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Del Bosque: "Mi liderazgo es compartido; amable, pero basado en la exigencia"

El seleccionador español de fútbol, Vicente del Bosque, afirma en una entrevista concedida a 'L'Equipe' que España debe mantener el mismo nivel de exigencia sea cual sea su contrincante, porque si pierde ese "hambre de balón y de victorias caerá en el ridículo". "No hay que dejar que se diluya jamás el espíritu competitivo", indica en el semanario de ese diario deportivo, en el que apunta que para ello es necesario "hacer los mismos esfuerzos contra Bielorrusia que contra Francia".

L'Equipe Magazine dedica su edición de esta semana a España y en la entrevista con Del Bosque el seleccionador destaca la necesidad "indispensable" de que el equipo evolucione constantemente para poder hacer frente a los adversarios que estudian sus jugadas, y considera que uno de los cambios más evidentes en la selección se ha visto en los laterales. "Jordi Alba, por su carácter ofensivo y su experiencia en la banda, permite a Iniesta jugar más sistemáticamente hacia el eje".

Para Del Bosque, cuando se pone una etiqueta a España apenas se comenta su capacidad para defender, pero en su opinión las cifras hablan por sí solas: "En 13 partidos de la Copa del Mundo y del Campeonato de Europa solo nos han metido tres goles", lo que a su juicio confirma que no defienden "tan mal".

El entrenador reconoce no obstante que la "única verdad intangible" del juego del combinado español es que es "fuerte con el balón y que se siente incómodo cuando se le escapa durante demasiado tiempo", lo que le hace insistir en que España necesita posesión y profundidad de juego.Para sacar lo mejor del equipo, apunta a la necesidad de que los jugadores "crean en lo que hacen", y admite que él en concreto "lo único" que verdaderamente necesita a nivel profesional son esos deportistas, a cuya generosidad, indica, les debe todo lo que ha ganado.

Del Bosque dice que intenta hacer todo lo posible para que los convocados vayan "con una sonrisa a la selección", y cree ser "justo" con las decisiones que toma, pese a entender que quienes se van al banquillo o a la tribuna no compartan esa opinión. "Que jugadores como ellos acepten esa situación sin generar problemas y evitando crear la mínima tensión es una prueba de su gran generosidad", admite el seleccionador, que no se muestra partidario de tener que dar explicaciones. "No puedes decir la verdad. En todo caso, no toda la verdad. A veces es muy tóxica. Y además, de manera muy pragmática, no puedo pasar el tiempo justificando mis decisiones. Perdería de vista lo esencia: Ganar y cómo ganar", subraya el salmantino.

Por último, el seleccionador sostiene que tiene con sus jugadores una relación de "liderazgo compartido, amable pero basado en la exigencia", y explica que las cualidades de sus internacionales le facilitan la tarea. "El nivel cultural de los jugadores ha mejorado de manera sensible estos últimos años. El hecho de que algunos, como Cesc Fabregas, se hayan ido a jugar a clubes extranjeros tiene que ver. Eso les hace crecer a todos los niveles, intelectual y futbolístico", concluye el seleccionador.

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