Opinión

Rosa María, ¿otra vez señaláis a la princesa Leonor?

'La hora de la 1' de TVE
TVE confunde a las hijas del Rey con sus hermanas, las infantas Elena y Cristina RTVE

Como el pérfido instinto nos impulsa a sobrevivir, hay veces que no hay más remedio que echar las culpas al tonto de turno para evitar situaciones que pongan en peligro nuestra posición. Qué se le va a hacer. La afirmación es propia del antihéroe, pero en fin, la mayor parte del tiempo no nos queda más remedio que adoptar ese papel. Digo esto porque encontré hace unas horas en la Plataforma de Contratación del Estado un documento que advertía de que Radiotelevisión Española ha comprado 'un robot' que, mediante inteligencia artificial, escribirá noticias sobre las elecciones municipales de 2023.

El sistema será muy rudimentario, pues se servirá de los datos de las fuentes oficiales para redactar algunos párrafos de forma automática sobre los resultados electorales en los municipios más pequeños. Todo parece indicar que estos ingenios serán cada vez más complejos y podrán realizar un mayor número de tareas en las redacciones. Cuando eso suceda, existirá el recurso de atribuir nuestros errores a la máquina para evitar males mayores. Eso podría haber hecho Mónica López esta mañana, cuando su programa, en La 1, ha vuelto a emprenderla, por error, infortunio o algo peor, contra la Casa Real.

Porque fue hace tres semanas cuando López tuvo que disculparse después de que un periodista iluminado comparara la marcha de Leonor a Gales para estudiar en el bachillerato con la apresurada salida de su abuelo, a Abu Dhabi, para evitar que la onda expansiva de sus 'asuntos' impactara sobre su hijo. Podría esperarse que el equipo del programa hubiera hecho propósito de enmienda, pero esta mañana ha cometido un fallo similar cuando en una de sus pantallas se ha visto una imagen de la princesa Leonor y su hermana Sofía para referirse a sus tías, Elena y Cristina, que casualmente estaban en el centro de la polémica por haber aprovechado su viaje a Emiratos Árabes para vacunarse. Por cierto, en otra muestra de ejemplaridad y solidaridad.

El rótulo sobre la princesa Leonor

Después de la exhibición de la fotografía de las hijas de Felipe VI y Letizia, ha aparecido la imagen de su abuelo, del que se ha dicho que podría ser investigado por nuevas cuestiones. Desde luego, la situación no es muy diferente a la que obligó a RTVE a disculparse y a despedir al responsable del desaguisado del pasado febrero.

Habrá quien observe sectarismo en todo esto y quizás tenga razón, pues no parece casual que los errores involuntarios siempre afecten a los objetivos políticos de la izquierda. En cualquier caso, parece más fácil inclinarse por la hipótesis de que todo ha sido un error, fruto de las prisas y de la presión del directo. Sea como sea, no beneficia a la imagen de la televisión pública, que vuelve a ser señalada por un descuido. Uno de tantos. De los que han provocado que genere antipatía a los españoles.

Se podría culpar a Rosa María Mateo de todo esto, pero sería erróneo. Ella ha sido un mero títere. Una administradora incapaz que ha hundido en el fango -un poco más a la corporación-. También se le podría atribuir toda la responsabilidad a Enric Hernández, el jefe de Información y el ideólogo de La Mañana de La 1. O del infame programa de Jesús Cintora, ese presentador que está tan escorado hacia la izquierda que incluso ha provocado algún disgusto en su productor, cuentan fuentes bien informadas.

Es una televisión pública torpe, lenta y cada vez más ajada. En febrero, La 1 consiguió su audiencia mínima histórica, con una cuota de pantalla del 8,6%. El grupo RTVE, con 13,9 puntos, más de lo mismo.

La realidad indica que la responsabilidad última de lo que ocurre en Torrespaña y en Prado del Rey tiene su origen en las decadentes fuerzas políticas que han elegido a sus consejeros y directivos durante las últimas décadas -incluidos Mateo y Hernández-, que han antepuesto generalmente la filiación política de los 'afortunados' a su profesionalidad. Esto se extiende a la plantilla, donde los sindicatos tienen un poder enorme, hasta el punto que casi cualquier decisión estratégica de la empresa debe pasar por el filtro interesado de estos lobbies, que controlan desde la dimensión de la plantilla hasta los concursos de traslados internos.

El resultado es una televisión pública torpe, lenta y cada vez más ajada. En febrero, La 1 consiguió su audiencia mínima histórica, con una cuota de pantalla del 8,6%. El grupo RTVE, con 13,9 puntos, más de lo mismo. Lejos de revertir esta tendencia, los partidos la acentuarán con la elección de un Consejo de Administración politizado, compuesto por algunas personas que parece que hace tiempo perdieron el juicio y encomendaron su vida a la defensa de un partido.

Lo que ha ocurrido este miércoles con Leonor es fruto de la degeneración de la corporación. La que se niegan a ver tantos y tantos que trabajan dentro y que, pese a todo, consideran que tienen un peso en la sociedad española que hace muchos años que perdieron. Una pena, doña Rosa María, que todavía no se pueda cargar el muerto al robot.

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