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El Buscón

Los moteros indignados con Gallardón por dejar las cuchillas de la M-30 que han cortado otro brazo

Foto de la moto del hombre que perdió un brazo hace unos días

Los moteros madrileños están indignados con el ahora ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón. Cuando era alcalde de Madrid se gastó un dineral en la reforma de la M-30, pero no quitó los guardarraíles que han vuelto a cortar el brazo a un hombre de 39 años.

Esta semana un motorista que circulaba por la M-30 perdió el control de su vehículo en la altura de Méndez Álvaro y su cuerpo chocó contra el quitamiedos. Las bases de estas vallas son hierros que actúan como cuchillas contra los que sufren un accidente. De hecho, este hombre sufrió la amputación del brazo izquierdo a la altura de la axila y de varios dedos de la mano derecha.

La obra de Gallardón, que costó 7.000 millones de euros, casi el doble del presupuesto del Canal de Panamá, se olvidó de los miles de motoristas que pasan cada día por esa vía de circunvalación. Se colocaron los mismos guardarraíles cuando en el mercado hay, por un poco más de dinero, sistemas que no cortan brazos y piernas.

El ingeniero Manuel Melis, que tanto alardeó de que esta vía era más segura tras la reforma, se olvidó también de los motoristas. El caso es más grave pues es sabido que el hoy ministro de Justicia es un motero conocido y sabía de las movilizaciones que han protagonizado los colectivos en contra de estos ‘sistemas de protección’ asesinos. También era motero su responsable de Circulación, Pedro Calvo, que no recordó a los responsables de la obra la necesidad de evitar estas vallas cortantes.

Automovilistas Europeos Asociados y Mutua Motera fueron dos de las organizaciones que participaron en las movilizaciones que se produjeron mientras se reformaba la M-30 para exigir vallas especiales en todas las carreteras y circunvalaciones.

Mario Arnaldo, de AEA, le ha dicho a este buscón que es necesaria una auditoria sobre esa carretera y eliminar estos sistemas que no solo no ayudan a los que circulan, sino que agravan sus lesiones. “El coste es mínimo. Se ha gastado en lo más espectacular, pero no en evitar que los motoristas pierdan manos, piernas e incluso la vida”, añadió.

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