, hasta un total de 15.434.
Entre los ex altos cargos que más tiempo llevan cobrando la indemnización por cese del Estado está uno de Unidas Podemos. Se trata de Noelia Vera, otrora secretaria de Estado de Igualdad y para la violencia de género. En octubre de 2021, Vera decide renunciar al cargo motu propio. La exsecretaria solicitó su paga mensual y desde entonces no ha dejado de recibirla. En su caso, le corresponden 7.049 euros al mes, por lo que ya ha ganado más de 56.000 en honor a los servicios prestados.
Pablo Iglesias, Luis de Guindos...
Entre los datos de Transparencia figura también el ex vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias Turrión, quien cobró más de 5.000 meses durante cinco meses. En concreto, desde el abandono de su cargo para participar en las elecciones madrileñas y hasta septiembre de 2021 consiguió ganar 27.290 euros por esta vía.
Otros nombres reconocibles son el de Luis de Guindos, que ganó 9.382 euros al abandonar su puesto de ministro de Economía, o el de Carmen Montón, exministra de Sanidad, que estuvo cobrando sobre 4.700 euros durante tres meses.
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A cualquiera que lea el artículo debiera sorprenderle el poco tiempo que pasa esta gente en el paro.
Uno ya tiene una edad, y ha visto cosas que le ayudan a comprender el fenómeno: directores que, después de arruinar y enfangar una empresa, son fichados y mejorados por otra.
El cambio suele circular de lo real a lo corporativo. Los grandes poderes tienen la extravagante idea de que quien ha fracasado en la gestión de las cosas tiene potencial para la gestión de las ideas. Así, acumulando fracasados e inútiles con pretensiones, hemos llegado a la calamitosa política corporativa que nos contempla.
Lo que indigna es que no mejoran nuestras vidas, pero las suyas si