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Gobierno y banca temen que Bruselas rechace fusiones tras el test de Wyman

Las operaciones que proyecta la banca mediana pueden estar en peligro tras el test de Wyman.

El diseño definitivo del mapa bancario español se mueve entre operaciones teóricamente consensuadas (Unicaja, con Caja España Duero; Liberbank, junto a Ibercaja) y algunas otras con promesas de futuro (Popular y BMN). Un juego de movimientos financieros que necesitan del voto afirmativo de Bruselas, última exigencia para poder materializarse. Desde a finales de la pasada semana las entidades conocen la nota definitiva del examen efectuado por Oliver Wyman. Tanto en el Gobierno como en buena parte de los bancos en vías de unión existe la percepción de que alguna de estas operaciones pueden ser rechazadas por Bruselas en base a su axioma: toda fusión tiene que ser viable financieramente.

"Bruselas no va a permitir ese esquema de que dos entidades con problemas suman una sana. Aquí se utilizó en otros momentos para ganar tiempo. Ahora, con la 'troika' (UE, FMI y BCE) controlando el proceso tras el rescate financiero, esa vía es implanteable", aseguran fuentes del Gobierno. "La cuestión es saber la línea roja que va a marcar Bruselas a partir de la cual una entidad o una operación se considerará inviable", prosiguen estas mismas voces. "La exigencia de Bruselas en las operaciones del Sabadell con la CAM y la adjudicación de Unnim por parte de BBVA ha sido muy alta. Así seguirá siendo. No se aceptará ningún proceso que no tenga lógica financiera", explican fuentes comunitarias.

El test de estrés de Oliver Wyman dividirá a las entidades en cuatro grupos. Aquellas que sobrepasan el mínimo exigido del 6% de capital de máxima calidad para un escenario estresado formarán el Grupo 0. Este escenario coloca a las entidades en la hipótesis en una recesión de tres años, una caída acumulada del PIB del 6,5%  (el Gobierno calcula una contracción de la economía del 1,7% para este año), una bajada del precio de la vivienda del 26,4% frente al 5% previsto en el escenario base, una desvalorización de la Bolsa del 55% y hasta 270.000 millones de euros de pérdidas para la banca. (entre173.000 y 194.000 millones son las pérdidas del escenario base), y todo, con un ‘colchón del 6%’.

El veto de Bruselas puede darse en aquellas operaciones en las que uno de los socios quede integrado en el Grupo 2 (sin capacidad para lograr su déficit capital) y el otro en el Grupoo 3 (al borde o con ayuda del estado para cuadrar su nueva necesidad de capital)

Además del Santander, BBVA y Caixabank, a este Grupo 0 pueden adherirse Sabadell, Bankinter y Kutxabank. El Grupo 1 está integrado por las entidades nacionalizadas (Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia y Banco de Valencia). El Grupo 2 estará formado por aquellas entidades a las que se inyectará dinero público ante la imposibilidad de obtener de forma privada su déficit de capital. Deberán presentar sus planes de restructuración antes de fin de año. Entre sus planes también se deberá estipular, como sucede con las entidades del Grupo 1, qué pasa con las preferentes, cuántas pérdidas deben asumir sus titulares.

Finalmente, el Grupo 3 estará formado por entidades con déficit de capital, pero que no quieren pedir ayuda  pública y pretenden obtenerlo de forma privada. Deberán acometer las medidas para elevar su solvencia, entre las que podrían figurar fusiones, antes del próximo 30 de junio. Para este último grupo, si sus necesidades de capital superan el 2% de sus activos ponderados por riesgo (APR), los bancos recibirán de forma preventiva una inyección de dinero del Estado mediante 'bonos contingentes convertibles,' los denominados 'cocos', que deberán recomprar antes, también del 30 de junio. En caso contrario, el Estado ejecutará estos cocos entrando en el accionariado.

"La cifra final de Oliver Wyman (poco más de 50.000 millones) parece haberse convertido en esa suma de árboles que no dejan ver el bosque. El dato después se matizará a la baja con las palancas que presente cada entidad. El tema clave es conocer cuantas entidades conformarán los Grupos 2 y 3. De esa distribución depende que el mapa financiero futuro que se está negociando ahora sea posible o haya que tirarlo a la papelera", reflexiona un alto directivo del sector.

En Economía admiten que sólo la banca sana (Grupo 0) podrá comprar las entidades nacionalizadas. En el sector se da por sentado que sucederá lo mismo para solucionar el futuro de los bancos del Grupo 2

En Economía admiten que las entidades nacionalizadas sólo podrán ser compradas por la banca sana, es decir, las que integren el Grupo 0. "Es la única combinación que tiene sentido financiero  y genera viabilidad", admiten fuentes de Economía. Este mismo razonamiento subyace para las entidades del Grupo 2, potencialmente nacionalizables en la mayoría de los casos. Esta puede ser la situación en la que puede verse Caja España-Duero, si finalmente Unicaja logra romper la fusión tras los movimientos que está efectuando Braulio Medel, como adelantó la pasada semana Vozpópuli. Incluso en el sector financiero se sospecha que puedan vetarse operaciones entre dos grupos que queden encuadrados dentro del Grupo 3.

El temor entre la banca y el Gobierno es que alguna de estas fusiones pactadas o proyectadas sea rechazada por Bruselas al tener divididos a sus socios entre los Grupos 2 y 3. Es el caso de Unicaja con Caja España Duero, pero también pueden serlo las operaciones de BMN y Popular, o Liberbank con Ibercaja-Caja 3. "Si estas operaciones saltan por los aires terminará habiendo más presas que cazadores. Así que Santander y BBVA tendrán que comprar a pares o incluso en más cantidad", admite el presidente de un banco mediano.

Si así fuera, Caixabank podría intentar la compra del Popular, como es el deseo de la entidad catalana, que tampoco descarta la opción Banesto. Sin embargo, en el sector se asegura que será precisamente Banesto el vehículo que utilizará el Santander para hacer sus compras. De hecho, el rumor de una posible opa de exclusión, ante las continuas alzas de los títulos de la filial, se alimenta hace alguna semana para explicar esta posibilidad.

A las limitaciones impuestas por la pertenencia a un grupo u otro, se une la prohibición de Bruselas de que las cajas mantengan la mayoría de sus bancos, lo que puede dificultar aún más el puzzle. La medida se aprobará en noviembre con toda probabilidad.  

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