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El Buscón

De cómo Soraya y Cospedal le endosaron el marrón del debate femenino a Andrea Levy

Andrea Levy.

La primera en decir que "no" fue Soraya Sáenz de Santamaría. Nadie se atrevió a proponerle en serio que asumiera la representación de su partido en el debate televisivo ideado por Antena 3 bajo el título "Las mujeres, primero", que tendrá lugar el próximo jueves. "Es una chorrada machista y una humillación. ¿Qué es eso de las mujeres, primero, como en el Titánic, o como en los carteles de los estadios de fútbol en el franquismo", argumentaba una voz femenina del partido, indignada con la propuesta. Había que ir, le explican a este Buscón por los subsótanos de Génova. No se le podía rechazar la petición a Antena 3, no se podía decir que no a Javier Bardají, quien controla todos los resortes informativos del grupo Atresmedia. La vicepresidenta sustituyó a Rajoy en el debate a cuatro de diciembre. Pero sus rivales eran todos los candidatos a presidente. No es ahora el caso. 

Alguien pensó, naturalmente, en Dolores Cospedal, secretaria general del PP, amén de número uno por Toledo. "Habría sido la mejor opción", comenta un espía genovés muy experimentado en estas lides, pero nadie se atrevió siquiera a sugerírselo. Cospedal, si hubiera querido, lo hubiera dicho ella misma. Pero ni se lleva bien con Antena 3, ni con sus responsables de los informativos, ni está para montajes televisivos. Bastante tiene con recuperar los diputados que perdió en los comicios del 20D en Castilla-La Mancha. El comité de campaña pensó entonces en Ana Pastor, la ministra de Fomento, que le cae bien a todo el mundo. "Le falta punch ideológico", se dijo. Y quedó fuera. Se habló incluso de Isabel García Tejerina, titular de Agricultura en funciones, pero es muy poco conocida, aunque "tiene una sonrisa ideal y unos hombros seductores", comentaron a este Buscón. También parece que se habló de Fátima Báñez, por aquello de que el empleo marcha bien, con buenas y frescas noticias. Pero se desechó porque es "sosa e inconsistente", se dijo.

Finalmente, se miró a Andrea Levy, 31 años, miembro de los jóvenes cachorros de la cúpula de Génova. Se sabe el programa al dedillo porque lo ha elaborado ella y su equipo, es mediática porque ha participado con frecuencia en tertulias televisivas. Ofrece una imagen creíble, moderna y 'decontractée'. Nada que ver con la herrumbre del partido. Le falta desparpajo y algo de soltura. Pero "es de lo mejor que tenemos en esa gama", comentó un miembro del equipo de campaña. Había un problema. Levy ni siquiera es candidata al Congreso. Es la número dos del PP de Cataluña y ejerce de diputada en el Parlament. Ciudadanos les solventó el contratiempo. Designó a la inmarcesible Inés Arrimadas para el debate. La cara B de Albert Rivera. El rostro del futuro del partido naranja. También es diputada en el Parlamento catalán. Un mano a mano interesante. Un duelo joven en el centro--derecha. Carolina Bescansa, de Podemos, es también valor seguro, veterana en lides televisivas y muy sólida en argumentación y conocimientos. La más floja es Margarita Robles, la número dos del PSOE por Madrid, porque, aunque es toda una señora juez, acaba de incorporarse a estas aventuras y, pese a su pasado, nadie la vincula con el PSOE ni con la política en activo.

Levy, a quien en su día Rajoy llamó "Eva", en un gesto de simpático y amable error, ha asumido el reto. No le quedaba otra. Las dos grandes damas del partido dijeron nones y las ministras no sirven para estas cosas. La vicesecretaria del PP sudó en su día tinta china cuando le tocó salir a explicar el anuncio de embargo judicial del PP por el caso de la 'caja B'. Otro marrón de enormes dimensiones que se tuvo que comer sin apenas ayuda ni asesoría. Ahora le toca el debate de las mujeres. Una emisión 'humillante y machista', al decir de una alto cargo del partido. Allí estará.

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