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España

Los barones exigen a Sánchez un relato coherente para recuperar la autoestima del PSOE

Pedro Sánchez durante el comité federal del pasado diciembre.

En el Partido Socialista no han olvidado las numerosas sentencias de Pedro Sánchez en campaña advirtiendo de que nunca pactaría con el populismo y, menos aún, la formación de Gobierno. Tampoco las declaraciones en las que vinculó a Ciudadanos con la derecha y la marca blanca del PP o en las que adosó una hipotética pérdida de las elecciones a un fracaso suyo personal. Sin embargo, la noche del 20-D calificó de histórico el resultado obtenido por el PSOE, pese a ser el peor desde 1977, después mostró entusiasmado su compromiso con un pacto a la portuguesa y, finalmente, busca en Albert Rivera su tabla de salvación. Esta esquizofrenia política, sumada a la insoportable levedad de Sánchez, ha llevado a los socialistas a perder su autoestima y a los barones con responsabilidades territoriales a reclamarle que recupere más pronto que tarde un relato coherente. La dificultad para componerlo antes del comité federal del sábado es, según fuentes de su entorno, lo que le ha llevado seriamente a plantear su retraso.

La levedad de Sánchez ha llevado a los socialistas a perder la autoestima

La fractura del PSOE es tan evidente que en el partido se mezcla todo. Hay quien considera urgente una refundación que evite su lenta agonía, aun sabiendo las dificultades que entraña abrir este proceso cuando todavía se desconoce el color político del futuro Gobierno y si harán falta para saberlo nuevas elecciones. En lo que muchos coinciden es en comparar a Sánchez con el exjugador del Rayo Onésimo Sánchez, puro regate, aficionado a tanto movimiento de pelota que, al final, perdía de vista la portería. Era hasta ahora una comparación que Felipe González solía hacer con ironía cuando se refería a la afición por la intriga de Alfredo Pérez Rubalcaba, cuya inteligencia y experiencia, todos en el Partido Socialista están de acuerdo, distan mucho de la de su sucesor en la secretaría general.

Ahora queda poco tiempo para que Sánchez vuelva a someter a examen su liderazgo ante los barones del PSOE y éste sigue sin saber en qué zona del campo se encuentra ni qué nuevo ofrecerles después de tanto regate. Su equipo hace cuentas: la mayoría de los presidentes autonómicos ya se opone claramente a cerrar un pacto de Gobierno con Podemos, pues cada vez están más convencidos de que su objetivo es reducir a los socialistas a cenizas.

La aparente inocencia y naturalidad con la que Pablo Iglesias se ha reservado la vicepresidencia en un hipotético Gobierno pilotado por Sánchez ha sido interpretada unánimemente en el Partido Socialista como la prueba evidente de que Podemos no juega a favor del acuerdo. En primer lugar, porque esta condición “supone poner el carro delante de los bueyes”, aseguran en Ferraz. Y, en segundo lugar, porque se ha entendido como una vejación el hecho de que este anuncio se le haya hecho antes al Rey que al propio interesado. “Parece que volvemos a estar en campaña electoral”, aseguran fuentes de Ferraz.

Susana Díaz sobre Sánchez: "A cada paso que da el zorro, más cerca está de la peletería"

La pesadilla que el líder socialista vivió durante las Navidades cuando los barones de mayor peso en el partido le plantaron cara y cuestionaron su liderazgo, puede volver a repetirse en breve porque su pacto a la portuguesa parece descarrilado y el PSOE se ve salpicado de noticias como la que ha protagonizado Iglesias al exigir la vicepresidencia del Gobierno, la del PNV cuando exige un estatus especial para el País Vasco que reconozca el derecho de autodeterminación o la del bloque soberanista catalán cuando coloca la celebración del referéndum vinculante en el frontispicio de su agenda separatista.

Antes de que Iglesias desvelara en público sus ambiciones de poder, los cálculos que manejaba el equipo de Sánchez eran que la alternativa de formar un Gobierno de izquierdas con el auxilio de Podemos era avalada por las federaciones de Madrid, Cataluña, País Vasco, Navarra, Galicia y Cantabria y Baleares. Solo esta federación tiene responsabilidades de Gobierno. Las principales reticencias a un acuerdo de esta naturaleza procedían de los presidentes de Asturias, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón y la Comunidad Valenciana, capitaneados por Susana Díaz, quien hace pocos días comentaba a uno de sus más allegados refiriéndose a Sánchez: “A cada paso que da el zorro, más cerca está de la peletería”. En estos momentos, la posibilidad de pactar algo con Pablo Iglesias es rechazada por la práctica totalidad del partido, el objetivo que quizás perseguía el líder de Podemos.

Si se mantuviera la cita del comité federal para el sábado, decisión que se despejará en breve, a Sánchez le quedarían unos pocos días para volver a presentar sus cartas de navegación en lo que sin duda sería un nuevo examen en toda regla a su liderazgo. Si el máximo órgano del partido entre congresos le diera el visto bueno a los contactos con Ciudadanos y a ser el primero en probar la investidura, sobreviviría siempre que consiga llegar a La Moncloa, aunque sea para una legislatura corta. En cambio, si la mayoría de los 200 dirigentes convocados a la reunión le desautorizaran precipitando, además, la celebración del congreso, entonces Sánchez tendría los días contados, admiten fuentes socialistas.

Los barones esperan que se pronuncie Felipe González

A la espera de que se pronuncie Felipe González, la presidenta andaluza guarda de momento silencio, sabiendo que a finales de diciembre pasado el propio comité federal le marcó a Sánchez las líneas que nunca debía cruzar. La principal era la de servirse para llegar a La Moncloa de las fuerzas que amparan el derecho de autodeterminación y cuestionan la unidad de España. Podemos no ha renunciado todavía de forma expresa a la exigencia de que en Cataluña se celebre un referéndum y su filial de En Comù Podem ha dejado claro, incluso a Felipe VI, que a su juicio España es un Estado plurinacional y que los catalanes deben decidir libremente su futuro. Pablo Iglesias ha llegado a pedir hasta un Ministerio para la ocasión.

Sánchez ve ahora en Albert Rivera su tabla de salvación ante la embestida de los barones

En el supuesto improbable de que Podemos diera un giro de 180 grados y renunciara al referéndum para allanar un pacto de Gobierno con los socialistas, no cabría esperar el mismo gesto de Esquerra, de Convergencia o del PNV, formaciones que también necesitaría Pedro Sánchez de forma obligada, a no ser que contara con el concurso de Ciudadanos para alcanzar La Moncloa, que es la tarea en la que está Pedro Sánchez ahora para demostrar que el PSOE no ha abandonado la centralidad política. Recuperar la brújula, resumen en su equipo, no va a resultarle fácil.

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