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Delgado vuelve al Congreso: la penúltima patrulla política del guardia civil de Podemos

Así es el diputado morado que vuelve al hemiciclo tras su polémico paso por la Dirección General de Tráfico en sustitución de Noelia Vera

Delgado vuelve al Congreso: la penúltima patrulla política del guardia civil de Podemos
El diputado de Podemos Juan Antonio Delgado, en el Congreso. EFE

Cuidado, señorías. Desde este miércoles, un guardia civil patrulla el hemiciclo del Congreso de los Diputados. Y tiene escaño por Cádiz. Juan Antonio Delgado (San Fernando, Cádiz, 1971) es el ‘nuevo’ miembro morado de la familia parlamentaria, en sustitución de la dimisionaria Noelia Vera. 

Este agente en excedencia con casi tres décadas de servicio en el cuerpo dice adiós a su polémico paso por la Dirección General de Tráfico (DGT), donde sus compañeros de la Asociación pro Guardia Civil denuncian que llegó tras un dedazo de Pablo Iglesias para trabajar como asesor sin la cualificación necesaria a las órdenes del director, Pere Navarro; su jefe durante poco más de un año.

"La crítica vino por parte de los de siempre, de los que me han criticado en la Guardia Civil: altos mandos, etc. Y no de todos. Yo recibí muchas felicitaciones de muchos compañeros porque soy el único guardia civil que ha entrado al Congreso de forma democrática, no tipo [Antonio] Tejero y que ha estado siempre reivindicando por ellos", explica a Vozpópuli.

Si algo se puede decir de Delgado es que ha hecho hueco al sentido del humor en su uniforme

El nombramiento generó revuelo y el propio Navarro, quien reconoció que tenía la instrucción de darle trabajo, tuvo que defender su incorporación: "Viene a trabajar", zanjó en la Cámara. Él también la defiende: "Yo allí aprendí mucho, que es lo que se hace cuando se va a un sitio nuevo. Y aporté mi granito de arena, que tras 29 años de servicio algo sabré". Delgado se incorporó a la DGT después de quedarse a las puertas de conseguir el escaño por Cádiz en las últimas elecciones generales.

Si algo se puede decir de este gaditano es que ha hecho hueco al sentido del humor en su uniforme, donde no cuelga ni una medalla pero sí 18 expedientes de sanción por sus coqueteos con el sindicalismo en un instituto en el que cualquier alarde de asociación obrera está prohibido. 

"Para mí es más bien el reconocimiento a mi trabajo. El problema de un sindicalista es cuando no tiene expedientes o no le han perseguido. Cuando van a por ti dentro de la Guardia Civil, a base de expedientes, es porque lo que estás haciendo bien", cuenta.

Quizá por ese arrojo, algunos diputados se alegran de tenerle de nuevo por la Carrera de San Jerónimo, donde su primera reunión de trabajo ha sido con miembros de los Mossos D'Esquadra.

- "Después te veo, tron", le dice al socialista Odón Elorza mientras atiende a este diario.

Delgado entró en política de la mano del exlíder morado, quien le invitó a su programa de entrevistas Fort Apache antes incluso de que naciera Podemos. Él ha sido su gran valedor en la organización: "Yo no sabía ni que existía. Me dijeron: 'lo lleva un tal Pablo Iglesias, el chaval ese de la melenita’. Y hablamos del escándalo de los teléfonos pinchados. Él entendió que podía aportar algo. Y fue cuando le conocí", detalla. 

Ahora, Delgado llega al Congreso, donde ya fue diputado entre 2016 y 2019, sin el referente Iglesias. Y donde tendrá un salario base de 3.050,62 euros mensuales, según los datos disponibles a través del Portal de Transparencia del Congreso de los Diputados.

Pero lo cierto es que ha encontrado la Cámara cambiada: "Veo que se están perdiendo las formas. Ni siquiera se ha tenido la mínima cortesía parlamentaria. Porque en la etapa anterior pues bueno, había rifirrafes que forman parte de la vida parlamentaria, pero dentro siempre de un respeto. Incluso con los del PP. Pero hoy he escuchado insultos y alguna palabra gruesa", lamenta en referencia a los gritos de "delincuente" que ha escuchado este jueves su compañero de escaño Alberto Rodríguez, condenado por el Supremo por agredir a un agente de Policía.

Un origen humilde

El nuevo diputado morado creció en La Ardila, un barrio pobre de gente trabajadora y humilde. Es el menor de siete hermanos (una de ellas falleció de pequeña), hijos de un albañil y un ama de casa. "Entré en política porque me engañaron", bromea cuando se le pregunta. Pero pronto cuenta que siempre ha tenido muy dentro "el espíritu reivindicativo".

No obstante, Delgado, padre de un chaval de 21 años, fue portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, entre 2008 y 2015, donde tuvo diferentes cargos desde que entró, en 1996. Quienes han trabajado con él en política, en su tierra, apuntan a este diario que "hay poco que reprocharle". "Siempre ha sido un currante", reconoce una excompañera de otro partido, ahora peleado con Podemos.

Su origen le marcó y explica parte de quién es. "Viviendo en un barrio humilde sabes lo que cuestan las cosas. Y los problemas que hay en las casas: que no se llega a fin de mes… Que tienes que pasar los libros a tus hermanos, la ropa para aprovechar…". Quizá por eso, Delgado reconoce la empatía como su mayor cualidad.

- "Y el resto, lo de guapo y tal que lo digan los demás", cuenta entre risas.

Cuando lo dejé, volveré al coche patrulla

¿Y qué va a hacer ahora en el Congreso? "La Guardia Civil sigue esperando una modernización. Hay que acabar con el Código Penal militar, tienen que tener derechos sindicales, remuneraciones justas, un turno de trabajo, hay muchas cosas que hay que hacer", cuenta. 

Aunque él mismo es consciente de sus limitaciones. "La verdad es que soy de los que puedo hacer poco más de lo que puedo hacer, quiero decir que como soy guardia civil, al final casi no puedo decir qué comisión me toca, sino que me mandan para Interior y para Defensa. Entonces, estaré en Seguridad Nacional también seguramente… en estrategia de la Defensa… todo eso. Hace 29 años que entré en el cuerpo y lo conozco bien", zanja. 

El guardia civil de Podemos acaba de empezar su penúltima patrulla en la política. Penúltima porque nunca hay que decir nunca jamás. Por si acaso, él mismo despejó en una entrevista en El País cualquier duda: "Cuando lo deje, volveré al coche patrulla".

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