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FÚTBOL NO ES FÚTBOL

¿Veremos a dos ex espías del CNI con un equipo en la 'Champions'?

Suena rocambolesco, pero es posible. Porque en la actual edición de la máxima competición continental jugó el Sheriff, que por cierto ganó en el Bernabéu. Dos ex del KGV crearon el grupo que controla el club

Los jugadores del Sheriff celebran un gol en el Bernabéu. EFE

A estas alturas es obvio que la vida pública ha enloquecido en España. Sólo eso explica cómo de repente, con la inflación disparada, la guerra en Ucrania y la consiguiente megacrisis en marcha, de repente todo vira para que el personal hable de los casos de presunto espionaje mediante el sistema Pegasus.

Lo que parecía un gran escándalo de espionaje ilegal a políticos independentistas, cosa claramente rebatible en cuanto se lee la información originaria del asunto, como demostró aquí el patrón de este barco, y suponía un grave problema para las relaciones entre el Gobierno y sus socios se acababa convirtiendo este lunes en un caso de presunto ataque a la soberanía nacional mediante el acceso a los teléfonos del propio presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles.

El giro, además, se conocía porque así lo revelaba el propio Gobierno, en una comparecencia que en realidad tal vez sea una cortina de humo para eximir al CNI, mejorar la relación con los socios y, de paso, eclipsar la foto de Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo en la madrileña celebración del 2 de mayo. Ni Henry James, con sus vueltas de tuerca, se hubiera imaginado escenario tan surrealista.

¿Por qué diantres hablamos de todo esto en un espacio que pretendidamente versa sobre fútbol y negocios? Porque la moda de los espías y la realidad de la guerra nos permiten pasar de un surrealismo, el político, a otro, el futbolístico, que entronca con lo económico. ¿Se imaginan ustedes que en el futuro veamos a un club fundado por dos ex espías del CNI disputando la Champions League? Suena rocambolesco, pero es posible. Porque en la actual edición de la máxima competición continental jugó el Sheriff Tiraspol, que por cierto ganó en el Santiago Bernabéu.

La historia del Sheriff compendia de alguna manera esta actualidad valleinclanesca que padecemos. Dos ex espías del KGV -ex espías, sí, como un tal Putin- que responden a los nombres de Viktor Gushan e Ilya Kazmaly crearon el grupo empresarial que controla este club

La historia del Sheriff compendia de alguna manera esta actualidad valleinclanesca que padecemos. Dos ex espías del KGV -ex espías, sí, como un tal Putin- que responden a los nombres de Viktor Gushan e Ilya Kazmaly crearon el grupo empresarial que controla este club que, en el colmo del delirio, dice representar a Transnistria, ese supuesto estado prorruso, pero que juega y arrasa en la liga de Moldavia.

Dos comunistas de tomo y lomo montan una empresa dedicada a la seguridad. De ahí, como leíamos este fin de semana en un fantástico articulo de 20 minutos, surge un conglomerado empresarial -tan capitalista, claro- que acaba controlando medio Transnistria mientras sus propietarios se hacen multimillonarios, oligarcas los llaman ahora. En los últimos días hablamos mucho de esta curiosa región merced a la guerra pero no tanto por aquella extraña aparición del Sheriff en nuestras vidas. Ni de cómo es posible que en la Champions, donde tan estupendos se ponen con el fair play y otras zarandajas, haya participado esta suerte de club estado pero sin estado.

Hay que frotarse los ojos para creerlo. Da la sensación de que todo en esta actualidad tan fugaz son máscaras y mentiras. Una farsa onírica en la que nos sumergen los que mandan mientras nosotros, como buenos bovinos que somos, embestimos y asumimos los capotes falsarios

Gasolineras, supermercados, constructoras y la seguridad primigenia componen, entre otras muchas cosas, el variopinto tinglado que montaron los ex espías rusos en suelo moldavo. Hay que frotarse los ojos para creerlo. Da la sensación de que todo en esta actualidad tan fugaz son máscaras y mentiras. Una farsa onírica en la que nos sumergen los que mandan mientras nosotros, como buenos bovinos que somos, embestimos y asumimos los capotes falsarios.

Con estas cosas y con las otras que nos circundan dan ganas de ponerse a cantar, con Lorca, aquello de que "el cielo va sobre el tiempo, / flotando como un velero / nadie puede abrir semillas / en el corazón del tiempo". Podría parecer, llegados a este punto de delirante no retorno, que los jugadores y aficionados del Sheriff serían algo así como fantasmas, pero haberlos haylos, como los espías. Así lo demostraron con su inopinada victoria en el Bernabéu, mismo escenario donde cayeron eliminados el PSG, el Chelsea y quizás esta semana el Manchester City. Todo está conectado. La dictadura del negocio no podrá, como tampoco la guerra, con la pasión. Con esa que nos hace sentir el fútbol.

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