El Gobierno celebraba en marzo de 2022, cuando se inició la invasión rusa de Ucrania, la escasa dependencia de los hidrocarburos que salían del país de Vladimir Putin frente a otros socios como Alemania o Italia. Pero, mientras el conjunto de la Unión Europea reducido desde entonces sus compras, España ha disparado las importaciones del único hidrocarburo que, todavía, no cuenta con una prohibición por parte de Bruselas: el gas natural.
“Las sanciones económico-sectoriales adoptadas hasta el momento por la UE contra Rusia en el marco de la Política Exterior y de Seguridad Común no prohíben importar gas natural ruso a los Estados miembros”, defiende el Gobierno por escrito a una pregunta parlamentaria solicitada por los diputados populares Carlos Floriano, Esteban González Pons y Belén Hoyo. “En consecuencia, las operaciones de Gas Natural Licuado (GNL) procedente de Rusia son legales y compatibles con las sanciones de la UE”, añade su respuesta.
La pregunta de los diputados populares se produce con una nueva evidencia de que España ha aumentado su dato de importaciones de Rusia. El Informe Anual de Seguridad Nacional 2023, publicado a mediados de marzo, mostraba un aumento del 13,7% en 2022 al 18,3% en el último año completo de la dependencia de España de las importaciones del país que lidera Vladimir Putin.
Un dato que sorprende aún más con los datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES). El dato de febrero de 2022, antes de la invasión, muestra que las importaciones del gas ruso representaban un 8,7% de las compras totales. Una importancia en esta balanza similar a Qatar (6%), inferior que Nigeria (12%), menor que Estados Unidos (19%) y con Argelia aportando un 40% de estas compras. El peso del gas ruso fue escalando hasta cerrar 2022 en el 12,6%. Un año después, sólo Estados Unidos (20,9%) y Argelia (29,3%) pesan más en las importaciones españolas de este hidrocarburo.
“Se recuerda por otra parte que conforme a lo dispuesto en la Ley 34/1998, de 7 de octubre, del sector de hidrocarburos, la importación y comercialización de gas natural son actividades que se realizan bajo el principio de libre iniciativa empresarial”, explica el Gobierno en su respuesta parlamentaria.
El gas natural licuado es el único gran recurso energético de origen ruso que se libra de las sanciones de la Unión Europea. El carbón de Rusia está prohibido desde el 10 de agosto de 2022, el petróleo desde el 5 de diciembre de ese año, el diésel de origen ruso se embargó desde febrero de este año y el gas natural por gasoducto fue el propio Gobierno de Putin quien bloqueó su venta pidiendo a sus clientes que pagaran en rublos.
El Gobierno pide contundencia a Bruselas
Desde el Ejecutivo que lidera Pedro Sánchez informa que, incluso sin que actualmente existan medidas específicas a nivel europeo, el porcentaje de gas procedente de Rusia con respecto al total importado por la Unión Europea disminuyó desde un 27,9% en 2022 hasta un 18,3% en 2023.
“Es política del Gobierno cumplir rigurosamente las sanciones de la UE contra Rusia, como parte de una respuesta firme de la comunidad internacional a la guerra de invasión rusa contra Ucrania”, responden los diputados. “En ese sentido, España está abierta a que la UE siga utilizando el instrumento de las sanciones en función de la evolución del conflicto, incluyendo nuevas medidas restrictivas en el sector energético, siempre previo análisis del impacto que tendrían y con las debidas medidas de preparación de los Estados miembros”, informan.
Una iniciativa que va en línea con las últimas declaraciones que realizó la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, a principios de marzo en la reunión de ministros de Energía en Bruselas. Ribera reclamaba una posición común para “reducir o prohibir” las importaciones de gas de Rusia “cuanto antes”.
La Comisión no consigue parar ese gas
La Comisión Europea puso en marcha en 2023 una plataforma conjunta de compras de gas para conectar a vendedores y compradores sin la participación de Putin. Pero no funcionó. A principios de este año, como informaba este medio, reunió a empresas como Naturgy, Enagás, TotalEnergies, Shell, Eni o Exxon para buscar una mejor solución.
La llegada de gas ruso a las regasificadoras españolas se debe, en primer lugar, a los contratos a largo plazo que tienen empresas como Naturgy desde hace una década. Este acuerdo era el principal argumento que sostenía ese 8,7% antes de la guerra. La gasista española ha defendido que, desde entonces, no ha comprado ni un solo megavatio más del que tenía cerrado en su contrato.
La escalada ha llegado por otra situación del mercado. Los grandes intermediarios del gas en Europa han encontrado una oportunidad de negocio en España para sus barcos de origen ruso, que no encuentran salida en otros puertos como Reino Unido y Holanda por las respectivas prohibiciones.
Tras su llegada a España, este gas sale vía gasoducto a Francia, se utiliza para cargar a otros metaneros que ya sí pueden venderse a los mercados con vetos o se utilizan para el propio consumo español. Una tendencia que, sin restricciones, seguirá aumentando preocupantemente el dato de estas compras en España.
