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Real Madrid 4-1 Barcelona

Vinícius se viste de Cristiano Ronaldo para hacer al Real Madrid supercampeón de España

El FC Barcelona salió dormido en los primeros minutos, situación que aprovechó el Real Madrid para marcar el ritmo del partido gracias a un Vinícius pletórico

El Real Madrid es supercampeón de España. El conjunto de Carlo Ancelotti se tomó la revancha de la temporada pasada, en la que fueron los azulgrana quienes se llevaron el trofeo ante los blancos, con un partido muy completo que tuvo con gran protagonista a un Vinícius en modo Cristiano Ronaldo. El brasileño anotó un hat trick en 37 minutos e incluso celebró dos de los tantos como el astro portugués.

El Real Madrid empezó el partido imponiendo un alto ritmo de juego frente a un Barcelona absolutamente dormido. Situación que aprovecharon los blancos por partida doble para herir de muerte a los culés. En el minuto 7, Bellingham aprovehó un error de Koundé y demostró que tiene ojos en la nunca lanzando un gran pase en profundidad para Vinicius, cuya velocidad es inapelable. El delantero regateó a Iñaki Peña y empujó el balón a placer. Se disfrazó del 'Cristiano 'CR7' más goleador también en la celebración, haciendo su popular celebración.

Cerca estuvo Rodrygo de hacer el segundo en la jugada siguiente, con otro error grave en la salida de balón del cuadro culé. Peña se encargó de detener el disparo del brasileño. Las malas sensaciones que ofreció el Barça durante los primeros minutos tuvieron un nuevo castigo: otro balón en profundidad, en esta ocasión a Rodrygo, terminó con un gran centro raso para Vinícius, que no perdonó. En tan solo diez minutos de partido, el Madrid tenía ya una mano recogiendo el trofeo.

Los blancos decidieron bajar el ritmo y los culés comenzaron a despertar del letargo con posesiones largas y acercamientos al area madridista. El cuadro de Ancelotti fue capaz de evitar el peligro azulgrana gracias a un buen repliegue defensivo. El Madrid, cómodo, comenzó a dejar pasar los minutos. Pero el Barcelona no estaba dispuesto a perder sin plantar cara. Un centro lateral sin demasiado peligro fue despejado por Mendy al peor sitio posible: la frontal del área. Ahí esperó el balón Robert Lewandowski, que golpeó a la red el balón sin dejar que tocase el césped. Disparo inapelable, digno de un superclase mundial.

El Barça cogió oxígeno, pero este le duró apenas seis minutos. Si Lewandowski acercó distancias en el minuto 31, el Madrid recuperó la renta de dos goles en el 37. Vinícius, esta vez desde los once metros, se encargó de hacer el tercero, lo que le sirvió para llevarse el balón del partido para el salón de su casa. Iñaki Peña adivinó el lanzamiento, pero no alcanzó a pararlo.

Vinícius y Araujo discuten sobre la acción del penalti

Al filo del descanso, Pedri estuvo cerca de hacer el segundo para su equipo. Un nuevo rechace acabó en los pies del canario, que se sacó un potente disparo que salió rozando el palo.

La segunda parte no arrancó mejor para los azulgrana. Vinícius, Rodrygo y Bellingham comenzaron la segunda parte imponiendo un miedo constante sobre la zaga culé. Los mismos tres estaban en todas las jugadas de peligro. El '7' madridista volvió a exhibir velocidad y verticalidad tras el descanso, complicando a los culés echarse hacia delante sin miedo. Xavi intentó agitar la coctelera introduciendo calidad y frescura. De una tacada, triple cambio: Joao Félix, Lamine y Fermín.

Las ansias barcelonistas por encontrar un revulsivo fueron aplacadas sin piedad por el Madrid. En el minuto 64, Vinícius volvió a ser protagonista, esta vez como casi asistente. Un centro hacia Bellingham rechazado por la defensa culé acabo en los pies de Rodrygo en el punto de penalti. El brasileño no falló: disparo raso para sentenciar de forma definitiva la final y plasmar en el marcador la gran superioridad de los madridistas sobre el verde del Al Awal Park.

Rodrygo celebra junto a Bellingham el cuarto tanto del Real Madrid

Los últimos veinte minutos estuvieron marcados por un Real Madrid dominante y un Barcelona tenso. La frustración culé se tradujo en una patada a destiempo de Araujo que le costó la expulsión tras ver la segunda amarilla. Ahí los de Ancelotti decidieron matar el partido, con largas posesiones y algún conato de acercarse a la portería de Peña. La más clara la tuvo Brahim, que salió con hambre de gol. Fue el único momento subrayable de unos minutos de la basura que no fueron más que un tiempo de espera para ver a la plantilla blanca levantar la Supercopa de España al cielo de Riyad.

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