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Economía

Fomento y Aragón inyectan 13 millones para salvar una chapuza inmobiliaria en torno al AVE

Interior de la estación de Delicias (Zaragoza)

El sueño de construir un nuevo barrio en Zaragoza, en torno a la estación del AVE de Delicias, se ha convertido en una auténtica pesadilla para las administraciones públicas, todas ellas partícipes de una aventura que ha evitado in extremis la quiebra. Quince años después de poner en marcha el proyecto, la sociedad Zaragoza Alta Velocidad 2002 (ZAV) no ha logrado colocar las parcelas en las que se iban a levantar las nuevas urbanizaciones, mientras que los terrenos se iban depreciando y la deuda incrementándose. La solución de urgencia ha sido un reequilibrio patrimonial que costará, por el momento, 13 millones de euros.

Porque para cerrar de forma provisional la vía de agua, ZAV ha llevado a cabo lo que se conoce en términos financieros como una ‘operación acordeón’. Es decir, los accionistas (50% Ministerio de Fomento, 25% Ayuntamiento de Zaragoza, 25% Gobierno de Aragón) han acordado reducir a cero el capital social de la compañía (que ascendía a algo más de 30 millones de euros) y simultáneamente lo han ampliado en 13 millones, con aportaciones de todos ellos en la proporción que les corresponde por su peso en el accionariado.

De esta forma han evitado que ZAV entre en causa de disolución debido a su desequilibrio patrimonial y han asegurado su continuidad como complemento al acuerdo de refinanciación alcanzado con los bancos acreedores después del verano. En virtud de este pacto, la compañía dispondrá hasta 2025 para liquidar la deuda que acumula, que se aproxima a los 400 millones de euros.

Antes del acuerdo de refinanciación, la fecha prevista para amortizar la deuda vencía en 2019, lo que abocaba a las Administraciones a desembolsar fuertes sumas de dinero en los próximos ejercicios. Una situación límite dado que ZAV perdió casi 270 millones de euros sólo en 2015.

Subastas desiertas

La clave para explicar esta situación está en los intentos en vano de colocar en el mercado mediante subasta una serie de parcelas urbanizables en torno a la estación de Delicias. Los procesos se han repetido en los últimos  diez años y el resultado ha sido siempre el mismo: desierto. Ningún inversor se ha interesado por unos terrenos que han sido víctimas, además, de la crisis, que ha llevado a su más absoluta depreciación.

De hecho, el precio de salida de las últimas subastas, llevadas a cabo en 2015 y 2016, valoraba el metro cuadrado en unos 880 euros, cifra sensiblemente inferior a la media en la ciudad de Zaragoza. Pero ni aún así ha sido ZAV capaz de vender las parcelas. En la última de las subastas se amplió incluso el plazo para pagarlas a siete años. El estímulo no fue suficiente.

Los terrenos de los que dispone ZAV tienen capacidad para albergar unas 3.400 viviendas. Las parcelas que ha tratado en vano a vender en los últimos diez años tendrían capacidad para unos 400 pisos. Se trata de terrenos afectados, es decir, con todas las canalizaciones preparadas para construir las viviendas desde el primer momento. Eso sí, los terrenos están situados a las afueras de la capital zaragozana y necesitarían de un desarrollo complementario en forma de servicios e infraestructuras que hace que una promoción en la zona vea reducido su atractivo.

La intención de las Administraciones fue aprovechar la llegada del AVE a Zaragoza para “hacer ciudad” y facilitar así que la alta velocidad fuera vertebradora, en vez de provocar una fractura en la capital. Pero 15 años después, el intento está resultando especialmente caro.

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