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Política

Sánchez no quiere a Rivera ni en La Moncloa ni de "ministro de Exteriores"

Sánchez y Rivera durante la firma de su acuerdo fallido, en febrero de 2016.

El PSOE intenta controlar la euforia en sus filas para que no le juegue una mala pasada pero, de vez en cuando, asoma la patita sobre su intención si en las elecciones generales del 28 de abril es el más votado; y esta es: Gobierno "monocolor" apoyado en la ya famosa "geometría variable" que ideó José Luis Rodríguez Zapatero, lo cual serviría, además, para romper la política de bloques que parece estar imponiéndose en la política española, admiten diversas fuentes.

El sábado 23 de marzo fue Pablo Iglesias quien dijo, durante su mitin de reaparición en el museo Reina Sofía, que Podemos cada vez está más cerca de "gobernar", dando a entender que, esta vez sí, exigirá a los socialistas entrar en el gabinete para capitalizar los éxitos a medias.

Ferraz calló el lunes siguiente, pero este lunes el secretario de Organización socialista, José Luis Ábalos, lanzó un aviso a navegantes que parece más dirigido a Albert Rivera que a Iglesias en tanto que en el cuartel general del PSOE se ve difícil, hoy por hoy, reeditar el bloque de la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa. Porque apoyar una investidura "no presupone llegar a ningún acuerdo ni pacto ni coalición", dejó dicho Ábalos para la hemeroteca.

Ferraz lanzó este lunes un aviso a Rivera, al que volvió a señalar como socio preferente: "aspiramos a un gobierno monocolor sin chantajes ni presiones"

Los socialistas aspiran a un "gobierno monocolor, sin chantajes ni presiones", insistió el número tres, como el que han tenido en estos nueve meses con tan solo 84 diputados, pero esta vez con más parlamentarios -hasta 130 le pronostican algunos sondeos-; es decir, Sánchez no quiere compartir protagonismo con el líder naranja ni en La Moncloa, con una vicepresidencia, ni siquiera tenerle como "ministro de Exteriores", que propuso Casado. Y eso que Ábalos volvió a señalarle como socio preferente en esta nueva etapa.

En Ferraz se medita cada movimiento con precisión milimétrica, señalan las fuentes consultadas, porque, pese a lo que digan los sondeos sobre la victoria del PSOE, el gobierno está "en un puño"; serán una veintena provincias de la España interior las que determinen si los escaños que de restos que pierde Podemos van a Vox o al PSOE. El primer supuesto haría posible el ejecutivo tripartito PP, Ciudadanos, Vox, como en Andalucía, y el segundo facilitaría que los socialistas sigan en La Moncloa.

De ahí que nadie quiere dar un respiro a "las tres derechas" que conforman PP, Ciudadanos y Vox. Se trata de 'vampirizar' todo el voto de centro, vaciar a Ciudadanos, que creen ha cometido el error de escorarse demasiado a la derecha, para luego ofrecerle pactos en función de los resultados que saque la formación naranja. 

Todavía no hay una decisión tomada respecto a los debates electorales. Ni Ábalos ni nadie quiere decir si habrá un cara a cara entre Sánchez y Casado en la primera semana de campaña, como ha propuesto Tele 5 y el presidente del PP ya ha aceptado.

No se descarta, pero la Dirección socialista no quiere que el PP le marque la agenda y además no tiene "claro", admite una de las fuentes consultadas por Vozpópuli, qué les conviene mas: dejar que Casado siga desgastándose en una lucha de tres partidos por el mismo espacio, confiando, por otro lado, en que Podemos no pierda tanto como para que Vox le haga sorpasso en voyos y escaños; o darle el debate a dos a Casado para frenar a los de Santiago Abascal.

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