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Un Barcelona mayúsculo 'baila' (1-3) al Real Madrid y levanta la Supercopa de España

El conjunto blaugrana cuajó un partido sensacional de principio a fin guiado por un Gavi extraordinario. Los culés suman su 14º trofeo, adelantando en dos a los blancos en el palmarés

Sergio Busquets levanta el trofeo de la Supercopa de España. EFE

Los decibelios que rompen el silencio perpetuo de la ciudad de Riad (Arabia Saudí) poco o nada tienen que ver con el fútbol. En sus calles no hay niños pelándose las rodillas ni manchándose los niquis a consecuencia de un balón. Allí, en la urbe de los negocios, no viven la vida. Solo se sientan a contemplar un presente impertérrito y un futuro desnudo. Sin embargo, cuando la Federación vendió la Supercopa de España al mejor postor, le entregó al pueblo saudí un regalo inusitado: el mejor fútbol del planeta.

A la gran cita dominical llegaron Real Madrid y Barcelona, dos colosos en horas bajas pero con contextos muy diferenciados. Los blancos, vigentes campeones de Europa, llevan sufriendo el jet lag del Mundial de Qatar y han perdido el ritmo. Los culés, inmersos en un proceso de renacimiento personal y económico, han vuelto a la élite del fútbol patrio. Se pusieron los guantes, aparcaron los complejos y sonó la campana. Allí, inmersos en la soledad del corredor de fondo, venció el Barça. Y lo hizo dominando, fiel a su estilo, gracias a la guía de un Gavi que ha perdido el miedo a soñar.

Inicio frenético del Barça

Ninguno de los técnicos sorprendió excesivamente en el inicio. Ancelotti puso su once de gala, con Valverde arriba acompañando a Benzema y Vinicius, además de incluir en el lateral derecho a un Carvajal que lleva tiempo generando muchas dudas. Xavi, por su parte, dio la oportunidad de su vida a Balde en la banda izquierda, situó a Araujo en la derecha para frenar a Vinicius y reforzó la medular con el doble pivote formado por De Jong y Busquets. Esto situó a Gavi más arriba en detrimento de Raphinha.

Salió el Barça al césped del King Fahd con las ideas muy claras. Sometiendo en los primeros veinticinco minutos de partido al Real Madrid con una verticalidad apabullante. En medio de esta tormenta llegó la primera ocasión clara del encuentro, una que firmó Lewandowski con un tiro seco y muy duro desde la frontal que rozó magistralmente Courtois lo justo para que el palo la escupiera. Claro que el Madrid, camaleónico como ningún otro equipo, se adaptó a las exigencias del rival y supo esperar sin prisas. En esta calma tensa llegó alguna intentona de Benzema que murió por falta de madurez.

Gavi y Lewandowski golpean

Se llevaba Rüdiger un golpe fortuito con Courtois en un balón aéreo que le obligaba a salir unos segundos del terreno de juego. Cuando entró, lo hizo un poco despistado, lo que aprovechó el Barça para asestar el primer golpe de la noche. Tras una recuperación fulgurante, Lewandowski filtró un balón maravilloso a Gavi para que este definiese con un precioso disparo cruzado ante la salida del guardameta belga.

El gol, lejos de servir de acicate a los blancos, solo tuvo un refuerzo positivo en el Barcelona, que continuó atacando gracias al dominio de un Pedri omnipotente. Basculaba el Madrid en el último tercio del campo, pero sin profundidad, más entregado al poderío de un Camavinga extraordinario que al fútbol control de Kroos y Modric. En medio de esta búsqueda de la identidad, el Barcelona puso otro clavo en el ataúd madridista.

Tras una transición vertiginosa iniciada por De Jong, el cual puso un balón en profundidad a Gavi a campo abierto que atacó sin piedad la banda derecha, dejando un balón en boca de gol para que Lewandowski pusiera tierra de por medio justo antes del descanso. Cuando de Burgos Bengoetxea señaló el camino de vestuarios, las caras de unos y otros definían sin hablar los ánimos.

El Madrid busca reaccionar

Dio entrada Ancelotti a Rodrygo por Camavinga para agitar la coctelera ofensiva del Madrid, buscando esa chispa que agitase la revolución merengue. De poco sirvió, ya que fue el Barça el que recogió su propio guante de los primeros 45 minutos. En el cincuenta tuvo Dembélé el tercero tras una galopada tremebunda de Balde, pero ahí estaba Courtois para firmar su enésimo notable del curso futbolístico 2022/2023.

No conseguía tapar el técnico transalpino la vía de agua que tenía la zaga madridista con Rüdiger y que le costaba muchos suspiros. De repente, el partido se volvió un correcalles, y en ese caos pudo correr el Madrid y cogerle el tono físico al encuentro. Los pupilos de Xavi empezaron a quitarse el balón de encima, renunciando a la finura que había reinado en libreto azulgrana hasta el momento.

Sentencia culé

Dejó Modric su sitio a Ceballos, que salió con la instrucción de combinar en tres cuartos de cancha y crear superioridad por dentro en el Real Madrid. La mejoría del conjunto de Chamartín era muy palpable, pero las pérdidas iban a ser la perdición blanca. Corría el minuto 69 cuando el Barça volvió a forzar un error del Madrid que los barcelonistas no desaprovecharon para sentenciar la final con otra jugada maravillosa de Gavi que regaló el tercero a un Pedri que solo tuvo que empujar la pelota.

El último cuarto de hora de encuentro fue un ejercicio de inteligencia táctica del Barça, que dejó correr el reloj sin asumir riesgos ante un Madrid que ya había entregado la cuchara. Solo Benzema en el 90+2' rompió el festejo del Barcelona. Así llegamos al pitido final, uno que proclamaba campeón de la Supercopa de España, la 14º de su historia, a un Barça que ve la luz tras miles de horas de oscuridad.

Renace el equipo azulgrana, una institución que bien merece volver al Olimpo futbolístico. Primer título como entrenador para un Xavi que tiene mucho margen de mejora. Inyección de moral (y económica) para el club barcelonista. La primera piedra de un largo pero ilusionante camino. Colofón a un fin de semana eterno en Riad.

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