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Economía

Avanza la precariedad: sólo ocho de cada 100 contratos son fijos y a jornada completa

Las mejores cifras oficiales de empleo en 25 años, según la versión oficial, ocultan que la mitad de las contrataciones indefinidas son a tiempo parcial

Vista de una Oficina de Empleo de la Comunidad de Madrid. EP

Aunque hay indicios serios de que el empleo empieza a ralentizarse, la estadística de la contratación indefinida avanza gracias a la supresión y limitación de algunas figuras contractuales hasta ahora temporales de la recién estrenada reforma laboral. En realidad, en las cifras oficiales hay mucha letra pequeña y no es oro todo lo que reluce. Así, las mejores cifras oficiales de empleo indefinido desde hace 25 años de febrero ocultan que la mitad de las contrataciones fijas es a tiempo parcial. Y, lo que es peor, sólo el 7,9% de la totalidad de la contratación en España son contratos indefinidos iniciales a jornada completa.

Aunque en febrero de 2022 se han hecho casi un 10% menos de contratos totales (indefinidos y temporales) que en el mismo mes de 2020 justo antes de comenzar la pandemia, la contratación indefinida ha dado un salto como consecuencia sobre todo de la desaparición del contrato temporal por obra y servicio (generalizado en algunos sectores como la construcción) y de la limitación del relativo a circunstancias de la producción. Este incremento tiene muchos matices.

En todo caso, febrero es un mes propicio para el empleo y se han realizado 316.841 contratos indefinidos. Se trata de la cifra más elevada desde 1997 en términos absolutos. Pero, se debe al traspaso de la precariedad del empleo temporal al indefinido ya de lo que de verdad ha aumentado son los contratos fijos a tiempo parcial (muchos trabajadores aceptan un puesto por horas porque no encuentran otra cosa) mientras que desciende el empleo con jornadas de ocho horas diaria en términos relativos. De esta forma, los contratos fijos parciales, de los que se olvidaron los agentes sociales y el Gobierno en la nueva reforma, se están convirtiendo en la contratación más extendida y en la estrella del ‘nuevo empleo’.

Así, de cada cien contratos indefinidos realizados en este mes, el 45,1% son a tiempo parcial (142.881) y el 54,9% a jornada completa (173.960). En el mes anterior, es decir, en el primer mes oficial de la entrada en vigor de la nueva reforma, ese porcentaje era del 40% en los contratos fijos parciales frente al 60% de los indefinidos a jornada completa.

Traslado de la precariedad

Por tanto, la precariedad de los empleos temporales se está trasladando ahora a los trabajos fijos ya que, además, muchos de estos contratos proceden de conversiones de temporales en indefinidos al concluir los límites de acumulación en su duración. Es decir, si muchos trabajadores tenían antes una jornada completa eventual, ahora la tienen indefinida pero sólo es por unas horas, lo que redundará en las cotizaciones y en el sueldo. En diciembre, un mes antes de la reforma, el 64% de los contratos fijos tenían jornada completa y el 36% parcial. En sólo dos meses el porcentaje de empleo fijo parcial ha subido en casi diez puntos, los mismos que ha descendido la contratación con jornada completa.

Esos 316.841 contratos indefinidos totales realizados en febrero (la mayoría son baratos porque más de un tercio se ha hecho a menores de 30 años) representan el 21,9% del total de la contratación frente al 15% del mes anterior y el 11%, por ejemplo, de diciembre antes de la reforma. Pero, sólo 214.447 son iniciales. Por tanto, sólo el 14,8% del conjunto de los contratos es realmente empleo inicial que se ha contratado directamente y que no procede de conversiones de temporales. De estas conversiones precisamente proceden otros 102.394 contratos, que representan siete puntos del total de la contratación hasta alcanzar ese 21,9% global.

En todo caso, las cifras ofrecen más lecturas para entender el peculiar momento que vive el mercado laboral de los indefinidos. Así, si profundizamos en los datos del ministerio de Trabajo sale que, de esos 214.447 contratos indefinidos iniciales, sólo 114.268 (36% del conjunto de la contratación de fijos) son a jornada completa. Lo que quiere decir que poco más de un tercio de las nuevas contrataciones, que no proceden de las conversiones de temporales, tienen una jornada de ocho horas diarias. Por tanto, sólo el 7,9% del total de la contratación en España tiene en realidad la etiqueta de ‘pata negra’ en cuanto a estabilidad laboral, jornada de ocho horas y creación de empleo nuevo.

La estadística de la contratación indefinida avanza gracias a la supresión y limitación de algunas figuras contractuales hasta ahora temporales de la recién estrenada reforma laboral

Y hay más datos que confirman el ‘boom’ estadístico del contrato indefinido a tiempo parcial, que ya va venía destacando en los últimos años, pero que ahora se ha desbordado con el canje obligado de contratos temporales por indefinidos sin que aparentemente mejoren las condiciones laborales o salariales. Es evidente que, acuciados por la nueva reforma laboral, muchas empresas están optando por esta figura ante las dudas existentes sobre la situación económica actual y probablemente la venidera. Hasta Pedro Sánchez va a aprovechar la invasión de Rusia a Ucrania para modificar a la baja los objetivos fijados de un cuadro macroeconómico (y presupuestario), empleo incluido, que antes de la guerra ya merecía un repaso a la baja.

El ‘subidón’ del empleo fijo por horas es espectacular. Mientras el empleo indefinido a tiempo completo ha crecido un 19,4% respecto al mes anterior, el parcial (incluyendo a los fijos discontinuos tal como hace el SEPE) ha subido más del 60%. Y, en tasa anual, el incremento de los contratos fijos a jornada completa es del 102% mientras que el de las contrataciones indefinidas parciales supera el 258%.

Hace un mes, la subida de los contratos fijos a jornada completa era del 32% respecto a diciembre mientras que el alza a tiempo parcial era del 46%. Es decir, entre enero y febrero se ha vuelto a disparar el empleo fijo por horas (en casi 14 puntos más) mientras que se ha suavizado la subida de los contratos indefinidos a jornada completa (en casi 14 puntos menos). Todo esto confirma que la nueva reforma laboral es un mero tinte cosmético a la estadística laboral.

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