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España

Crimen en Mercairuña: la huella de uno de los siete candidatos de Bildu tras su paso por ETA

La hija de José Alcocer, asesinado por dos pistoleros de la banda terrorista, recuerda en un libro cómo lloró en el hombro de la persona que facilitó la información para el crimen, allegado de la víctima

Portada de Diario de Navarra con el asesinato de Jesús Alcocer, en el que participó Juan Carlos Arriaga, incluido en las listas de Bildu del 28M

María José, una de las hijas de José Alcocer, se hizo cargo del negocio de frutas y verduras que su padre regentó hasta que fue asesinado por dos pistoleros de ETA en el centro hortofrutícola de Mercairuña. Durante seis meses estuvo llorando, día sí y día también, en el hombro de Juan Carlos, persona de máxima confianza de la familia y que trabajaba en el propio Mercairuña. “¿Quién ha podido matar a mi padre, con lo bueno que era?”, clamaba ella. Cuál sería su sorpresa cuando, medio año después del crimen, las fuerzas de lucha antiterrorista detuvieron a la hermana de Juan Carlos y éste se dio a la fuga a Francia, donde más tarde sería igualmente detenido. Condenado a 29 años de prisión, ahora es uno de los siete integrantes de las listas de EH Bildu con participación en asesinatos de ETA. Su nombre completo, Juan Carlos Arriaga Martínez, número tres en la lista a la alcaldía del municipio navarro de Berrioplano.

El libro Relato de Plomo: Historia del terrorismo en Navarra recoge el testimonio de María José Alcocer. El crimen contra su padre, además de la tragedia que encierra un asesinato, supuso un hito particular en la trayectoria de la banda terrorista. Porque además de matar a José Alcocer –la escena recogida por los fotógrafos muestra cómo los trabajadores siguieron repartiendo fruta a escasos centímetros del cadáver–, los dos pistoleros colocaron por primera vez una bomba en el coche con el que huyeron.

Dos policías, Tomás Palacín y Juan José Visiedo, perderían la vida tras explotar la carga. Una de las terroristas se disfrazó de monja para observar la escena y no llamar la atención mientras pulsaba el detonador. Los restos mortales se encontraron repartidos a más de cien metros a la redonda.

Crimen en Mercairuña

El triple asesinato tuvo lugar el 13 de abril de 1984. Jesús Alcocer se sabía en la diana de ETA: los terroristas ya habían puesto sendas bombas en uno de los negocios de frutas y verduras que regentaba en Pamplona y en su vehículo particular, aunque sin alcanzar su objetivo. Además, un comando dispuesto a asesinarle llegó a presentarse a las puertas de su casa con el ánimo de apretar el gatillo, pero la presencia de unos coches de la Policía les hizo desistir de su intento.

El día de su asesinato, Jesús Alcocer se despertó temprano, a las 6.30 de la mañana, y se dirigió a Mercairuña para abastecerse de género para sus negocios. Poco después de bajarse del coche, un Chrysler azul, se le acercaron dos personas por la espalda. Eran los terroristas Mercedes Galdós y Juan José Legorburu. Le descerrajaron dos disparos en la cabeza y se dieron a la fuga. El cadáver quedó tendido en el suelo sobre un charco de sangre.

Comoquiera que las autoridades judiciales tardaban en personarse en el lugar del crimen, los presentes cubrieron el cuerpo de Jesús con una pequeña manta de cuadros que dejaba al descubierto sus piernas. Los trabajadores del sector hortofrutícola reactivaron su actividad, esquivando con sus carretillas el cadáver. La escena, captada por los fotógrafos de Diario de Navarra, es historia del terrorismo en la Comunidad Foral: por la crueldad de la composición, pero también por la cadena de acontecimientos que se vivieron en esa negra jornada.

Un triple asesinato

A los terroristas no les bastó con matar a Jesús Alcocer. Tenían la intención de causar el mayor daño posible y aquel día habían dispuesto todo lo necesario para lograrlo. Tras disparar sus armas, saltaron la valla de Mercairuña y se montaron a bordo de un vehículo Renault 18 verde, donde les esperaba un compinche, dándose los tres a la fuga.

La Policía difundió por radio a todas las unidades las características del vehículo. Tres agentes lo localizaron estacionado en la vaguada de Ermitagaña, en Pamplona. Uno permaneció en el coche patrulla, informando a la centralita, y dos se acercaron al Renault 18. Una mujer vestida de monja observaba la escena desde una distancia prudencial. Era la misma Mercedes Galdós que había matado a Jesús Alcocer apenas hora y media antes.

Detonó el artefacto y la explosión se escuchó en toda la ciudad. Los cuerpos de Tomás Palacín y Juan José Visiedo –los dos agentes que se habían acercado al coche– quedaron prácticamente desintegrados: la Cruz Roja encontraría restos en ventanas, mobiliario urbano y hasta en el interior de una furgoneta de reparto que circulaba por las inmediaciones, cuyo conductor también resultó herido.

Juan Carlos Arriaga

Con el tiempo, las Fuerzas de Seguridad detendrían a los dos pistoleros. También a Juan Carlos Arriaga Martínez, quien facilitó toda la información para matar a Alcocer. “Esta persona trabajaba en Mercairuña –relataría décadas después María José Alcocer, en la entrevista recogida en el citado libro–. Mi padre iba a comprar allí y se trataban con muchísimo respeto. Arriaga incluso le hacía favores con algunos transportes y otros asuntos. En una ocasión, a este hombre se le acababa el contrato y le pidió a mi padre que hablara con el jefe del almacén para que no lo echaran. Mi padre lo hizo y no lo echaron. No nos enteramos de que Arriaga estaba relacionado con el asesinato hasta seis meses más tarde”.

María José, además, relata que “este chico” –en referencia a Juan Carlos Arriaga– visitó “todos los días” después del asesinato una de las tiendas de frutas y verduras de Jesús Alcocer, negocio del que ella tomó las riendas. Preguntaba “por mis hermanas, por mi madre, por cómo iban las investigaciones y cómo lo llevábamos en la familia”. Tras su huida a Francia y posterior detención por parte de las Fuerzas de Seguridad, en marzo de 1986 fue condenado a 29 años de prisión por su participación en el atentado.

Las listas de EH Bildu

Han pasado casi 40 años desde aquel triple asesinato y el nombre de Juan Carlos Arriaga es de nuevo protagonista. Él es uno de los 44 miembros en las listas de EH Bildu con condenas por su actividad al servicio de ETA, según las investigaciones reveladas por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite). Berrioplano es un municipio navarro de unos 7.000 habitantes muy próximo a Pamplona. En las últimas elecciones municipales, la candidatura presentada por Navarra Suma –coalición que integraba a Unión del Pueblo Navarro, Ciudadanos y Partido Popular– fue la más votada, seguida inmediatamente por EH Bildu, que obtuvo el mismo número de concejales (tres).

En caso de que EH Bildu consiga la misma representación en el Ayuntamiento el próximo 28 de marzo, Juan Carlos Arriaga sería uno de los elegidos para conformar la corporación municipal, ya que se presenta en el tercer puesto de la candidatura abertzale. La plataforma liderada por Arnaldo Otegi, no obstante, ha asegurado este mismo martes tras una airada polvareda política que los siete integrantes de sus listas condenados por participar en atentados no tomarán posesión de su cargo después de los próximos comicios. Entre ellos, Juan Carlos Arriaga, implicado en el asesinato de Jesús Alcocer en 1984. Los otros 37 condenados pero sin delitos de sangre sí recogerán las actas si son elegidos en las urnas.

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  • K
    kayser

    Y dice el psicópata que gobierna España que a quién le importa esto. Imposible ser más despreciable.