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Los empresarios creen que en los próximos años se perderán miles de empleos tras la llegada masiva de gasolineras 'low cost'

Imagen de una gasolinera.

Los gasolineras españolas entrarán en los próximos meses en un proceso de reconversión con despidos debido al aumento de las llamadas low cost que se han venido extendiendo en los últimos años por la geografía nacional, según el presidente de los empresarios madrileños de gasolineras, Carlos López Lostau.

En la actualidad hay en España unas 12.000 gasolineras de las que unas dos mil ya son de bajo coste, o lo que es lo mismo, sin personal de servicio. El cliente paga con su tarjeta o dinero en una máquina y se sirve él mismo el combustible.

Se calcula que en las gasolineras tradicionales trabajan unas 40.000 personas y que muchas de estas se van a transformar en bajo coste lo que supondrá despidos de cientos de personas, según afirma el presidente de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de la Comunidad de Madrid (Aeescam).

Los costes laborales suponen el 60% de los gastos de explotación de una gasolinera y estos nuevos establecimientos, al no tener empleados, ofrecen precios muy competitivos a los ciudadanos

Los empresarios denuncian que muchos incumplen la normativa de consumo, pues no pueden entregar las hojas de reclamaciones a los usuarios si quieren hacer una protesta. También consideran que carecen las medidas de seguridad y mientras en sus establecimientos no se permite hablar por móvil en las de bajo coste se puede echar gasolina mientras el conductor se fuma un cigarro.

Los empresarios de Madrid creen que en los próximos años van a desaparecer cientos de establecimientos independientes tras los tres golpes que los gobiernos han lanzado al sector con las “redes paralelas”.

Una década de batallas judiciales

El Gobierno permitió en el año 2006 a los hipermercados abrir gasolineras en sus aparcamientos para bajar el precio de los combustibles. Los empresarios denuncian que no cumplían las normas, pero pese a la sentencia favorable de Bruselas continúan abiertas.

También creen que una segunda red paralela se ha venido creando con las cooperativas, muchas de las cuales venden a todo el mundo, no sólo a los socios. Consideran que estos establecimientos han supuesto la desaparición de las gasolineras rurales.

Los empresarios llaman a las low cost, “desatendidas” y exigen que cumplan las mismas normas que el resto del sector. “Sólo queremos que la competencia se haga en las mismas condiciones sin privilegios para nadie”, añadió López Lostau. Se quejan de que apenas hay sanciones a estos establecimientos por el único objeto de bajar los precios.

López Lostau cree que en los próximos años va a aumentar la apertura de nuevas gasolineras y pone como ejemplo la empresa americana Costo, que ya ha aterrizado en España. Mientras en Inglaterra y Francia se han cerrado cientos de estaciones de servicio, en España se han abierto mil doscientas en el último ejercicio, mientras que las ventas han bajado el 30% en los últimos tres años.

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