Hay una foto donde vemos a un grupo de milicianos rodeando el vehículo donde trasladan a tres rehenes israelíes. Han permanecido 471 días secuestradas por Hamás. En cautiverio, han sido torturadas, vejadas, abusadas y en fin, tratadas como judíos, es decir como escoria infiel a la que Alá y sus santos guerreros deben exterminar. En medio de la chusma uniformada, puede verse a un par de miembros de la Cruz Roja Internacional. Uno se pregunta, naturalmente, dónde ha estado hasta ahora la Cruz Roja, que no ha encontrado tiempo para visitar a los rehenes y comprobar si el trato que reciben se ajusta a las convenciones humanitarias de los conflictos armados. Alá es el más grande y misericordioso. ¿No? Pues eso.
Es un mal acuerdo para Israel. Si se considera objetivamente, no tiene ningún sentido. Lo sensato sería continuar la guerra hasta acabar con Hamás. Pero. Eso costaría la vida a los rehenes, que Hamás no dudaría en asesinar
Un vehículo de los terroristas transporta a las rehenes israelíes y, a pocos pasos, se halla el de la Cruz Roja, al que deben acceder. Un protocolo sencillo. Pero. Una vociferante turba islamista uniformada y armada rodea a las jóvenes recién liberadas hasta el último minuto, prolongando así su sufrimiento. Son mujeres judías, recuérdese. No son seres humanos. Los terroristas religiosos convierten lo que podía haber sido una ceremonia civilizada y más o menos humana, en un estallido siniestro de salvajismo y miseria moral. Y aún un detalle importante, que recoge la foto: más allá del perímetro ocupado por los milicianos, un grupo de civiles palestinos se ha congregado para apoyar a los terroristas. No hay que olvidar que esa llamada población civil ha sido y es, en gran medida, cómplice de la banda islamista y ha celebrado eufórica la barbarie del 7 de Octubre de 2023 y colaborado en la tarea de ocultar y dificultar el rescate de los secuestrados.
El acuerdo para un alto al fuego en Gaza ilustra a la perfección la diferencia entre una organización de fanáticos religiosos asesinos y las autoridades de un país civilizado, que debe hacer todo lo posible para rescatar a sus ciudadanos secuestrados. Incluso liberar a culpables de la muerte de numerosos ciudadanos israelíes, que irán de inmediato a nutrir las filas de los bárbaros con los que se pacta el alto al fuego. ¿Cuántos civiles israelíes matarán y secuestrarán en el futuro los terroristas que serán liberados? ¿Cuántos soldados israelíes morirán en el futuro combatiendo a estos terroristas que serán liberados? Muchos, me temo. Es un mal acuerdo para Israel. Si se considera objetivamente, no tiene ningún sentido. Lo sensato sería continuar la guerra hasta acabar con Hamás. Pero. Eso costaría la vida a los rehenes, que Hamás no dudaría en asesinar. Lo dicho al principio. Es lo que diferencia a las autoridades de un país civilizado de una caterva de fanáticos religiosos asesinos.
Los espías castristas fueron liberados de cárceles norteamericanas, en excelente estado de salud, bien alimentados. A cambio, la dictadura liberó a un supuesto espía norteamericano, el señor Alan Gross, convertido en un desdentado despojo humano
Este intercambio entre un país civilizado y fuerzas terroristas me recuerda el de los espías castristas de la famosa Red Avispa, responsable del asesinato de cuatro pilotos de la organización humanitaria Hermanos al Rescate, dedicada a rescatar balseros que huían de la dictadura cubana. Yo mismo, en calidad de periodista, acompañé alguna vez a los jóvenes y abnegados pilotos que arriesgaban sus vidas para salvar a sus compatriotas. Los espías castristas fueron liberados de cárceles norteamericanas, en excelente estado de salud, bien alimentados. A cambio, la dictadura liberó a un supuesto espía norteamericano, el señor Alan Gross, convertido en un desdentado despojo humano. Por cierto, años después de que aviones de combate castristas derribaran en aguas internacionales dos avionetas civiles y desarmadas de Hermanos al Rescate, matando a sus cuatro tripulantes, se hizo una película que exaltaba a los espías cubanos, y denigraba (como la entrada de Wikipedia sobre el caso, que parece escrita por el DGI cubano) a las víctimas de los espías. Entre los actores que se prestaron a la infamia estaban Penélope Cruz, Ana de Armas (hoy en día ya parte de la aristocracia oficial castrista), el mexicano García Bernal y otros castristas de salón.
A ver quién es el valiente que hace una película mostrando el horror que han sufrido, y aún sufren, los secuestrados israelíes y si Penélope Cruz y Ana de Armas se prestan a encarnar a algunas de las mujeres torturadas en los infernales túneles islamistas. Creo que lo harían muy bien. ¡Arriba Penélope, arriba Ana! ¡Ánimo!
¿Dónde fue el dinero de Occidente?
Con el alto el fuego, los milicianos de Hamás han vuelto a patrullar las calles de Gaza, y seguirán gobernando y construyendo túneles y secuestrando y matando, en cuanto se recuperen un poco, si Israel no termina por completo con ellos. Y, ojo, la recuperación de su capacidad asesina, se hará con el dinero (de los contribuyentes) de los países occidentales, entre ellos la España de Sánchez, que ya dijo que está ansiosa por soltar 24 millones de euros a los terroristas. Sí, sí, a los terroristas. Un momento, calma, zurdos, no empiecen a patalear y gimotear. Los muchos millones que donaron España y Europa hasta que Hamás atacó Israel y provocó la guerra, ¿dónde fueron a parar? Se lo digo: a los misiles, a los túneles, a mejorar la capacidad operativa de los secuestradores y suicidas de Hamás. ¿Qué hace pensar que el dinero que envíen ahora irá a parar a un sitio diferente? ¿Quién se encargará de que el dinero de Occidente no termine financiando a los asesinos de Hamás? ¿La ONU? ¿La UE? No me hagan reír.
luzmasluz
23/01/2025 17:08
Jacob y Esaú...
kjlm10
23/01/2025 19:49
Algo no funciona correctamente. Oí a Yolanda Díaz llamar a estos crueles asesinos 'hermanos', Sánchez los reconoce. Yolanda y Sánchez (y toda su banda) apoyan el terrorismo.