Lo dijo Feijóo en un programa de televisión. Parece una torpeza, una rendición a la socialdemocracia ramplona, un abandono del PP, o incluso un insulto al partido de Fraga, pero no lo es. Es un cálculo frío. El gallego está llamando al voto de los antiguos electores del PSOE, esos que están desencantados con Sánchez. Está hablando a los socialistas de toda la vida a quienes el presidente del Gobierno les parece un chisgarabís, un intruso en la tradición moderada del PSOE inaugurada en 1979.
El PSOE pierde justamente entre ese tipo de votantes: mayores de 50 años, de mentalidad progresista pero no relativista, con estudios medios y renta media. Es ese segmento en el que cala mejor la nostalgia, la idea de que el tiempo pasado fue más claro, ilusionante y sólido. La memoria es engañosa, y ante un presente nefasto el cerebro resalta lo positivo del felipismo, y oculta, por ejemplo, la corrupción y el terrorismo de Estado.
El sanchismo se desangra a su derecha. Esa pérdida es notable, entre otros lugares, en Castilla-La Mancha, donde García Page procura distanciarse lo que puede de Sánchez sin caer en desgracia. Otro tanto ha ocurrido en la mayoría de las autonomías españolas, donde el hundimiento del sanchismo arrastra al abismo al PSOE local.
Sánchez construyó un partido a su imagen y semejanza, eliminó las primarias, purgó la organización y designó a dedo. El resultado es que todos los cargos municipales y autonómicos se ven como marionetas de Moncloa. Esto limita su autonomía para ganar el voto local y, al tiempo, son blanco fácil para los que quieren castigar a Sánchez.
La fundación del PP en 1990 tuvo ese sentido: corregir la deriva de un país en manos de lo que era un régimen en el peor de los sentidos, cuyo último episodio lo vimos con el caso de los ERE en Andalucía
La victoria de Feijóo depende de que sume el voto de los socialdemócratas antisanchistas. Sin embargo, ese coqueteo con la izquierda felipista, y los mensajes de elogio al que fuera “Mister X”, la cúspide de la mayor trama de corrupción de la historia de España que duró mucho más allá de su mandato, puede ser que moleste a una parte del electorado de la derecha.
El proyecto de Aznar se construyó como alternativa al felipismo. El “¡Váyase, Sr. González” fue el aldabonazo para su carrera a la Moncloa, y le permitió formar el Gobierno que verdaderamente asentó la realidad de la alternancia democrática en España. La fundación del PP en 1990 tuvo ese sentido: corregir la deriva de un país en manos de lo que era un régimen en el peor de los sentidos, cuyo último episodio lo vimos con el caso de los ERE en Andalucía.
El jefe del PP sabe dónde sacar tajada. No se trata de meter el dedo en el ojo al adversario, sino en su saca de votos y llevarse todo lo que pueda
Tirar de la cuerda sin romperla es un arte. Feijóo se presenta como un artista de cuatro mayorías absolutas, que ha convertido la dichosa cuerda en una goma elástica. Su estilo es jugar con las emociones que provoca la nostalgia, apelar a la memoria colectiva de la Transición y de los tiempos aparentemente tranquilos, los del rodillo y la alternancia, del debate televisivo a dos, de la vida parlamentaria sin puzzles vergonzantes, donde un terrorista era un terrorista, no un “progresista”.
La estrategia de Feijóo tiene mucho peligro para Sánchez. El jefe del PP sabe dónde sacar tajada. No se trata de meter el dedo en el ojo al adversario, sino en su saca de votos y llevarse todo lo que pueda. El mensaje es muy claro: que vuelvan los buenos tiempos, sin infantilismos, con expertos en gestión pública y privada, no con niñatos (y niñatas) con más prebendas que experiencia laboral.
El escenario es el ideal para Feijóo. Los problemas están todos en el barrio socialista, con bandas que no se soportan, sin nada que aportar a la sociedad. La palabra que se menciona siempre que se habla del “gobierno de progreso” es “crisis”. Vemos a ministros que no deberían serlo pidiendo el cese de otros, desdiciendo al mismísimo presidente del Ejecutivo, y mostrando una alarmante ignorancia e imprudencia en sus propios ámbitos. Son buenos para nada, y malos para todo.
Feijóo hizo el guiño a los socialistas moderados recordando que votó a Felipe González, porque para eso su única fijación es ganar las próximas elecciones. Y dirá lo que haga falta sin salirse del plan, obsesionado con obtener la empatía del votante más movilizado, el mayor de 50 años, el que da victorias. Porque está muy bien hablar a los jóvenes, pero no votan. A Sánchez no le va a servir el intentar la compra del voto regalando 400 euros para cultura. Esos chicos se reirán de él y pasarán de todo. La vida política es así.
Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.
Yo no.
Votar entonces a Felipe González tenía todo el sentido, era cerrar el círculo de lo que creíamos una democracia.
La socialdemocracia gobernando en España significaba que el proceso iniciado tras la muerte de Franco llegaba a una de sus conclusiones lógicas, la alternancia en el poder de partidos democráticos de izquierda y derecha que representaban la voluntad popular y la soberanía nacional.
Todo eso lo traición Felipe González, y luego, y de manera aún más rastrera, José María Aznar.
Pero entonces no lo sabíamos y cuando votamos a Felipe lo hicimos por un futuro que traicionó.
La noche en que celebramos en Madrid su victoria estaba plagada de banderas españolas, creímos que el PSOE era la izquierda necesaria española.
El voto tuvo sentido y fue traicionado, votar de nuevo sabiendo lo que sabemos sería reconocer vocación de siervos.
Fue un engaño que jamás repetiría.
Estimado apparatchik: por mucho que se empeñe, seguirá dándose cuenta demasiado tarde que con estos escupitajos a sus antaño votantes, nunca va a compensar por la izquierda los que seguirán perdiendo por la derecha.
Pues, como yo no soy socialista, ni oderado ni radical, al artista de cuatro mayorías absolutas lo va a votar su padre.
Feijoo lo tiene fácil.
Olvidarse del PP clasico y hacer propuestas de regeneracion real.
Tienen a la heterodoxa Ayuso como modelo y al proyecto fallido de Ciudadanos como objetivo.
Gente limpia y profesional, todo auditado y transparente, una gestion neutra politicamente y arrasan. Olvidense de la ideologia y sean practicos.
Los españoles (la gran mayoria) ya no creen en quimeras.
La pregunta es: Esta el PP dispuesto a esto o volvera la burra al trigo de la Gurtel como el Psoe volvio y volvio a lo suyo, ahora bolivariano?
Si se olvida de la ideología, ¿para que vota? No hay gestión "ideológicamente neutra" porque para evaluar la gestión hay que saber que se quiere conseguir, y definir y eso, y sobre todo las prioridades, es lo que constituye una ideología. No se puede hacer política, ni negociar nada honestamente, si se prescinde de los valores que, ordenados, conforman una ideología. Si ya se va a una negociación con las concesiones hechas, ¿para que va?
"para eso su única fijación es ganar las próximas elecciones."
Ya, pero es que para el potencial votante del PP la fijación es que va a hacer el que gane las elecciones, y para que le va a dar su voto.
Si Feijóo se niega desde ya a cumplir con la supuesta ideología del PP, y su referente es González, ¿de qué sirve Feijóo? ¿Por qué no presenta el PP a González como candidato?
Yo creo que pocos han sabido explicar el daño que hizo Felipe González a España, y aún hoy existe un total desconocimiento al respecto.
Yo milité en el PSOE desde el año 1975 hasta 1.982, me di de baja cuando observé desde dentro hacia donde se dirigía la política y el ansia viva de los militantes rencorosos por saquear la nación sin propuestas que la hicieran prosperar en todos los ámbitos.
Si hay alguien en España que merece el nombre de "Vito" ese es sin duda Felipe, hay gente que le sigue llamando padrino y le besa el anillo.
No puedo estar más de acuerdo con usted. Felipe González ha sido uno de los personajes más nefastos para nuestro país, y ha sido el embrión de todo lo que vino después (incluido el PP que se muere por ser progre). Yo también me acuerdo muuuuuuucho de este traidor.
La tesis del artículo se sostiene. Las que no se sostienen son las declaraciones de Feijóo, ya que lo último que haría un votante conservador mayor de 50 años y dueño de sus facultades mentales es volver a votar al PSOE, así lo encabezase el sursuncorda redivivo. Vale que tampoco haya que aplicarse flagelo perpetuo por los errores y carencias de juventud, pero tampoco es cosa de exhibirlos y reafirmarse en ellos.
En cuanto al segmento que nos ocupa (los votantes centroizquierdistas de esa generación, afectos al PSOE hasta fechas recientes), ellos sabrán lo que hacen, que ya tienen edad. Si se sienten excluidos ante la deriva del partido y están pensando en reciclar su voto, el suyo es, en efecto, el contenedor gris, adonde va a parar lo que no encuentra mejor destino.
Muy de acuerdo con su análisis. Lo que ya dudo es que haya sido una maniobra intencionada para captar votos, simplemente creo que se ha sincerado. Porque las políticas de Feijóo en Galicia hace tiempo que son muy similares a las del PSOE de Felipe y en Galicia el PP no necesita captar ningún voto ni campaña para ganar una y otra vez: tiene una red clientelar profundamente asentada.
El votante nacido en los 70 que se considere progresista, preferirá no votar antes que votar al PP. Si sigue por esta senda la coalición con Vox será imprescindible para que pueda gobernar.
Si esa es la intención de Feijóo anda bastante errado, ese votante al que se dirige es muy escaso o no existe. Es una cuestión de edad,
Feijóo tiene más peligro que Sánchez y eso lo sabe cualquier votante nacido en los años cincuenta, si Feijóo pretende gobernar con el pistoletazo de salida de Felipe González que nos ha llevado a la quiebra, la corrupción sistémica, los cacicatos totalitarios y a la vergonzosa y empobrecedora sumisión internacional debemos ponernos en lo peor y prohibir que los españoles se quejen posteriormente, lo tendrán bien merecido.