Esta es la mejor postura para dormir (y la peor), según la ciencia

Dormir cada noche consiguiendo un sueño reparador es el objetivo de miles de personas que día tras días amanecen sin haber descansado. Y es que para alcanzar el mejor sueño se tienen que cumplir varias condiciones, entre ellas, el tiempo que se duerme y la calidad de ese tiempo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el 40 por ciento de la población duerme mal, y asegura que para descansar correctamente es necesario dormir, al menos, seis horas al día.

Miles de personas tienden a infravalorar la importancia que tiene un buen descanso, pero los expertos aseguran que no dormir el tiempo necesario o sin calidad está relacionado con numerosas enfermedades, desde la depresión, el Alzheimer, la obesidad y otras de tipo cardiovascular.

El estrés, las preocupaciones e incluso una mala alimentación pueden influir en nuestro sueño. Al igual que la postura, algo que muchos no tienen en cuenta y resulta imprescindible para un buen descanso. Encontrar la mejor postura para dormir nos ayudará a que nuestro cuerpo se llene de nuevo de energía para afrontar un nuevo día.

¿Cuál es la mejor postura para dormir?

Encontrar la postura perfecta para dormir no siempre es fácil, y no siempre tiene que ser la que más cómoda nos resulte. De hecho, los expertos aseguran que no en todas las posturas se descansa igual, y no todas son tan beneficiosas para cuerpo y mente.

Aunque muchos son los que confiesan no estar dispuestos a cambiar su postura favorita a la hora de dormir, si queremos conseguir el mejor descanso, tenemos que escuchar lo que dice la ciencia.

Desde hace años, varios han sido los estudios realizados sobre el sueño para encontrar la postura idónea para conseguir un sueño de calidad el sueño. Y parece que la comunidad científica coincide.

Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Stony Book, en Nueva York, la mejor postura para dormir es la de decúbito lateral izquierdo, es decir, dormir tumbados sobre el lado izquierdo.

Según los científicos encargados de este estudio, publicado en la revista 'The Journal of Neuroscience', además de proporcionarnos el mejor descanso, esta postura es beneficiosa para el cerebro. Señalan que favorece el drenaje linfático, contribuyendo a eliminar residuos del sistema nervioso central, lo que, aseguran, ayuda a prevenir en el futuro algunas enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson.

Así lo confirma en la publicación Helene Benveniste, encargada del estudio: “La posición lateral para dormir es de hecho la más popular en los humanos y en la mayoría de animales, incluso en los salvajes. Parece que hemos adoptado la posición lateral del sueño para limpiar más eficientemente nuestro cerebro de los desechos metabólicos que se acumulan mientras estamos despiertos”

Además, apuntan que dormir de lado, una posición en la que se apoya la columna vertebral y el cuello, alivia la acidez estomacal, problemas como el reflujo y evita, en muchos casos, los molestos ronquidos. También aseguran que es la mejor para las mujeres embarazadas y para la comodidad del feto.

Eso sí, esta postura también tiene una contrapartida. Según señalan algunos expertos, el apoyo sobre la almohada puede favorecer la aparición de arrugas en los ojos y los pómulos.

¿Cuál es la peor postura para dormir?

Tal y como comentábamos, existen posiciones a la hora de dormir que te benefician más que otras. Así lo confiesan los expertos que señalan que la peor posición para dormir es boca abajo, pues provoca varios problemas de salud.

Aunque son muchos los que aseguran encontrar comodidad y descanso con esta postura, la ciencia confirma que de esta manera se ejerce una mayor presión en la espalda y en los pulmones. Además, tras una noche tumbado en esa posición, se pueden sentir molestias en el estómago. La columna vertebral también se ve afectada al perder su curva natural y verse forzada durante las horas dedicadas al descanso.

Evidentemente, es una postura desaconsejada totalmente para las embarazadas y para las personas que sufren problemas respiratorios o reflujo gástrico.