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Política

Los investigadores rechazan la venganza pasional como origen del espionaje a Pablo Iglesias

José Manuel Villarejo, Dina Bouselham y Pablo Iglesias.

La investigación judicial sobre el espionaje al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, no contempla la posibilidad de que la filtración del contenido del teléfono de la asistente Dina Bouselham tenga un origen pasional, según explican a Vozpópuli fuentes del procedimiento.

En su declaración como testigo de este lunes, la pareja de Dina Bouselham, al que también le fue sustraído su teléfono móvil, ha negado haber difundido el contenido de su terminal, que fue encontrado en un pendrive por los agentes que registraron las viviendas del excomisario José Manuel Villarejo, según informa Europa Press.

Y la decisión de los investigadores de descartar el móvil de la venganza, que fue insinuada por el abogado del exmando, también se apoya en la respuesta lógica a una pregunta que se hacen todas las personas que protagonizan las pesquisas: "¿Alguien difundiría el contenido íntegro de su propio teléfono móvil o el de su pareja con información que afecta a tu vida privada? Evidentemente, no", responden a este diario las diferentes fuentes consultadas.

Este es el razonamiento por el que los investigadores concluyen que la filtración tenía otros objetivos, y no precisamente una vendetta por temas personales. Y sobre todo después de conocer que tanto Dina Bouselham como su pareja denunciaron juntos el robo de sus teléfonos móviles, pero también su documentación.

Es decir, si la pareja de la asistente de Pablo Iglesias hubiera filtrado el contenido del teléfono móvil de su compañera, según explican estas fuentes implicadas en las pesquisas, este habría difundido datos suyos personales, que no fueron cribados, y que llegaron íntegros a Villarejo.

Ikea de Alcorcón

En concreto, tal y como ha tenido conocimiento Vozpópuli, la denuncia del robo se presentó a las 20.07 horas del 1 de noviembre de 2015. Fue poco después de que la pareja de Bouselham se percatara, a la salida del Ikea de Alcorcón (Madrid), de que su chaqueta habían sido sustraída. Y en esa prenda este joven guardaba su documentación, pero también la de su compañera.

La pieza separada número 'Diez' en la que se investiga el espionaje al líder de Podemos se inició tras encontrar los agentes de la Unidad de Asuntos Internos durante el registro de la vivienda del excomisario José Manuel Villarejo un pendrive con el contenido del teléfono de Dina Bouselham, en el que había mensajes de Pablo Iglesias, que era su jefe.

Alberto Pozas

Estos mensajes acabaron filtrándose a la prensa, en concreto a OKDiario. Al ser interrogado por los fiscales sobre este hallazgo, Villarejo aseguró que el pendrive se lo había entregado el entonces director de la revista Interviú, Alberto Pozas, quien previamente rechazó publicar en la revista cualquier información vinculada a esta documentación.

Pozas lo reconoce

En su comparecencia de este lunes como testigo, que se ha prolongado cerca de 45 minutos, Pozas ha admitido que fue él, cuando era director de Interviú, el que facilitó a Villarejo un pendrive con copia de los datos del teléfono de la asesora de Podemos, que habían recibido en la redacción y que no pensaban publicar, según ha informado Efe.

Manuel García Castellón

De este modo, el excargo de Moncloa ratificaba esta parte de la versión que prestó el propio Villarejo al respecto cuando declaró como investigado por esta causa y dijo que fue Pozas quien le entregó ese pendrive, lo que habría derivado en la imputación del periodista por presunta revelación de secretos.

Sin interés policial

Con el contenido del pendrive, según la declaración del excomisario, Villarejo elaboró un informe que elevó a sus superiores y en el que señalaba que el contenido del dispositivo carecía de "interés policial", por lo que archivó la documentación, como hacía con todos sus trabajos.

Por otra parte, la Fiscalía anticorrupción ha solicitado este lunes al juez Manuel García-Castellón que refuerce las medidas cautelares que ya tiene impuestas a Sergio Ríos, el que fuera chófer de Luis Bárcenas, y en concreto, que le imponga una fianza de 3.000 euros a consignar en 48 horas y quede así en libertad provisional, según fuentes jurídicas consultadas por Europa Press.

Según otras informaciones, Ríos habría reconocido haber pagado 1.500 euros para comprar una cámara que fue instalada en la vivienda de Luis Bárcenas, tal y cómo ha denunciado el extesorero del PP.

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