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Economía

BBVA afronta 300 millones más en provisiones en Turquía por la inestabilidad

Francisco González, presidente de BBVA, a la derecha, junto a su socio en Turquía: Ferit Sahenk (Dogus)

Nuevas señales de alarma en Turquía. El continuo desplome de la lira ha desatado en los últimos días los rumores a un posible rescate por parte del FMI, que ayer desmintió el organismo internacional. La situación de la divisa refleja la desconfianza de los mercados internacionales hacia las políticas del reelegido Recep Tayyip Erdoğan.

Esta situación pone en el foco a BBVA, la empresa española con más negocio en Turquía, que ya reconoció hace algunas semanas un impacto en las cuentas de Garanti por la inestabilidad en este país.

Su consejero delegado, Carlos Torres, y su director financiero, Jaime Sáenz de Tejada, anunciaron a finales de julio que el coste de riesgo (nivel de provisiones respecto a la cartera de crédito) en Turquía va a acabar en 150 puntos a final de año, frente a los 85 puntos de 2017. Según cálculos realizados por este medio, esto implicará dotaciones por importe de entre 720 y 750 millones este año, frente a los 450 millones del pasado ejercicio.

Foco de dudas

Este aumento de las provisiones ya se ha materializado en parte en el primer semestre: con dotaciones por valor de 315 millones, un 32% más, y el coste de riesgo escalando hasta 123 puntos básicos.

Los responsables de BBVA explicaron que detrás de este deterioro están las grandes empresas turcas. Torres reconoció que una de las que les ha impactado -"de forma no significativa"- es la de su socio en el capital de Garanti, Dogus, que está llevando a cabo una reestructuración de su deuda valorada en casi 6.000 millones de dólares.

Junto a la crisis de las grandes empresas, las nuevas provisiones de Garanti se deben a la nueva normativa internacional de provisiones, IFRS 9. Esta regulación entró en vigor el 1 de enero y es procíclica: las entidades tiene que adelantar pérdidas cuando la economía empieza a empeorar.

BBVA está reduciendo exposición a empresas turcas endeudadas en moneda extranjera, las que más sufren por el desplome de la lira

Desde que BBVA entró en Turquía en 2010 ha defendido esta apuesta a pesar de la inestabilidad geopolítica tras crisis provocadas por atentados, enfrentamientos internos, golpes de Estado, la tensión con Siria y los choques con la Administración de Trump. La entidad siempre ha sostenido que el negocio bancario va viento en popa al margen de los problemas geopolíticos.

Pero a eso hay que añadirle que los mercados han comenzado a desconfiar de la estabilidad presupuestaria de Turquía, sobre todo tras la reelección de Erdoğan. En la 'City' londinense ya se acusa al presidente turco de autoritario, sobre todo tras el nombramiento de su yerno como ministro de Finanzas.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Esta desconfianza internacional se refleja en el desplome de la lira turca, que se deprecia un 23% en lo que va de año. Algo que pone contra las cuerdas a grandes empresas del país que tienen deudas en dólares. Sólo en los próximos doce meses, las compañías turcas van a tener que devolver 70.000 millones de dólares, según un informe de HSBC recogido por Financial Times.

BBVA reconoce un impacto por todo ello, aunque controlado: "Después del crecimiento del 7% en 2017, la principal preocupación es la inflación. El país necesita una política fiscal más restrictiva que le devuelva todo el potencial de crecimiento", señaló Torres en julio.

Junto al freno a los créditos en dólares o euros, BBVA está cubriendo el capital de su filial turca -un 10% de movimiento de la lira solo impacta en 2 puntos básicos de su ratio de solvencia- y comprando bonos ligados a la inflación. Con eso considera cubierto el riesgo.

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