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Educación

Tres modelos en cinco años: el cambio en la selectividad que facilita el acceso e infla las notas de corte

La actual reforma propuesta por el gobierno de Pedro Sánchez se encuentra paralizada debido al adelanto electoral del 23-J

Un profesor reparte los exámenes de la Evaluación para el Acceso a la Universidad (EvAU) del pasado julio. EUROPA PRESS

Como cada año, miles de jóvenes se dan cita en las aulas para realizar la prueba de acceso a la universidad. El examen al que se enfrentaron en esta ocasión poco tiene que ver con el que se efectuó con el mismo motivo cuatro años atrás. Más flexibilidad a la hora de elegir preguntas, menos temario y enunciados "más fáciles". Así es el nuevo modelo de selectividad que se implantó en plena pandemia y que sigue vigente a día de hoy. Aunque el gobierno de Pedro Sánchez ya ha propuesto la que sería la tercera reforma a este sistema en tan solo cinco años. 

El sistema aplicado en 2019, último año en el que se realizó el sistema aprobado con la LOMCE en el año 2013 que hizo que la "PAU" pasase a llamarse "EBAU", presentaba muy pocas diferencias con el estándar anterior: dos modelos de cuestionario de los que los alumnos sólo podrían completar uno. 

La repentina llegada del confinamiento en marzo de 2020 dejaba una incógnita abierta a todos los estudiantes de segundo de bachillerato que tenían que presentarse ese mismo curso a la prueba de acceso a la universidad. El Gobierno se vio obligado a plantear, en apenas dos meses, una nueva selectividad que se adaptase a las nuevas circunstancias del alumnado.

Así llegó el modelo vigente desde ese periodo. Ahora el examinado podría elegir libremente las preguntas que considerase oportunas (siempre que la suma total de estas fuese de 10 puntos). Esto permitía que el estudiante "descartase" temario durante la preparación de la evaluación y pudiese hacer aquellos enunciados que "le resultasen más sencillos". 

Como consecuencia directa, ese año se vivió un incremento en las notas de corte que no ha parado a día de hoy. La nota media de selectividad ha pasado de un 8,75 a un 10,34 desde el cambio de modelo y este fenómeno se sigue alargando hasta la actualidad.

Esto aumenta la preocupación de los examinados que, pese a obtener calificaciones más altas, en muchas ocasiones no ven colmadas sus expectativas. Esto se debe en parte a la gran competencia que se genera: muchos solicitantes con puntuaciones elevadas para llenar un número limitado de plazas en los distintos grados universitarios.

La aprobación de la nueva Ley de Educación (LOMLOE) volverá a afectar la selectividad una vez más, lo que supondrá la segunda reforma hecha por el gobierno socialista. Su entrada en vigor estaba prevista para el próximo curso 2023/2024, pero debido al adelanto electoral del 23-J esta ley se ha visto paralizada.

Este nuevo modelo presentado añadiría 15 minutos al tiempo de realización de cada uno los cuestionarios, así como la reducción de los exámenes a la mitad. La nueva ley propuesta por el Ministerio de Educación pretende conseguir una selectividad menos memorística y más competencial.

La Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE) muestra su preocupación por esta paralización de la reforma: "exigimos a los responsables políticos que no eliminen esta propuesta de cambio de pruebas".

Además, junto con otras organizaciones, piden la desaparición de este examen al verlas "innecesarias" dado que “los alumnos ya se han examinado de esos mismos contenidos durante todo el curso y obtener una calificación real del conocimiento en cada materia”.

Por su parte, los estudiantes aprueban estos cambios en los modelos que facilitan su paso por la selectividad y reducen su carga de trabajo de cara a la prueba. Aunque la eliminación de la EBAU también sería acogida con gusto por los alumnos. El Sindicato de Estudiantes recoge entre sus objetivos precisamente la desaparición progresiva de la EBAU

Los centros educativos y docentes quedarán a la espera de ver cómo se aplica esta propuesta de reforma de la prueba de acceso a la universidad, que sería ya la tercera en cinco años. Mientras tanto, los alumnos vivirán con incertidumbre el comienzo del próximo curso al no saber a qué se enfrentarán cuando llegue el momento de plantearse su acceso a la vida universitaria.

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