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Bienestar

Inflamación crónica: la solución está en tonificar nuestros músculos

Recientes estudios muestran que la inflamación abdominal y otros procesos inflamatorios pueden evitarse mediante los nuevos tratamientos de desarrollo de la musculatura

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Inflamación crónica: la solución está en tonificar nuestros músculos. Pixabay

La inflamación crónica del abdomen puede tener una intensidad muy variable, pero en algunos casos puede perjudicar a la vida cotidiana y la calidad del día a día de muchas personas. Sentirse hinchado puede ser producto de muchos factores y hay veces en las que cuesta identificar la causa que provoca esa sensación de estar ‘como un globo’. La distensión abdominal funcional es uno de los síntomas digestivos más comunes ya que se calcula que afecta a un 20 por ciento de la población. 

Recientes estudios científicos muestran que la hinchazón abdominal y otros procesos inflamatorios pueden evitarse mediante los nuevos tratamientos de desarrollo de la musculatura, incluidos los relacionados con el envejecimiento (llamado 'inflammaging'). Todo ello, se debe a que el ejercicio muscular intenso aumenta la producción de adipoquina inflamatoria, que actúa como antiinflamatoria y contribuye a la reducción de la inflamación crónica a largo plazo. 

Causas de la inflamación crónica

El origen de la inflamación crónica que tanto nos preocupa no está claro. En principio podemos decir que parte del propio tejido adiposo, que puede ser el primer causante de la misma aunque existen otros factores como el estrés oxidativo, la resistencia a la insulina o la permeabilidad intestinal. Lo que sí podemos afirmar es que todos estos procesos se correlacionan entre sí y se retroalimentan positivamente formando círculos viciosos. 

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La inflamación abdominal se puede producir por numerosas causas.Pixabay

La inflamación crónica relacionada con el envejecimiento, un proceso actualmente llamado ‘inflammaging’, ha surgido como unos de los mecanismos fisiológicos clave que relaciona la obesidad con la resistencia a la insulina y la diabetes, además de estar íntimamente asociada con el desarrollo de otras patologías graves como la depresión, la artritis, el asma y las enfermedades cardiovasculares. Este proceso inflamatorio crónico y silencioso finalmente se desencadena por el debilitamiento del sistema inmunológico, incentivando la producción de moléculas proinflamatorias.

Algunos estudios recientes indican que el sobrepeso produce inflamación crónica de bajo grado o inflamación sistémica, que perpetúa la enfermedad y se asocia a múltiples complicaciones. Su intensidad es muy variable: a algunas personas apenas les molesta mientras a otras les altera sus actividades cotidianas y la calidad de vida. Por lo general, la distensión/hinchazón abdominal puede aparecer en cualquier momento del día, pero es frecuente que sea menor por la mañana, aumente por la tarde, y sea más intensa tras las comidas. 

Además, es frecuente que los pacientes relacionen determinados síntomas con la ingesta de algunos alimentos. Este hecho puede deberse a diversos motivos: en algunas ocasiones es la consecuencia de una auténtica alergia alimentaria, en otras es debida a una malabsorción de ciertos carbohidratos, en muchos casos se trata de una intolerancia a determinados alimentos, y, a menudo, sólo es el fruto de la casualidad.

Cómo explican desde la Clínica Teknon, aquí hay que diferenciar “alergia alimentaria, que es la respuesta inmunológica inducida por las proteínas de algunos alimentos, de la intolerancia alimentaria (que es mucho más frecuente), que es una reacción no inmunológica producida por los constituyentes de algunos alimentos como las toxinas o agentes farmacológicos. Por otro lado, la malabsorción es el defecto de la absorción de los nutrientes desde la luz intestinal hasta la linfa o la sangre, y el término maldigestión se reserva para los casos en que la absorción intestinal se halla alterada como consecuencia del déficit de determinados fermentos digestivos”.

A esto hay que añadir otra posible causa que estaría relacionada con la microbiota intestinal. “La microbiota afecta, para bien y para mal, múltiples actividades de nuestro organismo. En condiciones normales es beneficiosa y participa en diversas actividades que favorecen nuestro metabolismo y nuestro sistema inmunitario”, explican desde la clínica. 

Sin embargo, cuando se altera, “por ejemplo aumentando su capacidad fermentativa, puede producir molestias digestivas. Una microbiota excesivamente fermentativa produce un aumento de gases cuando se ingieren fibras o hidratos de carbono. Todo ello favorece la distensión e hinchazón abdominal. Por estos motivos, tomar ciertos probióticos es útil en estos casos”.

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La inflamación puede reducirse con la tonificación muscular.Pixabay

Tonificar contra la inflamación crónica

La llamada musculación estética produce mejoras en cuanto a composición corporal, riesgo cardiometabólico, tolerancia al ejercicio y aumento de la biogénesis mitocondrial. Este tipo de tratamiento es seguro, eficaz y bien tolerado, mejorando la adherencia al entrenamiento físico en la población. 

“El ejercicio físico no sólo se muestra como factor determinante en la prevención y tratamiento del sobrepeso, sino que mejora muchos marcadores, como la alteración del metabolismo de la glucosa, la dislipidemia y la hipertensión, además de aquellos implicados como factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular, el estrés oxidativo y la diabetes”, nos explica Alexander Pérez, creador de este concepto con Wonder Technology para los nuevos tratamientos de desarrollo muscular acelerado. 

Estos tratamientos médico-estéticos enfocados en el desarrollo de la musculatura, mantienen el metabolismo activo y ejercen funciones de regulación hormonal para controlar de forma autocrina, paracrina y endocrina diversos procesos biológicos, como por ejemplo el proceso inflamatorio. Este tratamiento tiene un efecto favorable sobre la composición corporal, ya que disminuye la masa grasa incluida la grasa abdominal, aumenta el colesterol HDL, disminuye el LDL y reduce la concentración de glucosa plasmática y la presión arterial sistólica y diastólica. 

El ejercicio muscular intenso aumenta la producción de adipoquina inflamatoria, que actúa como antiinflamatoria y contribuye a la reducción de la inflamación crónica a largo plazo. Además, parece ser que ejerce un impacto positivo en la capacidad proliferativa de las células madre del músculo. Como señala Alexander Pérez, “el entrenamiento de fuerza altera la grasa visceral y los niveles de varias citoquinas proinflamatorias, por lo que puede ser clave para la maximización de beneficios antiinflamatorios realizado de forma constante, con una frecuencia de dos sesiones semanales de solo 25 minutos cada una”.

Además, este tratamiento disminuye la grasa total y la visceral, incluso sin producir pérdidas relevantes de peso y tiene más efecto lipolítico. Probablemente su acción más eficaz sea la reducción del tejido adiposo, que a su vez limita la hipertrofia del adipocito y la infiltración de macrófagos. Por tanto, estos nuevos tratamientos se muestran altamente eficaces a la hora de prevenir la atrofia muscular.

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