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Opinión

HACIENDO ZAPPING

Tres series que deberías devorar este verano

Es casi una obligación aprovechar las vacaciones para volver a 'Borgen' como ejemplo de lo que nos pasa, terminar 'Stranger Things' para volver a la inocencia y revisitar 'Succession' como producto de culto

Fotograma de la cuarta temporada de 'Stranger Things'
Fotograma de la cuarta temporada de 'Stranger Things' Netflix

El verano ya llegó y la fiesta comenzó. Muchos empiezan o empezarán pronto las vacaciones estivales, que son propicias para devorar series por diversos motivos, como que en la tele convencional hay poco que rascar o que en el apartamento de la playa hay que tirar de wifi para entretenerse. No hablaremos aquí de otros motivos más espinosos como la necesidad que tienen los padres de familia de desconectar tras demasiadas horas aguantando a unos hijos que durante el año apenas parecen existir. O de muchas parejas que sólo se soportan cuando ven algo en silencio tras pasar también más horas juntos que de costumbre.

Partiendo de esa base, tenemos que aprovechar el merecido descanso que aquí también nos tomamos para recomendar tres series que cualquiera debería devorar este verano, sea cuando los bichos duermen o sea hasta en la hamaca de la playa. En estas vacaciones resulta casi obligatorio volver a Borgen como ejemplo de lo que nos pasa, terminar Stranger Things para volver a la inocencia perdida y revisitar Succession como producto de culto.

Vayamos por partes. En Netflix acaba de estrenarse la cuarta temporada de Borgen y lo peor que puede decirse al respecto es que ha tardado demasiados años en llegar. La inolvidable Birgitte Nyborg está de vuelta y, por ello, la exitosa serie danesa vuelve a sumergirnos en el lamentable panorama político que aquí también padecemos con algunos matices -por lo general más graves, claro-.

Dicen las crónicas previas que esta ficción aborda, entre otras cosas, cómo los medios de comunicación desestabilizan a los gobernantes, con especial énfasis en los peligros de las redes sociales. Huelga decir que el asunto está de moda en esta España que desde hace años vive regada por los audios de Villarejo. Algunos ya decíamos hace mucho tiempo que en su archivo oculto aparecerían muchas sorpresas. Y, ciertamente, la verdad es que nos quedábamos cortos. Pero, volviendo a Borgen, la verdad es que no se la pueden perder. Por demasiados motivos. Hagan caso y a por ella.

Como no todo va a ser martirizarse con las cloacas a la danesa y con esa forma de hacer política que todo lo enfanga entre conspiraciones y mentiras de los poderosos, hay que apostar por algo más inocente. Por compensar, más que nada. Stranger Things, con su cuarta temporada en cortada dos mitades, que es algo así como aprovechar un buen chuletón para dos comensales, nos encanta sobre todo porque nos devuelve a la inocencia perdida de esos niños que ven cómo su mundo fantasioso se queda corto frente a la realidad. Esa mezcla de humor, drama y fantasía de esta serie de Netflix es simplemente imbatible.

Ves esta serie y, sobre todo si tienes cierta edad, vuelves a Los Goonies, a ET o a Encuentros en la tercera fase, porque la credulidad queda suspendida, como debe ser en las buenas series, y dejan de importante la verosimilitud o los detalles dudosos de la trama, porque vuelves a soñar durante un buen rato. Y claro, con esos personajes extraordinarios, ya imposibles de olvidar, disfrutas como hacía tiempo que no disfrutabas. Obligatoria, en suma.

Y miren, lo suyo sería ahora mismo hablar de alguna otra serie de las muchas que se han estrenado recientemente. Pero como cada uno tiene sus debilidades, mejor volvemos a hablar, aunque sea un poco, de una serie de culto de HBO que no por casualidad acaba de arrasar en las nominaciones de los Emmy. Ya tenemos dicho aquí que Succession es una obra maestra sobre el poder y la familia.

Perdonen la autocita, pero es que también empieza una parte de mis vacaciones, y no se me ocurre nada mejor que repetir que esta serie puede definirse como Los Soprano sin violencia, un moderno Rey Lear o un Juego de Tronos sin mallas. Si creen que exagero, sólo tienen que verla.

Si pueden, devoren las tres. Si no, que sean dos. Y, si no tienen tiempo para más, vean una. Sus vacaciones serán más dichosas.

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