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Cultura

Adiós a un gigante

Jerry Lee Lewis: grandes bolas de fuego, talento y testosterona

Se nos fue un pionero de la etapa dorada del rock and roll, que redefinió la música popular y probablemnte fue la primera víctima de la cultura de la cancelación, antes de que esta existiera

Portada de 'Last man standing', su celebrado álbum de 2006

Los problemas comenzaron pronto, muy pronto, en la iglesia evangélica, cuando los responsables de la parroquia consideraron ‘irreverente’ aquella versión boogie woogie de “My God is real”, interpretada por un jovencito sobrado de chulería. Hablamos de un músico precoz proveniente de una familia muy pobre, de granjeros sureños, pero suficientemente amorosa como para comprarle un piano en tiempos de estrecheces. Jerry Lee Lewis (Ferriday, Luisiana, 1935) siempre lo tuvo claro: abandonó en cuanto pudo la educación primaria y a los catorce años ya estaba dando conciertos en las fiestas apertura de concesionarios de coches de segunda mano. Ya nunca volvería a la vida normal que en principio le esperaba.

Su frenético impulso sexual marcó su carrera. Provocó un notorio escándalo en 1957 al casarse con su prima Myra Gale Brown, que solo tenía trece años. La niña todavía creía en Santa Claus. Era hija de J.W. Brown, primo de Lewis y bajista de su banda. Hoy en día esto nos puede parecer grotesco, pero hay que recordar que por aquellos años Elvis Presley salía con una tal Priscilla, que tenía solamente catorce. “A mi generación le enseñaron a esconderse bajo el escritorio cuando llegaba la bomba, así que siempre tenías en el fondo de tu mente que en cualquier momento, cualquier día, la vida podía llegar a su fin”, dijo ella.

Más declaraciones de la menor: “Lo que yo quería era un bebé en mis brazos, un hogar, un marido, una cocina en la que cocinar, un patio para criar rosas”, remató ella para explicar su romance. El momento más explosivo para el matrimonio llegó en una gira británica de 1958 donde les descubrió la prensa sensacionalista, levantando tal escándalo que hubo que suspender los conciertos. Jerry Lee Lewis no salía de us asombro: “Yo ya era bígamo a los 16 y mi mujer y yo nos sentíamos felices”, declaró el pionero del rock.

Las inmortales canciones de Jerry Lee Lewis

Por supuesto, lo importante fue la música. Es autor de un majestuoso triunvirato de clásicos de la era dorada del rock and roll: “Gran balls of fire”, “Whole lotta shakin going on” y “High school confidential”. No eran solo sus canciones, sino su explosivo estilo de interpretarlas, que podía incluir prender fuego al piano (para eclipsar a Chuck Berry). El apodo “The Killer” (el asesino) no sonaba exagerado a quien le venían actuar. Tras años de penurias y renaceres menores, la película Gran bola de fuego (1989) le volvió a convertir en ídolo pop gracias al carisma de Dennis Quaid. El público cultureta prefiere el documental Trouble in Mind, de Ethan Cohen, publicado este mismo año. “Jerry Lee Lewis fue el primer gran cancelado”, explicaba el director medio en broma en Cannes.

LLegó a tocar 300 noches al año a 200 dólares por concierto, lejos de los 10.000 de su época de esplendor

Desde el principio se supo que estaba entre los más grandes . Lo certificaba el hecho de que formó parte del Cuarteto del Millón de Dólares, junto a Elvis Presley, Carl Perkins y Johnny Cash. Seguramente aquello fuese el primer supergrupo de la música popular posterior al rock and roll. “Éramos amigos. Hubo algo de competición amistosa con Elvis Presley en los primeros tiempos. Aquellas giras con Elvis, Carl Perkins, Johnny Cash, y las sesiones en el estudio con Sam y Jack Clement, fueron muy divertidas y locas. ¡Y además hubo unas cuantas mujeres salvajes alrededor!”, recordó en una entrevista con el periodista español Julio Valdeón.

Tras el mayúsculo escándalo de la relación con su prima, Jerry fue descabalgado su posición de privilegio en la industria musical. Pasó de cobrar 10.000 dólares por noche a tan solo 200, lo que le obligaba a tocar cada noche de la semana durante diez de los doce meses del año. Solo pudo regresar a los grande en los años sesenta, pero limitado a la escena country, donde logró apuntarse catorce canciones de éxito, añadiendo una segunda etapa de gloria a su carrera. Así paso una década completa.

Jerry Lee Lewis fue un lector profundo y perspicaz de la Biblia, tal como recordaba su biógrafo Nick Tosches. “Fue él quien me lo enseñó que la Biblia no menciona la religión. Lo dijo y no le creí. Consulté varias fuentes y tenía razón. No hay ni una palabra en la Biblia sobre religión. Ni en la hebrea, ni en la aramea, ni en la griega. A su modo, es un hombre de gran cultura. Pero no creo que dijese ni insinuase que vamos a ir todos directos al infierno. Puede que creyese en el infierno, que pensase que él iba a ir allí, incluso es posible que intentase crear el infierno él mismo para así poder condenarse y acabar en él”, recordaba Tosches en una entrevista con el medio español Ruta 66.

Según las grandes cabeceras anglosajonas, Jerry Lee Lewis murió de causas naturales en su casa de DeSoto, Misisipí, acompañado de su séptima esposa. Dejó este mundo sin miedo gracias a un renovado fervor religioso que le hizo abrazar el concepto de Más Allá.

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