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Opinión

La reforma del sí es sí

El consentimiento ya se encuentra en el corazón de la reforma que ahora se pretende volver a reformar por su catastrófico resultado

La ministra de Igualdad, Irene Montero, junto a la ministra de Ciencia, Diana Morant, este miércoles en el Congreso.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, en el Congreso EFE / J.C. HIDALGO

Se anuncia la reforma de la Ley Orgánica 10/2022, de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como la ley del “Sólo sí es sí”. Entró en vigor el 7 de octubre de 2022. Y hoy, ni cuatro meses después, ha dado como resultado que 338 depredadores sexuales han visto rebajadas sus condenas penales, y otros 32 han resultado excarcelados. Este es el balance a la hora de escribir el presente artículo.

Balance escandaloso, indigno, es una chapuza jurídica de gran alcance. Y tanto más si echamos la vista atrás y recordamos que esa ley era la ley estrella del Ministerio de Igualdad que ostenta la Sra. Irene Montero. Que se nos vendió que era una ley absolutamente feminista para proteger a las mujeres víctimas de agresiones sexuales. Que nos dijo que esa ley sería imitada en otros países de nuestro entorno.

Todo era mentira. Y lo más grave es que el Gobierno estaba advertido de las consecuencias de esa ley en forma de rebajas de pena y de excarcelaciones. Así, el Consejo General del Poder Judicial advirtió en su día “la aplicación de la norma más favorable constituye un principio básico del derecho penal, derivado del artículo 9.3 de la Constitución Española y del artículo 2.2 del Código Penal, que establece que “tendrán efecto retroactivo aquellas leyes penales que favorezcan al reo, aunque al entrar en vigor hubiera recaído sentencia firme y el sujeto estuviese cumpliendo condena”.

También, en sede parlamentaria, la diputada del Partido Popular, Sra. Marta González Vázquez avisó que “Una vez más tenemos que recordar que realmente, en la práctica lo que va a suponer es una rebaja en las penas de los delitos más graves, algo que no creemos que estuviese en la voluntad de quienes han redactado este texto, pero que al final será una consecuencia sobrevenida de su falta de previsión y de su falta de aptitud”.

Más todavía, en los últimos días hemos conocido, tras una entrevista a la exvicepresidenta Carmen Calvo, que ella era consciente de los riesgos que corría el entonces proyecto de ley en cuanto a las rebajas de penas, como así viene sucediendo día tras día. Lo declaró ella misma.

Hemos soportado el amargo sentido del humor de la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez -por apodo “Pam”-, bromeando sobre esa ley perversa

Todo dio igual. En un caso de auténtica imprudencia temeraria, el Gobierno, cuajado de juristas, desdeñó olímpicamente las advertencias de lo que se ha venido produciendo desde la entrada en vigor de esa ley. Las consecuencias las vemos día a día.

Hemos soportado durante este tiempo los empeños de la Sra. Irene Montero de hacer prevalecer su ley, su negativa hasta el infinito de cambiarla en lo más mínimo, su capricho de poder. Como hemos soportado el amargo sentido del humor de la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez -por apodo “Pam”-, bromeando sobre esa ley perversa.

Hemos soportado las declaraciones extravagantes de la Sra. Victoria Rosell, Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, empeñada en asegurarnos que esa ley sería imitada en otros países de la Unión Europea. Hemos soportado la idea de Unidas Podemos de que las excarcelaciones de violadores obedecían a un empeño de la derecha judicial para desacreditar a la Sra. Irene Montero. Como si los jueces hicieran otra cosa que su misión de aplicar las leyes. Como si olvidáramos que en España más de la mitad de la judicatura está ostentada por juezas.

Cuando las cosas son así, lo que nos haría homologables de verdad al resto de países de nuestro entorno europeo sería, desde luego, el cese o dimisión inmediatos de la ministra responsable de semejante espanto legal, Sra. Irene Montero, por su absoluta incompetencia en su cargo. Y lo que nos hace incompatibles con Europa en este caso es, precisamente, su mantenimiento gravoso en su cargo ministerial.

Los depredadores sexuales seguirán beneficiándose de las rebajas de pena o de las excarcelaciones que dicten los tribunales obligados por la ley del “Sólo sí es sí”

Ahora, visto que mantener esa ley se hace imposible -¿se imaginan que a algunos de esos agresores sexuales excarcelados les diera por reincidir?-, el PSOE anuncia una nueva proposición de ley para reformar la tan deplorablemente aprobada. Pero hasta que eso suceda, los depredadores sexuales seguirán beneficiándose de las rebajas de pena o de las excarcelaciones que dicten los tribunales obligados por la ley del “Sólo sí es sí”.

Ahora el ministro Sr. Bolaños anuncia que la proposición de ley contará con los mejores juristas, con los más agudos especialistas en la materia. Las preguntas son sencillas: ¿con quién contó entonces para hacer esa ley lastimosa que pasó por alto las advertencias que señalaban lo que iba a suceder, y así sucedió?; ¿cuál es el extraño fanatismo de la ministra Sra. Montero que produce estos sufrimientos?

Se nos dice también, desde el sector socialista, que la llave de la ley es el consentimiento de las mujeres, como si alguna vez hubiera sido de otra forma. Siempre, siempre, ha sido el consentimiento de las mujeres la clave para sentenciar en nuestros tribunales si había, o no, agresión sexual. Por tanto, el consentimiento ya se encuentra en el corazón de la reforma que ahora se pretende volver a reformar por su catastrófico resultado que vulnera la confianza de la población en las normas esenciales que castigan las agresiones sexuales.

Ignoramos a estas alturas qué hará Unidas Podemos respecto de esa proposición de ley socialista que ahora se anuncia. Hasta ahora siempre ha puesto el “no” por delante de cualquier reforma que se pretenda de esa ley desdichada. Al contrario, el Partido Popular ha anunciado que apoyará la reforma para evitar los odiosos efectos que la ley del “Sólo sí es sí” está produciendo cada nuevo día en España.

Pase lo que pase, lo cierto es que el Gobierno debe una disculpa pública al pueblo español por la pésima manera legislativa de hacer las cosas. Y por su abuso de la esperanza en la protección del Estado, que ha de perseguir, castigar e impedir los delitos de agresiones sexuales, tan sensibles para toda la población, especialmente para las mujeres.

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  • P
    Perhaps

    Lo más peligroso de esta ley y su"filosofía" es la desaparición del principio de inocencia. Una justicia lícitamente definida, la carga de la prueba cae sobre el acusador, esta ley pretende que la varga de la inocencia caiga sobre el acusado. Peor aún, pues le niega desde el principio la posibilidad de la veracidad.

    Ese mamarracho debe modificarse a fondo y no sólo en la regulación de las penas máximas.

  • K
    KVLT

    A ver. Yo no soy jurista, aunque visto lo visto lo de ser jurista (o abogado del estado, eh Edmundo?) sirve para poco más que para ligar en el bar del congreso, ese que ponen cubatas a 2.50.
    Pero me ha parecido oír por ahí lo siguiente, que tiene bastante sentido si uno se para a pensarlo. Uno de los principios de nuestro ordenamiento es la no retroactividad de las leyes, salvo si favorecen al reo. Así pues, por mucho que modifiquen esta ley, todos los agresores sexuales que cometan o hayan cometido sus delitos antes de dicha modificación (o dicho de otra manera, aquellos cuyos crímenes, juicios o condenas coincidan temporalmente con la vigencia del sí-es-sí) seguirán pudiendo beneficiarse de la chapuza montera -- aunque se endurezca la ley, puesto que siempre se aplicará la normativa más beneficiosa para el acusado.
    También he oído por ahí que se pueden poner un preámbulo, o una "disposición especial" o no sé qué para evitar que pase esto, pero en este caso me chirría todo un poco (¿basta con eso para saltarse lo que, no lo olvidemos, es uno de los principios fundamentales del ordenamiento? ¿Algún otro principio fundamental que podamos cargarnos via disposición adicional?), y como últimamente en las tertulias se dicen toda clase de burradas, uno no sabe ya qué creerse. O a qué a atenerse.
    Si hay algún jurista en la sala razonablemente sobrio, agradecería que me aclarara este punto :)

  • C
    Chus

    Ya era hora del cambio. O del cambio del cambio. O del cambio del cambio del cambio.

    Es la hora de cambiarlo todo.

    Es la hora del "NO ES NO"

  • E
    eddo

    Es usted un hipócrita sin conciencia, que alimenta el discurso a favor del voto de las mujeres, y para ser parte del negocio de los más de 27.000 millones que se han repartido desde que Rajoy se dio cuenta que un millón de mujeres no le votaron y perdió contra Zapatero. De esto va todo esto y no nos mienta.