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Empresas

LA PREHISTORIA DE LAS EMPRESAS

Bayer, la empresa que nació para tintar ropa y triunfó con la aspirina

La multinacional alemana, actualmente propiedad de Monsanto, arrancó como fabricante de colorantes para el sector textil

Planta de Bayer en La Felguera (Asturias). EP

Aunque asociamos Bayer con la aspirina, su historia es mucho más compleja. A pesar de mantener el nombre, es muy diferente la Bayer original, relacionada con el mundo textil, con la que se trocó en farmacéutica tras la aparición de la aspirina; la que se expandió como un holding químico con actividades muy variadas (y polémicas si incluimos el nazismo); y la que tiene actualmente tras la adquisición de Monsanto, y del mismo modo como empresa sufrió modificaciones estatuarias relevantes en paralelo a la participación germana en dos guerras mundiales.

Friedrich Bayer nace en 1825 en una Alemania que aún no era un país, en la ciudad hoy llamada Wuppertal, que entonces era un centro de industria textil. Hijo de un comerciante de sedas, a los 14 años entró como aprendiz en una empresa de productos químicos para teñir ropas. Aprendió tanto de colorantes naturales que con 23 años ya funda una empresa de venta de tinte que se expande por Europa e incluso llega a Estados Unidos.

Los descubrimientos de la química inorgánica en el campo de la fabricación de colorantes y el potencial de mercado asociado a estos avances impulsaron a Friedrich Bayer a ampliar su catálogo. No se conocen las circunstancias concretas, pero acaba forjando una estrecha amistad con Johann Friedrich Weskott, nacido en 1821 y que aprendió el oficio de tintorero de su padre, con el que trabajaba desde los 16 años, y que heredó el negocio familiar. Juntos experimentan con tintes artificiales que garantizan más pureza y brillo y se deciden a crear una pequeña planta de producción. 

La semilla de lo que más tarde sería Bayer AG se plantó el 7 de agosto de 1863 con la inscripción "Friedr. Bayer et comp" en el registro mercantil, un floreciente negocio de colorantes sintéticos. El crecimiento de la empresa fue rápido. En 1867 poseía, además de la fábrica, tres almacenes en Alemania y uno en Suiza. Nueve años después, inició un centro de producción en Moscú, el primero fuera de Alemania. En la gestión dual de la compañía, Weskott asumía las responsabilidades técnicas y Bayer los aspectos comerciales.

Tras el desarrollo de colorantes a base de anilina, fucsina y alizarina, los fundadores de la empresa lograron ampliar considerablemente la capacidad de producción a pesar de la situación económica tensa de aquellos años. Friedrich Weskott murió a la edad de 55 años en 1876 y Friedrich Bayer en 1880 a la edad de 54, dejando atrás un floreciente negocio familiar cuyo rumbo ninguno imaginó y que dirigió el hijo de este del mismo nombre: Friedrich Bayer (1851-1920).

División farmaceútica

Químico de formación, F.B. hijo ya era el jefe del departamento químico en vida de su padre, y fue el protagonista del cambio de rumbo de una empresa de tintes a algo más similar a lo que entendemos hoy como Bayer AG. Lo primero fue, en 1881, ampliar capital social para aumentar las inversiones. Fruto de ello fue la creación en 1888 de su departamento farmacéutico. Años después, en 1897, Félix Hoffmann, químico y farmacéutico de la compañía, sintetiza el ácido acetilsalicílico (una modificación del ácido salicílico, antiguo remedio extraído de la corteza del sauce) en forma pura y estable.

Dos años después, Bayer registra el nombre de Aspirina en la Oficina Imperial de Patentes de Berlín. Se convierte no sólo en el producto estrella de la empresa, también en el símbolo del poder industrial alemán y el medicamento más popular del mundo. Por cierto, en fecha tan temprana como 1899 Bayer abre en España una sucursal para comercializar sus colorantes llamada “Federico Bayer y Cía.”, si bien insiste en su españolidad con socios nacionales, es por ello que la famosa cruz de Bayer no llegó a nuestro país hasta 1952, y eso que se presentó por vez primera en 1904 y en 1933 fue instalada en Leverkusen (actual sede de la empresa) formando el letrero luminoso más grande el mundo en ese momento.

Lo curioso de Bayer, como les ha ocurrido a varias compañías alemanas (aquí contamos por ejemplo de Deutsche Bank), es que vuelve a nacer, como si fuera nueva, tras la II Guerra Mundial. Ya tras la primera sufre un fuerte revés al perder Aspirina como marca registrada en los países vencedores (Estados Unidos, Reino Unido y Francia) por la confiscación que hicieron de sus activos. Esto lleva a que en 1925 Bayer se integre dentro del conglomerado IG Farben. Pero al formar parte de la industria bélica alemana, este fue disuelto por los aliados.

Expansión de Bayer

Tras la dura postguerra, en 1951 la Farbenfabriken Bayer AG se funda de nuevo y comenzó a expandirse y a crecer en el exterior como si fuera una nueva empresa que, con el tiempo, se convierte en multinacional. Ya no queda apenas nada de la antigua empresa de colorantes, aunque sigue la cruz con la palabra horizontal Bayer cruzada con la vertical compartiendo la Y; eso sí, como buen símbolo de la Alemania postnazi, desmantelaron el letrero gigante de Leverkusen tras la guerra aunque en 1958 volvieron a instalar otro a pocos metros de distancia.

Centrada sobre todo en productos farmacéuticos (la píldora anticonceptiva, producida en 1961 por vez primera por Schering AG, luego adquirida por Bayer, es la más vendida del mundo), su fuerte expansión, tanto en tamaño como en diferentes actividades, le lleva a adquirir en 2016 (el proceso de compra se dilata dos años) la empresa estadounidense de herbicidas y semillas genéticamente modificadas, Monsanto.

Desde entonces la empresa tiene muchos problemas heredados de litigios de dicha empresa, que ha provocado un fuerte desplome bursátil (cotiza casi un 80% por debajo de los máximos de 2015). Hace unas semanas decidió reducir el dividendo un 95% (está escrito que no puede anularlo) para intentar destinar más ingresos operativos a reducir deuda. 

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