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Cultura

Entrevista

Seun Kuti: "No me creo la Agenda 2030, el globalismo provocó nuestros problemas"

Hablamos con el músico nigeriano sobre arte, dinero y el futuro de África

El músico nigeriano Seun Kuti Alexis Mayron

Una de las peores consecuencias culturales de las crisis económica y la pandemia es la dificultad para girar que tienen los grupos africanos. Especialmente, los de estilos como el afrobeat, que basan sus propuestas en bandas de muchos músicos, algo que encarece los desplazamientos. Seun Kuti, hijo del legendario pionero Fela Kuti, es una de las excepciones a la regla. Recientemente ha publicado Live at Clout Studios, junto a Egypt 80, y Fight for you con Naomi Achu. Su último lanzamiento es un epé que se titula African dreams, donde colabora con Black Though, cantante de los prestigiosos raperos The Roots, a quienes conoció cuando ambos fueron invitados a participar en el tema "When we move", del superventas Common. Seu Kuti recibió a Vozpópuli en un hotel de la madrileña calle Princesa para hablar sobre su trabajo.

Pregunta: Su nuevo lanzamiento se titula African Dreams. ¿Cuáles son sus sueños de futuro para África?
Respuesta: El título no se refiere a mis sueños personales, sino a las aspiraciones colectivas de África. Algo que nos distingue es que somos la única parte del mundo a la que no se invita a la mesa cuando se toman decisiones sobre nosotros y nuestros territorios. Este sistema no nos ha tenido en cuenta en los últimos 400 años: ni en economía, ni en educación, ni en transporte, ni en muchas otras cuestiones cruciales. Nuestros sueños son cosas cotidianas para las personas de otros lugares del mundo: poder ser abogados, poder ser médicos, llegar a todo lo que podamos llegar, sin más límites que nuestras habilidades. Los africanos actuales somos los hijos de muchas generaciones sacrificadas. Queremos dar un paso adelante y hacernos cargo de nuestro destino. Veremos las cosas de manera distinta cuando podamos tener dinero para casarnos con tranquilidad y ser los dueños de nuestras propias casas.

P: Una de las canciones nuevas menciona los guetos de Lagos, la capital de Nigeria. Son vastas extensiones de chabolas, barrios que además no paran de crecer. ¿Tiene alguien un plan para remediar este problema?
R: No, no existe ese plan, porque ya no hay un amor nacional o global por la gente que sufre. Para solucionar un problema lo primero que se necesita es querer solucionarlo. Uno de los problemas del sistema capitalista es que acabamos amando solamente las cosas que nos pertenecen. No nos preocupamos por nada más. Un gran porcentaje de la población africana no se puede rentabilizar, no hay nada que extraer de ellos que suponga un beneficio económico. La solución sería tan sencilla como construir casas que la gente se pueda permitir, pero para cualquier constructor es mucho más rentable construirlas en otro lado, así que mucha gente se queda sin casas y tienen que apañarse ellos mismos.

P: ¿Estamos, entonces, ante un problema sin solución?
R: Nos quieren hacer creer que construir casas para esas personas es una misión imposible, pero es algo que siempre se ha hecho, solo que ahora no interesa. Un fondo de inversiones al que se le propusiera construir casa dignas en Lagos seguramente tiene también sobre la mesa una propuesta para financiar una factoría de armamento que saque beneficios rápidos fabricando drones para cualquier guerra. Si el director ejecutivo del fondo tuviese amor por la gente, construiría las casas y no los drones, pero el sistema ya no funciona de esa manera, hace mucho tiempo. Es una cuestión de prioridades: recordemos cómo en 2008 el sistema estadounidense prefirió salvar a los bancos que a las personas que se habían arruinado con la crisis hipotecaria de las subprime.

Las mismas élites globalistas que crean nuestros problemas fomentan programas como la Agenda 2030 para sentirse bien por los problemas que ellos mismos han creado

P: Tengo la impresión, quizá equivocada, de que los músicos cada vez tienen menos influencia política. En la época de su padre, Fela Kuti, muchos artistas eran iconos sociales pero ahora se escucha más a los deportistas de élite.
R: Los deportistas de élite son más relevantes ahora porque son los encargados de difundir las causas que defienden las grandes corporaciones que les patrocinan. Si Adidas quiere ligar su imagen a la lucha contra el cambio climático, todos los artistas que esponsoriza se ponen a hablar sobre los peligros del cambio climático. De lo que no se van a poner a hablar es de Derechos Humanos, para empezar porque les crearía problemas con las grandes citas deportivas en las que participan, ahora mismo el mundial de fútbol de Qatar. La misma gente que veta a Rusia para cualquier evento deportivo no abre la boca cuando se trata de plantear un boicot a Qatar. Es triste, muy triste. Si tiene más repercusión lo que dicen los deportistas es porque son muy obedientes con los intereses de las grandes corporaciones.

P: ¿Los músicos tienen otro discurso?
R: Tampoco es que seamos muy rebeldes. El motivo es que cada vez dependemos más de los patrocinios. Los artistas dedicados a la música pasamos un mal momento porque han bajado nuestros ingresos: nadie quiere ya pagar por las grabaciones. Cada millón de reproducciones en plataformas como Spotify nos reporta menos de cien dólares. Esto nos pone en una situación complicada, nos ata las manos, menos en el caso de cuatro artistas locos que pasamos del dinero y decimos lo que pensamos. Yo soy un ejemplo de eso. Los artistas debemos comprender que nuestros intereses son contrarios a los de plataformas como Spotify.

P: ¿Qué piensas de la Agenda 2030?
R: No me interesan las agendas globalistas. Las hemos visto fracasar demasiadas veces: recuerda la campaña del año 2000 para terminar con el hambre y tantas otras por el estilo. Las mismas élites globalistas que crean nuestros problemas impulsan luego estos programas para sentirse bien, pero quien causa el problema nunca es la solución. No me hables de esas mierdas porque nunca traen avances.

P: ¿Qué puede aportar la música para mejorar el mundo?
R: Alguna cosa. Primero hay que comprender que la música no es algo material, sino una fuerza etérea, espiritual, cósmica… Lo que podemos hacer es inspirar a los demás, inspirar a un ingeniero para que construya algo que sea bueno para todos. También puede inspirar a movimientos sociales. Muchas veces se espera demasiado de nosotros, pero quien tiene poder para cambiar la vida cotidiana son abogados, médicos, profesores y ese tipo de profesionales. Ellos cambian el mundo, nosotros solo podemos inspirarles con lo que componemos e interpretamos.

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  • Y
    Yomismo

    Tiene razón, el globalismo jodió todo.