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España

Felipe VI intercede entre el Gobierno y el PSOE para resolver sus diferencias sobre la reforma constitucional

Mariano Rajoy demostró este lunes que su negativa a una reforma de la Constitución no es tan rotunda como pudiera pensarse. De hecho, es una posibilidad que hace tiempo ronda por su cabeza. Antes de que los periodistas le preguntaran por esta reforma como el camino idóneo para superar el desafío independentista, el presidente había avanzado su posición en su declaración institucional: “Ciertamente, la Constitución es reformable, pero la consulta pretendida no encaja, en modo alguno, en los procedimientos que la propia Constitución establece para su reforma. Las leyes se pueden cambiar, pero siempre por los cauces democráticos establecidos…”.

Rajoy pasó a Pedro Sánchez su declaración institucional sobre Cataluña antes de darla a conocer a los medios

Rajoy ha informado a Felipe VI de sus planes y también a Pedro Sánchez. La relación de los dos sobre el particular es tan estrecha que el secretario general del PSOE conoció ayer la declaración del presidente del Gobierno antes de que éste compareciera en La Moncloa a mediodía. Este detalle le sirvió para elaborar también la suya, la que trasladó a los informadores en la sede central de su partido media hora después de la intervención de Rajoy. En ella, Sánchez utilizó algunas frases casi calcadas de las del presidente y avaló el fondo de su discurso. “En democracia, las leyes se cambian conforme al procedimiento previsto en la ley y solo con la ley. Y cuando la ley se vulnera, la única respuesta legítima es aplicar las soluciones que ofrece el Estado de Derecho. Nuestra propuesta”, concluyó Sánchez, “es reformar la Constitución con una perspectiva federal…”.

El Rey actúa más como árbitro que como "confesor"

El líder socialista también ha detallado al Rey en al menos dos ocasiones su visión sobre el problema catalán y por dónde ve las soluciones. Su análisis, el mismo que defendió sin éxito Alfredo Pérez Rubalcaba durante casi tres años, encuentra con el de Rajoy un denominador común: el cambio de la Constitución puede acabar siendo el remedio al reto soberanista. Felipe VI también lo cree así, aunque a Pedro Sánchez le ha dicho que comprende perfectamente la resistencia del presidente del Gobierno a dar ahora el paso y a Rajoy le ha comentado que la insistencia del PSOE en dar esta salida al problema tiene toda la lógica. Fuentes de los dos grandes partidos interpretan el papel del Rey no tanto como el de un “confesor”, sino como el de un árbitro que valora el sentido de Estado con el que sus dos interlocutores afrontan el órdago secesionista de Artur Mas.

La discrepancia fundamental estriba en los tiempos. Según las fuentes consultadas, Mariano Rajoy le ha dicho a Felipe VI que sería una irresponsabilidad abrir el melón constitucional cuando el pulso de la Generalitat ha llegado tan lejos. Muy pocos en el PP lo entenderían y, además, tendría un alto coste electoral para el partido tanto en las locales y autonómicas de mayo como en las legislativas. El Rey comprende al presidente. Además, Rajoy añade otro ingrediente indigesto que desaconseja este guiso: el abanico parlamentario es tan variado que sería francamente difícil en estos momentos llegar a un acuerdo tan sólido como el que se fraguó para la Constitución de 1978.

En la reforma no cabe todo lo que quiere el PSOE

La resistencia de Rajoy se alimenta también de las dificultades que encuentra Pedro Sánchez para trazar un perímetro claro a la reforma constitucional. Si bien en La Moncloa consta que el líder del PSOE le ha ofrecido al presidente garantías de que, una vez iniciado el proceso de cambio, éste no se desbordará, el equipo de Rajoy no las tiene todas consigo. De hecho, al nuevo encaje que los socialistas proponen dar en la Constitución a Cataluña fortaleciendo la vía federalista, quieren sumar también derechos relacionados con la educación, la sanidad y la interrupción del embarazo. En el Gobierno se teme, incluso, que el nuevo PSOE llegue a cuestionar el principio de estabilidad presupuestaria que José Luis Rodríguez Zapatero introdujo con calzador en la Carta Magna en agosto de 2011.

En la óptica del PSOE toma valor el negro horizonte de la próxima legislatura. Gane quien gane, tendrá que torear con un Parlamento más fragmentado que el actual en el que cualquier propuesta de este calado encontraría todavía mayores dificultades para prosperar. De ahí la urgencia con la que Rubalcaba planteó la reforma constitucional y la insistencia con la que Sánchez la sigue defendiendo. Este último sabe, además, que esta es la solución que defienden buena parte de los empresarios y financieros con intereses en Cataluña.

Los socialistas quieren acelerar la reforma constitucional porque creen que será más difícil encararla en la próxima legislatura

En todo caso, refieren fuentes de los dos grandes partidos, lo importante es que ambos han decidido dar una respuesta pactada e institucional a la provocación de Mas, respetando también la “templanza” que les ha recomendado Felipe VI ante un otoño que se presume muy caliente, pues puede cruzarse un punto de no retorno en el conflicto si la Generalitat hace oídos sordos al Tribunal Constitucional y fuerza al Estado a activar otras herramientas distintas a las ya conocidas para garantizar el cumplimiento de la ley.

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