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Opinión

Peligro: negacionistas a bordo

Los tres hermanos asesinados en Morata de Tajuña y, a la izquierda, el hombre del que recibieron la 'herencia'
Los tres hermanos asesinados en Morata de Tajuña y, a la izquierda, el hombre del que recibieron la 'herencia'

Las cosas que te salvan la vida se aprenden muchas veces sobre la marcha y sin maestro que te las enseñe. Al menos así fue para mí hace 20 años, cuando descubrí que hay personas que, en lugar de afrontar los problemas, niegan la realidad y siguen actuando como si no pasara nada incluso cuando la catástrofe es inminente. También tuve que asumir entonces que es inútil intentar auxiliar a quien se resiste a abrir los ojos, pues el negador de realidad tiene atrofiado el instinto de supervivencia: en un incendio no sólo no apagará las llamas, sino que tratará de quitarte el extintor de las manos y querrá convencerte de que no hay ningún fuego.

No podría cuantificar la cantidad de horas que he dedicado —y dedico— a pensar en este asunto. He escrito cientos de páginas intentando comprender por qué los negadores pueden llegar a morir por su absurda mentira antes que mirar a la realidad de frente y salvarse. A veces, y siempre impelidos por quien intenta ayudarles, consiguen quitarse la venda de los ojos y entender lo que les aguarda si no reaccionan; lo he visto en más de una ocasión en distintas personas. En ese instante de epifanía parece que al fin han visto la luz y que pondrán rumbo a ella, pero, incomprensiblemente, minutos después volverán a taparse los ojos y a dar la espalda a la realidad.  Y si vuelves a insistirles, se alejarán de ti. Cuando son seres queridos, resulta muy difícil no ir tras ellos para intentar que entren en razón. Pero precisamente eso —abandonarlos a su suerte— es lo que hay que hacer, pues son muy peligrosos para ellos mismos y para los demás.

Capitaneadas por la negación de realidad de Amelia, las Gutiérrez vendieron casi todas sus propiedades y enviaron a sus zorros plateados hasta las pagas por discapacidad mental del hermano menor

Pensemos, por ejemplo, en Amelia Gutiérrez Ayuso, la soltera de 68 años que llevaba la voz cantante en la casa de Morata de Tajuña en la que ella y sus dos hermanos, también solteros, fueron brutalmente asesinados. Hacía años que estaba siendo estafada en internet por alguien que se hacía pasar por un atractivo militar norteamericano —un general, creo— destinado en Afganistán, que decía haberse enamorado de ella por “la increíble belleza con la que Dios te creó”. Amelia debía de ser tal chollo que el estafador se inventó otro enamorado para Ángeles, la hermana mayor que, al parecer, vivía sometida a la pequeña. Uno de los novios murió heroicamente y les dejó una herencia de 7 millones de euros, pero para recibirla tenían que pagar la repatriación del cuerpo y otros gastos: exactamente igual que en el timo del príncipe nigeriano. Y, capitaneadas por la negación de realidad de Amelia, las Gutiérrez vendieron casi todas sus propiedades y enviaron a sus zorros plateados hasta las pagas por discapacidad mental del hermano menor.

Sus familiares, sus amigos e incluso los empleados del banco les advirtieron muchas veces de que estaban siendo estafadas, y ¿qué hicieron ellas? Dejar de hablarse con todo el mundo y seguir profundizando en su ruina. Su examigo Enrique —represaliado por decirles la verdad— calcula que consiguieron sacarles unos 400.000€. De llevar una vida holgada, pasaron a pedir dinero a cualquiera; incluso tuvieron que alquilarle una habitación a un pakistaní —con los negadores todo es surrealista y novelesco—, quien les prestó 30.000€ bajo la promesa de que le devolverían 60.000 en cuanto cobraran la herencia. En algún momento, el hombre que vino de Pakistán comprendió que nunca recuperaría su capital y puso fin a aquel delirio con el triple asesinato. (Lo de que además haya matado a su compañero de celda da para otra columna sobre el tipo de fauna que dejamos entrar a España).

Muchos de esos niños tienen el síndrome alcohólico fetal y, con no poca frecuencia, derivan en perfiles conflictivos ¿Acaso no es esta circunstancia información relevante para quienes quieren adoptar?

Por fortuna, no todos los casos son tan espeluznantes, aunque ninguno acaba bien. Antes de las redes sociales pensaba que los negadores eran rara avis, pero gracias a internet he podido comprobar que también hay muchos pequeños negadores de la realidad ideológicos; gente que ante un hecho que contraviene su fe política responde: “Me niego a creerlo”. Y el otro día, a raíz del asesinato en Castro Urdiales de una mujer a manos de los dos hijos que adoptó en el este de Europa, caí en la cuenta de que ahora utilizan el verbo “estigmatizar” como escudo contra la realidad. En cuanto se supo que los adolescentes homicidas provenían de la antigua URSS, saltaron a las redes escandalizados porque se estaba “estigmatizando” a los niños adoptivos y a los niños rusos. Pero es que, lamentablemente, muchos de esos niños tienen el síndrome alcohólico fetal y, con no poca frecuencia, derivan en perfiles conflictivos. ¿Acaso no es esta circunstancia información relevante para quienes quieren adoptar?

Sin embargo, los negadores ideológicos de andar por casa consideran que la realidad es un estigma y que no se debe hablar del origen de los delincuentes —excepto si son españoles—, ni de los problemas que causa la inmigración ilegal masiva, ni de las graves consecuencias físicas y psicológicas que conlleva la operación de cambio de sexo ni de cualquier otro tema que ponga en entredicho sus convicciones. Chitón, que estigmatizas. Extraños tiempos estos en los que los dementes ejercen de censores. Cuídense de ellos como de los idus de marzo.

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  • J
    José

    Artículo inteligente e impecable, como siempre.

  • E
    Ernesto Tagliavini

    El fondo del asunto es, entiendo, la tendencia de demasiada gente a seguir engañado.

    Aparte de la credulidad o el fanatismo (que también cuentan para la gran multitud de la gente cerril) creo que hay dos razones más para eso: una es el interés y/o el conformismo. Me han engañado pero obtengo ventajillas; o bien, incluso por desidia o cobardía, prefiero tragármelo y ya está.

    Este comportamiento se resume en la oración del cornudo: "Señor, que mi mujer no me engañe... Bueno, y si me engaña, que yo no me entere... Bueno, Señor: y si me entero, que no me importe."

    La otra razón es el orgullo (¿Cómo admitir que alguien me ha podido engañar A MÍ?). Esto lo vio (creo que) Benjamin Franklin, que dijo: "es mucho más fácil engañar a alguien que convencerlo de que ha sido engañado."

  • N
    Naboleon

    Esto se ha visto muchas veces en estafas piramidales. He conocido personas que "no se fían" de los bancos y luego encomiendan sus ahorros a un "agente", muy buena persona, chico del pueblo de toda la vida, que actúa por cuenta de chiringuitos financieros como aquellos fondos filatélicos.

  • P
    Petrarca

    ¡Cuánta razón llevas, Marisol¡ Un pequeño detalle: tengo una señora en casa que una vez a la semana me hace ciertas tareas del hogar. Es marroquí, está casada y tiene nueve hijos, todos los cuales trabajan. El marido ha alquilado un trozo de tierra donde cultiva tomates, pimientos, judías verdes... El otro día hablábamos de los emigrantes de Mali, Senegal, etc. ¿Creerás lo que me dijo?: estos no gustan trabajar... Pero después nos critican a nosotros, los españoles, por decir la verdad sobre esa inmigración ilegal, no de pobres criaturas desamparadas, sino de fornidos muchachos de entre 16 y 35 años (que además vemos en prime time en la TV). Esta señora marroquí vino a buscar una vida mejor hace más de 30 años. Es querida por todo el pueblo. Muchas veces me trae cosas del huerto de su marido y sus hijos e hijas hablan catalán y español. Gente como Malika vale la pena que vengan a España. ¿Qué van a hacer de provecho esos seres humanos que no hablan el idioma, que no tienen (la mayoría) profesión alguna y los sueltan por pueblos y ciudades a su suerte? La culpa la tienen los gobiernos, que permiten ese mercadeo por oscuros intereses que a mí se me escapan.

    • E
      Ernesto Tagliavini

      Resumiendo: hay emigrantes y emigrantes. Totalmente de acuerdo con usted, claro. En todas partes pasa igual. Le cuento yo una anécdota
      mía reciente (OCT2023). Fui a Francia y al volver tomé un taxi a la estación y el taxista era congoleño, Tuve con él sólo una corta conversación superficial.

      Cuando llegué a destino cogí mi equipaje y me olvidé un iPad en el taxi. Me di cuenta, hice unas llamadas a la policía y a amigos para intentar algo, con no muchas esperanzas. Luego bajé a la parada para recibir a un amigo... Y allí estaba esperándome el taxista (más de 30 MINUTOS) para devolverme mi iPad. Me dijo que había supuesto que se me ocurriría bajar. Un hombre honrado.

      Pero ¿Tiene esta historia algo que ver con dejar pasar a miles (y miles) de indocumentados sin más control? NO De ningún modo. Ese es el punto.

      En cuanto a las razones, pues sí: es posible que haya intereses que se nos escapan. Pero yo no olvidaría el dicho anglosajón: no se apresure a atribuir a la maldad lo que pueda explicar la estupidez.

      Saludos.

    • J
      JaimeRuiz

      Eso, en "Modern Family" aparece la colombiana Gloria quejándose (con acento mexicano): "Porque habláis mal de mi país y creéis que allá están todos detrás del burro y hay tiroteos todo el día, ni que fuera peruana".

  • J
    JaimeRuiz

    El negacionismo ideológico, que es una forma de llamar a la credulidad absurda, tiene entre sus causas la ignorancia, porque la creación de plazas en las universidades no hace a la gente más sabia, pero el móvil casi siempre es el rango social: la revolución es la abolición de las jerarquías, de modo que los nobles y príncipes ya no lo son porque son iguales a todos, y a la hora de llevarse el botín cualquiera tiene derecho. Luego, las novedades fascinantes como que uno se asigne el sexo y si el cuerpo no es el deseado se cambia, atraen a los tontos porque quienes lo ponen en duda son "antiguos", luego caducos y de un rango inferior, lo mismo que quienes no hablan catalán.

    Ese móvil de resentimiento habitual y generalizado se refuerza con toda clase de gratificaciones, salir del armario (luego, creerse que de verdad las personas se dividen entre homos y heteros como las abejas entre obreras y zánganos) se premia con más felaciones y ser de familia catalana asegura empleos públicos y profesiones cómodas.

    Luego, la novedad reproduce un vicio antiguo, el de la hidalguía y el parasitismo concomitante. ¿Soy el único que nota que en el país del antiamericanismo hegemónico "las" líderes trans se pongan nombres de actores estadounidenses (Hudson, Duval)? Es eso, ponerse tetas o hablar catalán es la forma actual de hacerse hidalgo. Ignorancia y resentimiento hay en todas partes, pero esa atávica vocación del rango es endémica del mundo hispánico.

  • J
    JAKS

    Yo es que no sé qué pasa que sus artículos y los de Rosa son perfectos. No les encuentro nada a faltar, nada que les sobre.
    Gracias.

  • S
    Susanam

    No hay peor ciego que el que no quiere ver. Un beso

  • N
    Norne Gaest

    Oiga, pues esto es lo que pasa en España, con los dementes sociales.
    Pasa con Sánchez y sus compinches, votados masivamente a pesar de sus innumerables fechorías
    O con los nazionalistas, con z, en sus regiones, sembradores de odio y división e inventores de naciones, pero abundantemente votados a pesar de su herencia terrorista, y mandando.
    Lo malo es que son tantos que imponen sus locuras y condicionan nuestras vidas.

    • C
      costilladeadan

      Así es. Supongo que esa es la conclusión a la que la autora quería que llegáramos. Nunca me lo habían contado desde esa perspectiva, que me parece inteligente... y aterradora. Porque si pienso en la cantidad de gente "negadora de la realidad" o "demente social" que conozco, se me ponen los pelos de punta.

  • V
    vallecas

    Siempre de acuerdo con usted en general, pero déjeme decirle algo del pakistaní de Arganda. Este no es un asunto de "inmigración". Esto va, como en el inicio de su columna, de una construcción paralela, ficticia y alejada de la realidad.
    Las hermanas de Morata estaban tan cegadas en su historia, que convencieron al Pakistaní. Nunca sospechó que unas señoras mayores de pueblo pudieran estar bajo esa trama.
    Son dos temas diferentes e incompatibles. Timos en la red e inmigración.

  • A
    arturo moreno

    Muy cierto Dña. Marisol; y aquí en España son una verdadera legión de negacionistas, esos rojos que seguirán votando a Sánchez y negando que sea un corrupto a pesar de de que cada día aparece otro Koldo. Lo peligroso es que, ellos primero, luego todos, quedaremos viviendo en la mas completa miseria.