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Política

Bronca independentista: "Puigdemont no va a soltar la presidencia"

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, junto al expresidente Artur Mas en los pasillos del Parlament.

La bronca de sectores del independentismo contra Carles Puigdmont es sorda pero creciente. La reunión del miércoles en Bruselas, en el lúgubre sótano del hotel Mariveaux, resultó un desastre. Veinte diputados de JxCat peregrinaron hacia el refugio del expresidente para solventar de una vez el bloqueo institucional catalán. Nada se sacó en limpio. Ni nombre alternativo, ni proyecto, ni calendarios. 

"Jordi Sánchez es el candidato. Hay tiempo para la investidura", dijo el portavoz del grupo, Eduard Pujol. Algunos de los asistentes se quedaron a cuadros. La posibilidad de pasar la página del candidato imposible -Sánchez está en prisión y no podrá asistir al debate de su propia investidura- se truncó desde el principio. Hay tiras y aflojas entre JxCat y el PDeCat, cada vez más agrios y ostensibles. "Haremos Govern y haremos república", repetía un voluntarioso Pujol, quien no lograba disimular lo delirante de la situación. 

En ERC aumenta también el rechazo hacia la actitud de Puigdemont, incapaz de dar con la fórmula para nominar un candidato 'efectivo'. Está preso de la CUP, que con sus cuatro escaños, tiene la clave de la investidura. Se ha pensado incluso que los antisistema le cedan dos diputados al bloque secesionista para salir del embrollo. El problema es dar con un postulante sin mácula judicial. Jordi Turull es demasiado 'capitalista' para los 'cupaires'. Prefieren a un independiente, sin vínculos pasados con Convergencia.  

Dos elecciones en un año

Otra alternativa sería que Puigdemont y Comín, los dos fugados que aún mantienen su acta de diputados, renuncien a ella, y sean sustituidos por dos parlamentarios con un horizonte penal 'limpio'. Ni el expresidente ni el exconsejero de Sanidad están dispuestos a ello. 

"Puigdemont no va a renunciar nunca a ser presidente", comentaba uno de los presentes en el cónclave de Bruselas. "Quiere mantener las riendas de Cataluña, bien desde Waterloo o tras nueva cita con las urnas", añade. "Hasta pretende montar su propio movimiento, para liderar al independentismo". Todo un conflicto.

Dio un paso al costado pero pretende ser investido presidente de la república en el exterior. Desde allí se plantea dirigir los destinos de Cataluña. Nombrar al 'president en el interior', hacer y deshacer con el Govern, designar consellers...Todo ello, con un generoso presupuesto para mantener el 'espacio libre de Bruselas'. Colaboradores, asesores, técnicos, infraestructuras... Como si nada hubiera pasado.  

Los peregrinos a Bélgica acordaron que la puerta a nuevas elecciones está cerrada. Una afirmación que poco casa con lo expresado por el propio Puigdemont este domingo: "Repetir elecciones no es ninguna tragedia". Y hasta puso el ejemplo de Mariano Rajoy, dos elecciones generales en menos de un año. 

Viaje a Ginebra

Mientras tanto, el expresidente a la fuga sigue alegre con su deambular por el exterior. Anuncia dos escapadas a Ginebra, una este domingo y otra el próximo viernes. "No tiene nada que hacer y así ocupa el tiempo", comentan las mencionadas fuentes, en tono sarcástico. Quizás se encuentre en territorio suizo con Anna Gabriel, la exdirigente de la CUP, fugada de la Justicia, que ha instalado allí su residencia. 

No parece tener prisa. El 155 va camino de cumplir los cinco meses y no hay señal alguna de que se levante. El malestar en la familia independentista se combate con algunas muestras de exacerbado victimismo: manifestación por el registro en la sede de Omnium, lacitos amarillos por los presos, programas especiales en TV3. La quincalla del procés, las muestras declinantes de un movimiento que ha entrado en una etapa de abulia, desgaste y enorme irritación.

Puigdemont tiene la clave para salir del laberinto. También podría hacerlo el TC, si responde al recurso del PSC ante el Constitucional en el que se le demanda al Tribunal que fije plazos para investir presidente o convocar nuevos comicios. Todo sigue en el aire y la bronca sube de tono. 

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