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ECONOMÍA

El miedo lleva a los españoles al récord de ahorro en un mes de julio en once años

La precaución ante cómo puede evolucionar la economía o si puede haber subidas de impuestos o de precios lleva a las familias a primar el ahorro sobre el consumo este verano

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Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, y Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno Eduardo Parra, Europa Press

La incertidumbre económica ha cambiado los hábitos de las familias españolas este verano, ya que aunque tradicionalmente en los meses estivales los españoles gastaban más de lo habitual en vacaciones, en esta ocasión han acumulado el mayor ahorro en un mes de julio desde el año 2010.

En ese verano de hace once años, en plena crisis económica, los españoles también optaron por la prudencia e incrementaron sus posiciones de ahorro, al igual que ha ocurrido esta vez, en que el miedo a cómo evolucione el empleo, a que haya subidas de impuestos o a que se disparen los precios ha fomentado el mismo comportamiento.

Sólo en el mes de julio, las familias han preservado 1.191 millones de euros en sus cuentas, con lo que a cierre de mes atesoran 942.850 millones de euros -la cifra más alta de la serie histórica- a resguardo en depósitos bancarios, según los datos divulgados este jueves por el Banco de España.

El nivel de ahorro es muy superior al que se registró en el verano de 2020, el primero impactado por la pandemia, a pesar de que las restricciones a la movilidad que había entonces eran más restrictivas que las actuales y suponían una mayor traba al consumo, de ahí que los expertos apunten a la precaución o al miedo a la evolución económica para explicar este aumento del capital en depósitos.

"Los datos contrastan con la tendencia habitual en un mes de julio de descenso del volumen de depósitos de las familias asociado a gastos en ocio vacacional y al cumplimiento con obligaciones tributarias (primer plazo de la declaración de la renta y liquidación de los autónomos del segundo trimestre) y mantienen la tendencia alcista de los últimos meses”, señala a este medio Mercedes Pizarro, directora de economía del Círculo de Empresarios, quien achaca este comportamiento a la prudencia.

Cree que “el creciente criterio de prudencia adoptado por las familias españolas ante la incertidumbre sobre la recuperación económica y su previsión de futuras subidas de impuestos justifican el alza de sus depósitos y el ahorro por precaución”, a lo que se suma que “las decisiones de gasto vacacional este año han contado con menos planificación de la habitual a la espera de qué iban a permitir o no las restricciones”.

Aumento generalizado del ahorro en otros países

El aumento del ahorro, no obstante, no se ha producido únicamente en nuestro país. Fuentes de BBVA Research apuntan a Vozpópuli que “es algo generalizado y no exclusivo de España. Aunque hay heterogeneidad en los puntos de partida y en la intensidad del aumento a lo largo de la crisis”.

Los analistas de esta entidad consideran que en parte se debe a “motivos precautorios dada la incertidumbre en cuanto a la duración y profundidad de la crisis, evolución de las rentas, del desempleo, y de la actividad”.

Otros factores son “motivos forzosos dadas las restricciones a la movilidad que impidieron el consumo en varios momentos; que a pesar de las menores restricciones hay una demanda inferior para algunos servicios como puedan ser viajes internacionales, ocio en interiores, etc., y que la política fiscal y monetaria ha propiciado abundante liquidez en la economía”.

Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), considera que los tipos de interés tan reducidos también invitan a las familias a tener más liquidez, ya que “el coste de oportunidad de tener el dinero parado en depósitos es muy reducido”. En su opinión, este fenómeno es transitorio y “a medida que la recuperación económica se consolide el nivel de ahorro irá moderándose en favor del consumo”.

Si eso ocurre, las familias utilizarán ese ahorro acumulado para satisfacer su demanda embalsada -la voluntad de compra que ha sido aplazada hasta tener más seguridad económica-, lo que se traduciría en un aumento del consumo y, por ende, un incremento del PIB.

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