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CLÁSICOS DEL FÚTBOL

La mano de Henry que eliminó a Irlanda en la repesca del Mundial

La mano de Henry fue clamorosa, pero el árbitro no la vio.

Pocas veces se ha visto un robo semejante en la historia reciente del fútbol. Ocurrió en noviembre de 2009, en la repesca para el Mundial de Sudáfrica de 2010, ese que como ustedes saben ganó España. Compitió en aquel torneo Francia pero sin merecerlo, porque, volviendo a lo que nos ocupa, en las eliminatorias previas los galos atracaron a mano armada -y nunca mejor dicho- a la selección de Irlanda, eliminada injustamente por un error arbitral incomprensible y que, justo es decirlo, hoy sería imposible gracias al VAR, que con sus errores supone una mejora ciclópea para este deporte.

Lo cierto es que en estos días de sonadas repescas (tremenda y también histórica eliminación de Italia) consuela pensar que aquella mano de Thierry Henry no sería válida hoy en día gracias a que las cámaras formen parte del arbitraje. Porque fue demasiado escandalosa como para ser cierto. No es que golpease en su mano una vez, es que primero golpeó y después el delantero francés se acomodó el balón con un descaro insultante para después asistir a Gallas, que bajo palos marcó y privó a los irlandeses de seguir compitiendo para estar en el Mundial.

En el partido de ida, disputado en Dublín, los galos se habían impuesto por 0-1 y, por ello, se las prometían felices para el partido de vuelta, disputado en el estadio Saint Dennis de París. Sin embargo, nada salió como estaba previsto por los galos. En el minuto 33 Robbie Keane hizo enmudecer al coliseo parisino con un gol que empataba la eliminatoria. Hubo alternativas pero nadie decantó el encuentro en el tiempo reglamentario. Tocaba una prórroga de infarto.

Fue una típica jugada que debería haber acabado con las risas del delantero, la bronca del árbitro y una tarjeta amarilla. Pero nada de eso sucedió

Los miedos parecían llevar el desenlace a la tanta de penaltis hasta que en el minuto 103 llegó el escándalo. Los bleus sacaron una falta lateral. El balón llegó al segundo palo y tropezó con la mano de Henry que por inercia aprovechó para acomodárselo y centrar a Gallas. Doble mano del jugador galo. Una típica jugada que debería haber acabado con las risas del delantero, la bronca del árbitro y una tarjeta amarilla. Pero nada de eso sucedió.

Ni el árbitro del encuentro, Martin Hansson, ni sus asistentes vieron lo evidente. Los miembros de la selección irlandesa no se lo podían creer y querían agarrar por las solapas al trencilla. El técnico irlandés, el mítico Giovanni Trapattoni, se volvía loco en la banda, acaso porque en su dilatada carrera no había visto algo igual. Todos ellos estaban lógicamente encolerizados, como en una situación marciana que no puedes comprender, pero de nada sirvieron sus airadísimas protestas. Gol para Francia. "La mano de Dios", según la prensa francesa. "Robo en plena luz del día" y "Atraco a mano armada", según la irlandesa.

Y si escandaloso fue lo que ocurrió en el estadio parisino, peor aún fue lo que vino después. Porque no puede olvidarse que la FIFA del ínclito Joseph Blatter pagó a la federación irlandesa cinco millones de euros para que no denunciase lo sucedido en los tribunales. Luego Henry sufrió lo indecible, porque recibió numerosas amenazas de muerte y porque aquella trampa siempre le persiguió.

Lo paradójico es que la clasificación de los franceses les sirvió para poco, porque protagonizaron un Mundial de Sudáfrica desastroso, incluido un amago de rebelión de los jugadores por el enfrentamiento entre Nicolas Anelka y el seleccionador, Raymond Domenech. Pero esa es otra historia.

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