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Córdoba: qué ver y hacer un fin de semana en la ciudad de las tres culturas

Más allá de su Mezquita-Catedral, Córdoba ofrece numerosos planes para disfrutar de una escapada

Jean Baptiste © Unsplash

Considerada una de las ciudades más bonitas de toda España, Córdoba es una joya histórica, gastronómica y cultural de la península. Conocida como la ciudad de las tres culturas, igual que la ciudad de Toledo, por aquí han dejado su legado cristianos, árabes y judíos. Fue fundada por los romanos en el siglo II a.C. pero su momento álgido lo vivió durante la dominación musulmana de la Península Ibérica, cuando se alzó como capital del Emirato de Córdoba, unas huellas que pueden descubrirse a cada paso a lo largo y ancho de su casco histórico a través de sus calles estrechas o su Mezquita-Catedral.

Por toda esa historia y por su legado, Córdoba es una de las ciudades de España con más elementos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: Su Centro Histórico, la Ciudad Califal de Medina Azahara, la Fiesta de los Patios Cordobesas y la Mezquita Catedral. Sin embargo, además de estos puntos de obligatoria visita, Córdoba tiene mucho más que ofrecer a todos los turistas que pasen por esta preciosa ciudad.

El tesoro de Córdoba

La Mezquita-Catedral de Córdoba es una de las primeras paradas que se deben realizar al llegar a la ciudad. Construida por los árabes en el año 785 sobre la Basílica Visigoda de San Vicente, tras la Reconquista pasó a ser una Catedral católica. Si su parte exterior ya llama la atención de cualquier visitante, su interior es toda una sorpresa.

Tras pasar sus puertas, el viajero se encuentra con el Patio de los Naranjos, de uso público y enclave social los fines de semana mientras en su interior impacta no solo por sus 1300 columnas y 360 arcos de piedra blanca y roja, si no por cada uno de los detalles de sus suelos, techos e imágenes. Una de las mejores formas de descubrir está mágica combinación de historia y cultura es con su visita nocturna, El Alma de Córdoba, donde explican a través de un vídeo la historia de la evolución de este templo, así como todas sus ampliaciones y su conversión a Catedral.

Gabriel Trujillo © Unsplash

La fortaleza de la ciudad

Otro de los monumentos que no hay que dejar de visitar en la ciudad de Córdoba es el Alcázar de los Reyes Cristianos, una fortaleza en la que los Reyes Católicos pasaron varios años mientras dirigían la campaña contra el Reino de Granada. El recorrido, a lo largo de su edificio y de sus preciosos jardines, se puede hacer guiado permitiendo a los visitantes conocer la historia desde dentro. Además, este lugar tiene como peculiaridad que fue al que acudió Cristóbal Colón para pedirles a los reyes ayuda para emprender el viaje que le llevó a descubrir América.

Saad Chaudhry © Unsplash

Arte en vena

Compartiendo edificio con el Museo de Bellas Artes se encuentra el Museo Julio Romero de Torres, creado en 1931, un año después del fallecimiento del pintor cordobés. Su personalísimo estilo, reconocible en cualquier lugar del mundo, ha dado lugar a obras llenas de misterio, sugerencia y sensualidad que se convierten en una oda su ciudad natal. Allí se pueden disfrutar de algunas de sus obras más conocidas como La Chiquita Piconera, Naranjas y Limones, Cante Hondo o Poema a Córdoba.

Flamenco para todos los públicos

Frente a este bello edificio se encuentra, en la Posada del Potro, una casa típica andaluza del siglo XV con su clásico patio que fue destinada a posada y a patio de vecinos. Desde 2013 acoge el Centro Flamenco Fosforito, un pequeño y didáctico espacio destinado a la interpretación, producción, investigación y difusión del flamenco.

Luis Cardoso © Unsplash

Más para ver en Córdoba

Una ruta por los patios de Córdoba (especialmente en primavera) es indispensable si se visita la ciudad, lo mismo que recorrer el Puente Romano y ver un atardecer sobre su río. La casa-museo Palacio de Viana es perfecta para conocer cómo vivían los nobles de la Edad Media en sus palacios alrededor de la ciudad y Medina Azahara para descubrir de cerca el mayor yacimiento arqueológico del país, a 7 kilómetros de Córdoba. Por supuesto, cualquier viaje a la ciudad debe terminarse con un vino Montilla-Moriles en mano maridando cualquiera de sus platos tradicionales: salmorejo, rabo de toro, berenjenas fritas o flamenquines.

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