Pedro y el bulo

El BuloBús, señora, que ha llegado el BuloBús. Entre abril y mayo el proyecto de la Fundación Maldita.es se embarcará en la “Ruta contra la desinformación”, un viaje que les llevará a veinte localidades rurales de España para hacer lo que llaman “alfabetización mediática”.

Suena bien. En los pueblos, ya se sabe, hay mucha ignorancia y mucha gente mayor. Mucho analfabeto que se cree las cosas sin comprobarlas. Ni siquiera pueden pronunciar correctamente “chatbots de fact-checking”. Y no se puede ir así por la vida, porque si no dejas que los expertos te fact-checkeen te conviertes en un propagador de bulos y la democracia se mancha. 

“No te creas todo lo que llega por redes sociales y contrasta la información con fuentes fiables”, dirán desde el bus. De nuevo, suena muy bien. Y es fácil distinguir cuáles son fiables y cuáles no. Tu cuñado, por ejemplo, no es una fuente fiable. El cuñado es la encarnación malvada de la desinformación y la manipulación, según los adalides de las fuentes fiables. Por suerte al otro lado tenemos a eldiario, La Ser, La Sexta, TVE, el Gobierno. Y a los fact-checkers, claro. Porque tu cuñado tiene una agenda oculta de intereses políticos, mientras que todos esos medios van por libre, son avatares de la verdad que te ayudan a salir de la caverna para que puedas mirar los hechos tal y como son. Estos avatares de la verdad producen afirmaciones absolutamente confirmadas y comprobables que encajan con la realidad como un guante, sin ningún tipo de interés ideológico. Afirmaciones como que en España los hombres matan a las mujeres por el hecho de ser mujeres. De hecho, la afirmación a la que me refiero sostiene que los hombres asesinamos a las mujeres por el hecho de ser mujeres. Todos nosotros. Debe de ser verdad porque no lo dice tu cuñado sino uno de los responsables de Maldita, los que van a alfabetizar la España rural.

Los hombres asesinan a las mujeres por el hecho de serlo, y el porno es el motivo principal por el que se están produciendo tantas violaciones en grupo. Las dos afirmaciones son producto de la inteligencia de artificio

La industria de la detección de bulos pegó fuerte al principio por la novedad, pero enseguida quedó claro que es una actividad que lo mismo te pasa dogmas ideológicos como verdades incuestionables que te desmiente que el Ayuntamiento de Villasoe haya gastado 10.000€ en vino para concejales, porque en realidad ha gastado 9,999€.

Mientras los fact-checkers están a lo importante, las fuentes fiables -expertos, tertulianos, miembros del Gobierno- siguen haciendo circular los dogmas de nuestro tiempo. Los hombres asesinan a las mujeres por el hecho de serlo, y el porno es el motivo principal por el que se están produciendo tantas violaciones en grupo. Las dos afirmaciones son producto de la inteligencia de artificio. Existe una visión ideológica sobre el mundo y sus problemas, y para que esa visión pueda sobrevivir al primer impacto contra la realidad se fabrican creencias incuestionables. 

Las fuentes verdaderamente fiables tratarían de establecer patrones comprobables. ¿Qué rasgos comparten los perpetradores de las agresiones? Se suele dar uno: es gente joven. Menores de edad, en muchos casos. ¿Algo más? ¿Podría ser que muchos fueran rubios? ¿O zurdos? ¿O que estudiasen en colegios segregados? ¿Tal vez en colegios concertados? ¿Intolerantes a la lactosa? ¿Aficionados al rol? ¿Escuchaban discos de Los Beatles? ¿Leyeron El guardián entre el centeno? Hay características que aparecen en la prensa y otras que se prefiere ocultar. Si los agresores son militares sevillanos, no hay ningún problema. Ahora bien, si comparten una cultura en la que se desprecia o se humilla a las mujeres, entonces es mejor no publicarlo. Y ahí es donde aparece el porno como hipótesis salvadora. No saben distinguir la ficción de lo real, los pobres. Deberíamos prepararnos para cuando descubran las películas de atracos.

Ésta es nuestra época. Una especie de positivismo posmoderno, si es que algo así es posible, en el que el único conocimiento válido es el que proviene de dos instituciones infalibles: los expertos y el Gobierno. Es un argumento de autoridad con esteroides. Los expertos no mienten, no se equivocan, no tienen prejuicios, y “la ciencia”, convertida en superstición habilitante, es lo que digan esos expertos sobre cualquier cosa. 

Al contrario que en el cuento popular, lo que se grita aquí es que no hay ningún lobo; es un bulo, anuncian siempre.

En el País Vasco estamos viendo estos días un ejemplo grotesco. La Sociedad ¡de Ciencias! Aranzadi puso hace meses al servicio del Ayuntamiento de Galdácano, liderado por EH Bildu, una página web con información sobre la memoria reciente del pueblo. Para hacer justicia, reparación, etc. Esa reparación hay que entenderla como en La ley del silencio. Yo se lo arreglo, señor Friendly. Y eso es lo que ha hecho el encargado de Aranzadi para el alcalde de Bildu. Un fixer, un cleaner, un facilitador contratado para que asesinos como Bienzobas o García Gaztelu, vecinos de Galdácano muy queridos por la izquierda abertzale local, sean recordados no como asesinos sino como víctimas del “conflicto vasco”. Esto es algo que cualquier persona puede comprobar fácilmente en unos segundos. Basta con entrar en la web de Galdakao Oroimena y buscar casos de vulneraciones en la categoría de Memoria reciente. Ahí están, el uno junto al otro, García Gaztelu y García Cambra. Con un poco más de tiempo y ganas cualquier persona puede llegar incluso al comunicado de presentación que se hizo en febrero: “503 galdakoztarras que vieron vulnerados sus derechos humanos por motivaciones políticas”. En esos 503 galdakaoztarras están incluidos los etarras del pueblo, que son varios, junto a las víctimas de ETA. Se ha hablado mucho estos días sobre este tema. Víctor Trimiño, candidato del PSE a la alcaldía, denunció el hecho. A las pocas horas, Bildu y la prensa amiga ya había echado mano de los dos argumentos preferidos de los positivistas posmodernos: cómo se atreven a criticar la labor de nuestra Aranzadi maitia, la ciencia del pueblo; y la denuncia es un bulo, fake news.  

Hay un problema mayor que la fabricación de mentiras para enmascarar la realidad, y es precisamente el recurso a gritar “¡Bulo, fake news!” cada vez que aparece una noticia que presenta una realidad desagradable o incómoda. Al contrario que en el cuento popular, lo que se grita aquí es que no hay ningún lobo; es un bulo, anuncian siempre. Pero el lobo está ahí. Las explicaciones incómodas y los patrones desagradables están ahí. Y Txapote también está ahí: en la lista de víctimas por violencia política de un Ayuntamiento vasco.