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Opinión

Relato del político incómodo e inquebrantable

Muy lentamente las cosas van recordando el ambiente de un funeral. Miedo y desencanto por lo que está por venir

Relato del político incómodo e inquebrantable
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece tras la reunión del Consejo de Ministros Extraordinario, en el Palacio de la Moncloa.

Los escritores de fuste que me gustan suelen afirmar que las novelas buenas han de tener finales tristes. Desde esa forma de ver el género, Pedro Sánchez está a punto de convertirse en el argumento perfecto para una novela. Creo que tiene cerca a un novelista que le escribe cosas, de modo que el día que le toque salir de su covachuela palaciega podrá irse a su casa con un buen argumento. Otros se han ido con menos, la verdad. Sánchez empieza a recordar al Zapatero de aquel infausto 12 de mayo 2010 en el Congreso, cuando se vio obligado a romper sus promesas sociales, después de que le llamaran al orden y a la contención desde Bruselas y China, pero sobre todo Obama y Merkel. O lo arreglas o te lo arreglamos.

Y Zp lo arregló con el mayor recorte social de la historia reciente en España. Recuerdo decir a uno de sus ministros que para aquel presidente cortar las ayudas al desarrollo era como “cortarse el brazo”. Las cortó, pero manco no se quedó el que para muchos es el responsable de lo que ahora nos pasa. Otros vendrán que bueno te harán, dice el refranero. No sé, tengo mis dudas. Aquí seguimos gastando como si la caja estuviera sana y ya veremos qué hace el que venga después. Cuidado presidente con lo que haces, le acaban de advertir desde el periódico global, que "las medidas beneficiosas a corto plazo pueden terminar siendo contraproducentes a medio y largo plazo". Avisado está por gente de su confianza.

Sánchez, pero también las ministras de Podemos que se ponen las medallas a la hora de apuntarse la autoría de las ayudas para los más 'pobres y empobrecidos', son hoy la foto fija del hay que hacer algo, lo que sea, con tal de que lo de Andalucía pase pronto. Pero no pasa. Sólo se queda a la espera de las próximas elecciones. Me cuesta repetirme, pero esto es ya un tsunami, un viento que se lleva por delante todo aquello que toca Pedro Sánchez. Su drama, que no es pequeño, es que para muchos no es creíble ni siquiera cuando -sin querer- dice una verdad. Cuando se llega a ese punto, levantar el vuelo es imposible.

Y por eso resulta infantil escuchar a sus asesores fiando la remontada al impacto de la cumbre de la OTAN. Hoy por hoy, sólo José Félix Tezanos se atreve -elijo el verbo con toda la intención- a escribir un libro hablando bien de él y de los “conspiradores chapuceros” y “arrogantes precipitados” de dentro del PSOE. Pero dentro del PSOE no ha habido nadie con algo de criterio que le haya dicho al señor del CIS que esperase un poco, que este no es el momento, que deje lo del librito para otra ocasión.   

Cumbre para remontar

Definitivamente, el fracaso de las elecciones andaluzas ha cambiado una vez más al presidente. No es preocupante en la medida en que es la marca de la casa. Un cambio más ya da igual para quien ningún viento favorable le ha servido. Cierto, importa poco de dónde sople si no sabes adónde vas. Ahora toca lucir como el político izquierdoso que un día fue. Así se presenta esta semana de la Cumbre de la OTAN como un estadista matagigantes, pero disfrazado con el ropaje del victimismo que tan buenos réditos da a sus socios independentistas. Ese truco ya lo conoce. Pero sucede que ya no le funciona. Los madrileños se dieron cuenta hace algo más de un año, y convirtieron al PSOE en el tercer partido de la oposición, algo que jamás había sucedido. Los castellanoleoneses confirmaron la tendencia, y le enviaron un mensaje inquietante: Mejor el PP con Vox que Sánchez y los suyos. Más oposición. Ahora han sido los andaluces los que le han dejado para el arrastre. Y por fin se han enterado: cuanto menos hablen de Vox, mejor. Como en Madrid, nunca estuvo peor el PSOE en Andalucía. Nunca fue tan insignificante y nunca estuvo tan desarbolado como hoy. Me dice un buen amigo que conoció bien a Susana Díaz, que sólo los familiares del ex alcalde de Sevilla creen que pueda remontar dentro de cuatro años. Y no todos.  Con Sánchez han desaparecido las posibilidades de ganar de nuevo el gobierno de andaluz. Y algo más. También se ha esfumado el enorme aparato que ese partido tenía especializado en algo que siempre hizo bien o muy bien: ganar elecciones. Ese engranaje ya no existe.

Sánchez contra los poderosos

El PSOE es irreconocible cada vez que sus portavoces intentan explicar lo que les pasa. Adriana Lastra, Felipe Sicilia, Héctor Gómez, Eva Granados están simplemente a la altura del partido, y porque no decirlo, también a la del Gobierno más gris de las últimas legislaturas. A mis amigos periodistas suelo gastarles la broma de que pongan nombres a algunas carteras ministeriales, y créanme si les digo que tienen que hacer esfuerzos para poner nombre y a apellidos a los ministros. Sobre todo - ¡ay!-  a algunas ministras. 

Ahora el presidente ha vuelto a esa retórica barata según la cual él y los suyos están rodeados de intereses poderosos y de tipos desalmados que quiere hacer quebrare la voluntad de su Gobierno. Habla sin ningún rubor de terminales financieras y mediáticas, y lo hace sin ningún respeto, como diría Corleone al funerario que le pide ayuda para vengar a su hija. Bonassera, Bonassera; Pedro, Pedro. Sí, muy lentamente las cosas van recordando el ambiente de un funeral. Miedo y desencanto por lo que está por venir.

Sánchez ha hecho actos con el Ibex y con sus consejeros delegados, no uno, bastantes. Con ellos aparece sonriente y completito, que dicen en Colombia. A la mayoría se les ha rogado y requerido su presencia a encuentros o reuniones que iban a resultar deslucidos y flojos si no acudían esos mismos poderosos que quieren 'quebrantar' a su Gobierno. Ahora el presidente asegura que van a por él. ¿Quiénes son? ¿Por qué no da sus nombres? ¿Por qué no los denuncia? ¿Nos quiere hacer creer que hay en España quien manda más que el Gobierno? No es verdad. Este es el último recurso que le queda a aquel que ha agotado su crédito. Eso es lo que decía Franco a los españoles: los enemigos de la patria vienen a por nosotros.

Por cierto, acaba de dar una entrevista a…La Vanguardia. Por cierto, anuncian que va a dar otra a…la Ser. Ya van por la quinta en la emisora de Prisa. ¡Vaya con las terminales mediáticas, presidente!

Lo de las terminales mediáticas es ya otra de otra dimensión. No se puede explicar que alguien que tiene a su favor a periódicos, radios y televisiones se queje tan amargamente de su soledad. Por cierto, acaba de dar una entrevista a…La Vanguardia. Por cierto, anuncian que va a dar otra a…la Cadena Ser. Ya van por la quinta en la emisora de Prisa. Por cierto, Cope y Onda Cero están esperando su oportunidad. ¡Vaya con las terminales mediáticas, presidente!       

No hay pasado que no modifique el presente. Dicho está, Sánchez ha terminado por convertirse en un buen argumento para una novela con triste final. Alguien escribirá alguna vez este periodo de la Historia de España sin necesidad de leerse el libro de Tezanos ni repasar las entrevistas alfombra a las que se somete. "El éxito a toda costa nos hace peor que animales". Como sé que le gusta mucho, a él y a quien le escribe sus cosas, digamos que la frase en cuestión es de José Saramago.    

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  • V
    Voltaire2.0

    Lo malo de un mentiroso es que ha de pasarse su vida mintiendo de nuevo para justificar la primera mentira