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Cultura

'Dragon's Dogma 2', un mastodóntico RPG de la vieja escuela que nos recuerda por qué amamos los videojuegos

Capcom, con el liderazgo del legendario Hideaki Itsuno, ha creado una experiencia que es toda una oda al rol en mitad de un triple A que puede atraer a cualquiera con ganas de trascender

Imagen promocional de 'Dragon's Dogma 2'

La inmensa mayoría de los videojuegos de hoy en día pecan de estar demasiado guiados. El jugador ya no tiene que romperse la cabeza en resolver situaciones complejas, encerronas o en echarle horas y horas para adquirir la habilidad necesaria para continuar avanzando. Todo viene señalado con luces de neón y decenas de iconos en el mapa.

Por fortuna, Capcom tenía otros planes para su comunidad. Tras doce años de espera, Dragon's Dogma 2, la esperada secuela del alabado juego de rol de 2012, ha visto la luz. Y, aunque ahora profundizaremos en sus virtudes y defectos, podemos adelantar que es un oasis en mitad de este desierto de autocomplacencia en el que se está convirtiendo la industria del entretenimiento.

A los mandos del proyecto ha vuelto a estar Hideaki Itsuno, director de la primera entrega y padre de la saga Devil May Cry. Para este análisis, hemos jugado a su versión de PS5 a través de una clave facilitada por Plaion. Aunque no lo hemos completado al 100%, pues es una tarea titánica y que requiere de mucho tiempo, procedemos a contarte qué impresiones nos ha dejado Dragon's Dogma 2 después de 70 horas de juego.

Dragon's Dogma 2, el mejor RGP del último lustro

Lo primero que destaca de Dragon's Dogma 2 es la capacidad para hacerte sentir completamente a merced de la aleatoriedad. Evidentemente, hay una campaña principal y debe ser jugada, pero de nuestra curiosidad depende cómo se expande el universo que tenemos ante nosotros. Seguir a cualquier NPC nos llevará a misiones o recados con los que no contábamos en un principio.

Los combates son una constante, y aquí se nota de forma clara la influencia de otros títulos como Monster Hunter. El juego cuenta con diez clases disponibles desde el principio, aunque aquí se han bautizado como vocaciones. En nuestro caso, hemos completado gran parte de la aventura siendo un ladrón, pero puedes cambiar de vocación cuando lo desees, circunstancia que el juego te ofrece para sacar el máximo partido a los distintos tipos de combate.

La posición que adoptas en cada lucha es fundamental, del mismo modo el acierto con el que gestionas tu energía o el lugar donde impactas a los enemigos. Una variedad, la de los enemigos, que es mastodóntica y que varía mucho si decides salir a explorar de día o de noche.

Los dragones se llevan la palma, pues la épica que rodea a sus contiendas es inigualable por cualquier otra criatura. El bestiario es enorme, teniendo una cantidad ingente de grifos, quimeras, cíclopes y guerreros espectrales dispuestos a acabar con nuestra vida. Ahí es donde Dragon's Dogma 2 adquiere otra dimensión.

Los mundos abiertos tienen a facilitar el viaje rápido, pero aquí no merece tanto la pena, además de estar capado a determinadas aldeas con cristales transportadores, pues la grandeza de Dragon's Dogma 2 reside, precisamente, en elegir tu camino y quién te acompaña en él. Ahí llega la figura del peón. En plural, pues puedes llevar hasta tres a tu vera.

Pueden ser NPC al uso o creaciones desarrolladas por otros jugadores, de modo que los universos están interconectados de forma online, aunque no exista el cooperativo en su definición más precisa. Irán ganando peso a lo largo de la aventura, pasando de ser meros compañeros a amigos y guías.

Como comentábamos en la entradilla, Dragon's Dogma 2 apuesta por la autonomía del jugador, pues no te dice en la gran mayoría de ocasiones qué hacer o en qué orden completar las misiones. Tómate tu tiempo, nadie va a presionarte para que cumplas uno u otro objetivo. Eso sí, algunas misiones tienen límite de tiempo. Su mundo invita a perderse en él, alargando en varias decenas de horas tu estancia en la IP de Capcom. El postgame, sin entrar en más detalles por razones obvias, es delicioso.

Claro que no todo iban a ser buenas noticias en este Dragon's Dogma 2. El apartado técnico es bastante irregular. La tasa de imágenes por segundo en PS5 decae hasta resultar molesto en algunas ocasiones. Visualmente, no es la quinta esencia, pero pasa el corte sin problemas.

Algunas cinemáticas parecen de la pasada generación. La trama principal, que nos pone en la piel de Arisen, el elegido del Dragón, es una cortina de humo bien construida para presentarte la aventura, pero en algunos momentos podría habernos dado más.

En definitiva, Dragon's Dogma 2 es un imprescindible del género, siendo además uno de los mejores juegos de este 2024. Una aventura hecha a la medida de cada jugador, con un sistema de combate y peones maravilloso. Una forma de hacer desaparecer los problemas del día a día cada vez que enciendes el mando y te transportas a esta epopeya medieval. Absolutamente recomendado.

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