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Opinión

Quién es el culpable del repunte de la inflación

La inflación es el resultado final de las políticas económicas y recetas expedidas por los economistas conservadores, liberales, y social-liberales (otrora socialdemócratas)

Billetes de dólar.En 2024, los tipos no bajarán tan deprisa (ni tanto)
Billetes de dólar. Europa Press

Ustedes ya saben nuestro diagnóstico sobre qué ha provocado el repunte de precios, y que es previo a la invasión de Ucrania, que simplemente ha exacerbado y perpetuado dicho incremento. Nuestra hipótesis de partida es que la inflación es el resultado final de las políticas económicas y recetas expedidas por los economistas conservadores, liberales, y social-liberales (otrora socialdemócratas).

En primer lugar, la expansión y el acceso a los mercados derivados de materias primas a especuladores y a fondos institucionales. Como consecuencia, en determinados momentos, la evolución de sus precios no obedece a fundamentales económicos sino a burbujas especulativas y procesos de propensión o aversión al riesgo de los inversores, si bien no son simétricos, impactando mucho más en los precios, al alza, durante las fases de toma de riesgos excesivos, como la actual. Destacan por encima de todos los episodios 2004-2008, 2021-actualidad.

En segundo lugar, la reestructuración radical de determinados sectores industriales, sustentada en el dogmatismo del libre mercado, siendo el eléctrico un ejemplo destacadísimo. El sistema marginalista en el que se fundamenta ha fracasado. El coste marginal se ha alejado del coste medio, produciéndose una rápida escalada de los precios de la electricidad en los hogares y empresas. Sobre ello ya hemos hablado largo y tendido desde estas líneas.

Finalmente, un aspecto olvidado en los análisis, y que recobra fuerza como factor explicativo del repunte actual de precios, aprovechando la excusa de la guerra de Ucrania, es el aumento de poder de mercado de determinadas empresas, y que se da no solo en determinados sectores, sino en la economía en general.

La disminución de la competencia es en parte responsable de que el sector empresarial haya invertido poco, en relación con lo que sugerían ciertos modelos de inversión neoclásicos, desde principios de la década de 2000

En este blog pretendemos resumir aquella investigación que estudia el aumento del poder de mercado y sus efectos negativos sobre la participación del factor trabajo y del capital productivo en favor de los beneficios puros, mediante el establecimiento de precios muy por encima de su coste marginal. El aumento del poder de mercado medio permite explicar el descenso de las cuotas tanto del factor trabajo como del capital productivo, así como la disminución del dinamismo del mercado laboral, y los aumentos de inflación que se observan en el 2022.

Por otra parte, la disminución de la competencia es en parte responsable de que el sector empresarial haya invertido poco, en relación con lo que sugerían ciertos modelos de inversión neoclásicos, desde principios de la década de 2000. Además, las empresas de las industrias con los mayores aumentos de concentración del mercado han disfrutado de mayores márgenes de beneficio, vía precios, rendimientos anormales positivos de las acciones y operaciones de fusiones y adquisiciones más rentables, lo que sugiere que el poder de mercado se está convirtiendo en una importante fuente de valor (la teoría postkeynesiana de la empresa ya incorporaba este hecho hace varias décadas). Por último, los datos de la industria muestran que los aumentos de la concentración están asociados a descensos de la cuota del factor trabajo.

Efectos macroeconómicos

El aumento del poder de mercado y de la concentración empresarial ha sido documentado, especialmente en el caso de Estados Unidos (Gutiérrez y Philippon, 2017; Covarrubias et al., 2019; Grullon et al., 2019; De Loecker et al., 2020), aunque también hay estudios con datos no estadounidenses (Gutiérrez y Philippon, 2018). Los resultados obtenidos sugieren que ha habido un cambio estructural que ha debilitado la competencia. En ausencia de competencia, las empresas adquieren poder de mercado y consiguen precios elevados. Esto tiene implicaciones para el bienestar y la asignación de recursos. Además de reducir el bienestar de los consumidores, el poder de mercado disminuye la demanda de mano de obra y frena la inversión en capital, distorsiona la distribución de las rentas económicas y desalienta la dinámica empresarial y la innovación. Esto tiene ramificaciones para la política económica, desde la política antimonopolio, la política monetaria y la redistribución de la renta.

Uno de los principales problemas de esta investigación económica empírica es cómo medir la intensidad de la competencia en un mercado y el poder de mercado de las empresas individuales. Heidorn y Weche (2021) detallan diferentes posibilidades. Una alternativa es el cálculo de medidas de concentración para evaluar el grado de competencia en un mercado. Las más utilizadas son el índice Herfindahl-Hirschman (HHI) y los coeficientes de concentración (CR).

Sin embargo, sacar conclusiones sobre la intensidad de la competencia a partir de las medidas de concentración puede ser engañoso. Por ejemplo, los mercados pueden estar concentrados debido a la realización de economías de escala y de alcance. Por lo tanto, es posible que los competidores de los mercados concentrados no disfruten de un gran poder de mercado, sino que se enfrenten a una fuerte competencia. Una alternativa natural para medir el poder de mercado de las empresas de forma más directa es estimar los beneficios económicos a partir de los datos de producción. La idea teórica subyacente es que el poder de mercado se manifiesta en los precios que superan los costes marginales de forma similar al índice de Lerner.

Gutiérrez y Philippon (2017), utilizando los márgenes precio-coste (índice de Lerner), así como estimando el coste de utilización de la mano de obra y el capital, muestran para Estados Unidos que los márgenes comerciales han aumentado para los líderes de la industria. Aunque ninguna de estas estimaciones es perfecta, son totalmente informativas, ya que ambas sugieren que los márgenes comerciales aumentaron más en las industrias que se han concentrado más.

Después del año 2000, los datos sugieren una concentración ineficiente, una menor competencia y un aumento de las barreras de entrada a medida que los líderes se afianzan

Covarrubias et al. (2019), utilizando medidas de concentración (CR8) y márgenes comerciales, analizan el aumento de la concentración en las industrias estadounidenses durante los últimos 40 años, distinguiendo dos períodos de tiempo distintos. Durante la década de 1990, y con bajos niveles de concentración inicial, encuentran evidencia de un aumento de la concentración eficiente impulsada por la competencia de precios, el aumento de la inversión intangible y la mayor productividad de los líderes. Sin embargo, después del año 2000, los datos sugieren una concentración ineficiente, una menor competencia y un aumento de las barreras de entrada a medida que los líderes se afianzan y la concentración se asocia con una menor inversión, mayores precios y menor productividad.

Grullon et al. (2019) examinan la evolución de la concentración del mercado de productos de las industrias estadounidenses a lo largo de los últimos 40 años, y documentan que las industrias estadounidenses se han concentrado más desde principios del siglo XXI. Muestran que el aumento de la concentración del mercado, utilizando el índice de concentración Herfindahl-Hirschman (HHI), y la desaparición de las empresas públicas, coinciden con la consolidación a gran escala de las empresas que cotizan en bolsa.

De Loecker et al. (2020) en, desde mi modesto punto de vista, el artículo de investigación más interesante sobre el aumento de poder de mercado, documentan la evolución del mismo basándose en datos a nivel de empresa para la economía estadounidense desde 1955. Constatan que los márgenes de beneficio han aumentado desde niveles del 21% por encima del coste marginal en los años 80 hasta el 61% actual. El aumento se produce básicamente en la cola superior de la distribución de márgenes. En cambio, y sorprendentemente, la mediana no ha cambiado. Además, hay una reasignación de la cuota de mercado de las empresas con márgenes bajos a las que tienen márgenes altos. Este aumento se produce sobre todo dentro del sector. También hay un aumento de la tasa media de beneficios del 1% al 8%.

Las consecuencias económicas del aumento del poder de mercado son diversas, y van desde la disminución de las cuotas de trabajo y de capital (Autor et al., 2020; Barkai, 2020, De Loecker et al., 2020), a favor de los beneficios puros (Barkai, 2020), así como la disminución del dinamismo del mercado laboral (De Loecker et al., 2020), hasta una menor inversión empresarial en relación con la Q de Tobin (Gutiérrez y Philippon, 2017; Crouzet y Eberly, 2019). Además, las empresas de los sectores con mayor aumento de la concentración del mercado han disfrutado de mayores márgenes de beneficio, rendimientos anormales positivos de las acciones y operaciones de fusiones y adquisiciones más rentables, lo que sugiere que el poder de mercado se está convirtiendo en una importante fuente de valor (Grullon et al., 2019).

¿Y en España, qué ocurre?

Intuitivamente, viendo la composición del Ibex 35, dominan sectores que han aumentado la concentración y el poder de mercado, desde el bancario, a los otrora monopolios naturales -sector eléctrico, petroleras…-, pasando el lobby de la construcción. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), por ejemplo, multó este verano con 203,6 millones de euros a seis de las mayores constructoras españolas por alterar la competencia en las licitaciones de construcción de infraestructuras durante 25 años, desde 1992 al 2017.

Quizás sea la concentración empresarial, asociada al poder de mercado, la principal razón del incremento de los precios en los últimos meses en nuestro país. Debería abrirse una amplia discusión sobre el papel de los organismos reguladores de la competencia, la composición de sus miembros, y la necesidad de dotarles con todos los instrumentos necesarios para su labor. Deben disponer de equipos amplios que identifiquen el aumento de poder de mercado, y tener la capacidad ya no solo para imponer multas acordes con el daño causado por prácticas oligopolísticas, sino, sobre todo, llegado el caso, trocear y vender negocios y unidades de empresas demasiado grandes para quebrar e imponer precios. Permítanme que sea escéptico sobre ello, las puertas giratorias trabajan a pleno rendimiento.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.

  • D
    Darksith1977

    Estupendo artículo. Ahora explíquenos las razones de la inflación crónica en Argentina y Venezuela. Políticas neoliberales, también?

  • B
    Beeblebrox

    Se nota que el Sr Laborda da lo mejor de sí cuando no se mete en temas de los que no sabe nada, como la política internacional, y se ciñe a la economía, donde lleva décadas aprendiendo tonterías y resulta mucho más cómico. Para un comentario breve, hacer notar que todos esos estudios están fechados en 2020 y antes, fecha en la que Laborda vendía la TMM (teoría monetaria de m) y negaba que pudiera existir inflación en el mundo. Y todo ello se refiere a fenómenos graduales que se han ido produciendo a lo largo de décadas, por lo que es extraño que hayan producido bajadas de precios durante años y de repente inflación ahora, justo cuando el BCE puso las prensas a tope para todos los países europeos, que es lo que sí produce inflación a morir

  • W
    Wesly

    Otra cosa, Sr. Laborda.

    Su defensa de la competencia en el sector privado, actitud en la que, como puede ver, estamos mayoritariamente de acuerdo, debería extenderse también al sector público.

    La gestión pública de los servicios públicos tiene varios inconvenientes. El primero es que no puedes elegir libremente quién te da el servicio (no hay competencia). El segundo es que los empleados públicos que proporcionan el servicio disfrutan de privilegios que no tienen los trabajadores del sector privado sometidos a la competencia, que son los que obligatoriamente, a través de los impuestos, han de pagarles el sueldo (y los privilegios). El tercero es que, como en todo monopolio, los empleados públicos disponen de una capacidad de chantaje y extorsión a toda la sociedad excesiva e injusta para conseguir mantener e incluso aumentar sus privilegios, lo que, además, da lugar a que el servicio público salga más caro que el privado. La mayoría de servicios públicos podrían prestarse perfectamente por medio de la gestión privada, sometida a las leyes de la competencia, con lo que se cumplirían los principios básicos de justicia, libertad e igualdad que fundamentan nuestra convivencia, según el artículo 1 de la Constitución.

    ¿Porqué no nos hace un escrito sobre la necesidad de implantar efectivamente la competencia en el sector público?.

    • J
      Jaime555

      Jajaja, muy bueno pero no espere ahí al sr. Laborda,...
      Por sus obras los conocereis,...

  • P
    Perhaps

    No, si ya sabía yo que el culpable es Aznar, cachis la mar.

  • J
    Jaime555

    Enhorabuena sr. Laborda, por primera vez he podido terminar de leer su artículo sin que me sienta manipulado sectariamente.
    No soy economista pero lo que dice suena bien, suena coherente y parece que el factor poder de mercado se esta convirtiendo en decisivo.
    Como le dicen Wesly y Casban la solución es más competencia (en igualdad de condiciones), más mercado y menos política, el político sólo para regular que el terreno de juego está limpio de manipulaciones y todos juegan con las mismas reglas.

    Sólo le falta por reconocer que el problema que vd. define coherentemente puede evolucionar a un sistema sin competencia real como el que vd. defiende dogmáticamente en sus postulados claramente intervencionistas y antieconómicos, regido por una plutocracia de partido único que casi nunca sabe manejar los recursos económicos (Venezuela, Cuba, antiguo bloque del este,...) .
    ¿En fin estado como árbitro o como agente activo? esa es la disyuntiva.
    Yo apuesto por un estado árbitro y lleno de contrapoderes que puedan bloquear las puertas giratorias, corrupción, interes espúreos,..

    Es un poco utópico y más pensando con quien tenemos que competir en un mercado globalizado en el que muchos (ya casi los más importantes,...) van a defender sus intereses como nación y , es más, se están relamiendo viendo el pastel (mundo occidental, primer mundo) que se van a comer manipulando nuestros "buenos sentimientos", (vease cambio climático p.e. que ellos obvian inpunemente) y nuestra mentalidad de comerciantes (recuerden aquello, creo que de Lenin, Los ahorcaremos con la cuerda que nos van a vender.)

    Hay que replantearse el control de la competencia y la globalización sin control.

    • J
      Jaime555

      impunemente, disculpas

    • B
      Beeblebrox

      Pues el artículo es manipulación de principio a fin. Una pista. Todos los estudios que cita se refieren a otros países, normalmente USA, y a periodos muy anteriores

  • C
    Casban

    Ese poder de mercado concentrado no ha salido solo. Los propios Estados occidentales lo han propiciado creyendo que es mas facil negociar con cuatro grandes que con mil pequeñas empresas. Es cierto, si no se te suben a las barbas. Es lo que parece, unas pocas empresas se han hecho con el control económico a costa del Estado que les ha ayudado a lograr esa posición. ¿Cree que Bill Gates se hubiera hecho con el monopolio informático si el gobierno USA no hubiese presionado a industrias y gobiernos de todo el mundo a fabricar y utilizar Windows?¿Cuanos millones ha gastado el gobierno español para promoverlo?. El equilibrio entre el poder político y el económico se ha roto en favor de éste. Mientras en China y Rusia, cuando hay conflicto entre ambos, cae el empresario, aquí quien pierde es el político, nuestro representante. Nuestros gobiernos han contribuido decisivamente a concentrar el poder del mercado y crear una oligarquía económica apoyando y subvencionando fusiones en todos los sectores. El mercado libre ya no lo és. Ha sido tiranizado por unos pocos con la complicidad y la ayuda de nuestros gobiernos. Puertas giratorias, falta de control de la economia por el Estado y una desmesurada deuda pública, esto no tiene pinta de que vaya a ir mejor así, por las buenas.

  • W
    Wesly

    Como Ud. dice, Sr. Laborda, el problema es la falta de competencia.

    La competencia es el motor del progreso.

    La falta de competencia, los monopolios, son fuente de abusos, injusticias, inflación, privilegios.

    La demostración de ello es el rotundo fracaso de los regímenes comunistas, en los que la competencia no existia.

    La solución es más mercado, no menos mercado.

    Si una empresa gana mucho dinero es señal de que existe margen para hacerle la competencia. Para ello hay que facilitar (no dificultar) la creación de nuevas empresas que se incorporen al mercado.

    Más mercado, Sr. Laborda. Más mercado y menos trabas para la creación de nuevas empresas.

  • I
    Igcio

    Juan, cada vez pareces más un carlista con la boina y el sable en la T4, además escribes en en plural mayestático... Date un descanso, anda