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Política

Crece en el PP la presión sobre Casado para acabar con el bloqueo tras el 10-N

Pedro Sánchez y Pablo Casado, en su primera reunión en Moncloa

Mariano Rajoy ha sido el último en sumarse al coro de voces en el PP que le advierten a Pablo Casado de que, por bien que les vaya la repetición de las elecciones generales el próximo 10 de noviembre, no va a quedar más remedio que abstenerse en una investidura de Pedro Sánchez si se quiere que España salga del bloqueo político.

Los barones Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso, Alfonso Alonso, Juan Manuel Moreno, e incluso Esperanza Aguirre, han subrayado de manera más o menos velada a lo largo de los últimos seis meses la necesidad de no dejar a los socialistas en manos de Pablo Iglesias para llevar a cabo unas políticas económicas "nefastas" (sic) que llevarían a España al abismo.  

El último presidente del PP lo hizo este viernes a su gallega manera. Comenzó Rajoy diciendo que no quiere "dar consejos a nadie", para añadir que él intentó en 2015 que el PSOE en la oposición, con Sánchez cabeza de cartel, hiciera una gran coalición. Trataba de "romper una tradición absurda" que "impide coaliciones entre partidos que tantas cosas han hecho" por España, refiriéndose a PP y PSOE.

Pero se encontró con el Sánchez del 'no es no' y "el éxito que tuve es conocido por todos", ironizó ante las carcajadas del expresidente socialista Felipe González y del resto de políticos y empresarios que habían acudido al Foro La Toja. Lo cierto es que lo único que hizo este viernes el expresidente fue "decir en voz alta" algo que está en el ambiente del PP, en el ánimo de sus dirigentes nacionales y también en cuadros territoriales.

No es algo nuevo para el sucesor de Rajoy al frente del partido porque ambos almorzaron recientemente en la sede de Génova y no es imaginable que el expresidente del Gobierno y él obviaran los escenarios postelctorales que se abren paso. Sobre todo el del apoyo del PP a Sánchez. 

A partir del 10 de noviembre, la presión (para investir a Sánchez) va a recaer sobre nosotros", admiten en Génova

En el propio equipo de Casado admiten, y así lo reconocen diversas fuentes a Vozpópuli, que "a partir del 10 de noviembre la presión va a recaer sobre nosotros". Por varias razones, pero fundamentalmente dos: porque PSOE (123) y Ciudadanos (57) ya no van a volver a sumar esos 180 escaños que les dieron mayoría absoluta el 28 de abril, y porque el pacto con Unidas Podemos también se antoja difícil.

Al margen de que habría que contar con un actor nuevo, Más País de Íñigo Errejón, este viernes la portavoz parlamentaria de la formación morada, Irene Montero, avisó a los socialistas de que no cuenten con ellos para aplicar otro 155 en Cataluña aunque la desobediencia del presidente de la Generalitat, Quim Torra, vaya a más y el orden público se descontrole.

El "sondeo" del líder

El presidente del PP conoce todas las presiones que hay para que se abstenga; entre otras razones porque él fue de los primeros en propiciar ese estado de opinión cuando "sondeó", según señalan a este periódico diversas fuentes, no solo a los barones y presidentes autonómicos en privado, sino al resto de la dirección sobre qué hacer con una decisión tan peliaguda como que el PP dé el Gobierno al PSOE.

Reinaba la tesis de que para Casado no tendría tanto coste interno como sí lo tuvo en el PSOE de 2016 para Susana Díaz y quienes apadrinaron la abstención en la investidura de Rajoy, pero finalmente Casado no se atrevió a dar el paso por una razón: porque el PP más débil de la historia (66 escaños) estaba a solo 9 de un Albert Rivera "al que habríamos cedido el liderazgo de la oposición".

Eso sí, a diferencia de Albert Rivera, Casado ha acudido siempre que le ha llamado Sánchez en estos cinco meses, pero no ha pasado de garantizarle estabilidad a la legislatura para la que siempre dijo que debían investirle otros o "España se quedaba sin alternativa".

Los dirigentes más próximos a Casado sostienen que el tiempo ha acabado dándole la razón en esa decisión de no abstenerse, en su particular 'no es no... ahora' a Sánchez, ya que -también por una exitosa gestión de los pactos postelectorales autonómicos y municipales contraídos con la formación naranja- la situación del PP hoy no es ni por asomo la de la noche del 28 de abril.

"Y cuando la distancia con Ciudadanos sea la suficiente", señala una fuente popular en referencia a la expectativa de que el PP quede por encima de los 85/90 escaños y Ciudadanos baje a 40/45, "hablamos" con Sánchez.

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