Oliver, embajador en la ONU

Ah, no, que lo que va a ser es presidente de la Agencia Efe. Bueno, para eso también vale, que viendo a la altura, o más bien bajura, que ha puesto Sánchez el listón de la idoneidad, a la ONU podría haber mandado a su caniche. Ah, que no es un caniche, que es una preciosa perra de aguas. Turca, se llama Turca. La perra.

Hasta podría haber nombrado presidenta del Consejo de Estado a Magdalena Valerio. ¡Ah, que la nombró! Sí, pero el Tribunal Supremo ha dicho que no es idónea para el cargo porque no reúne el requisito de “jurista de reconocido prestigio” exigido por el artículo 6 de la ley orgánica que regula el máximo órgano consultivo del Gobierno. Vaya, qué contrariedad.

Podría haber nombrado a Turca presidenta de la Agencia Efe, que en ese terreno el Supremo nada tiene que hacer. Pero es que a Miguel Ángel Oliver le debían una. Que en la guerra que en tiempos pasados mantuvieron Félix Bolaños y Carmen Calvo, él, Oliver, se puso del lado del hoy ministro tricéfalo, y había que premiar la fidelidad del muchacho. Lo mismo que Iván Redondo, que no podía ver a Calvo (ni Calvo a él) y viéndose ganador de tan cruenta batalla echó el pulso empujado por el taimado Bolaños y tuvo que hacer la maleta a la vez que su íntima enemiga.

Ahora, Miguel Barroso mediante, parece que se le quiere recuperar. A Redondo. ¿Para hacer qué? Quién sabe. Si Barroso se empeña, hasta lo podrían colocar en Red Eléctrica. Un suponer. En algún sitio en el que se maneje un elevado presupuesto en publicidad y haya que hacer las cosas con más sutileza, no como Beatriz Corredor, que va vetando periódicos a voz en grito.

De paso, Sánchez le haría un gran favor al Conde de Godó, que no sabe qué hacer con Invahoe, al que paga una millonada y desde que pronosticó la mayoría absoluta de PP-Vox ya casi nadie lee

Hay que domar a los medios, que algunos se están poniendo levantiscos (véase el editorial de El País sobre el relevo en Efe: “Esta imagen partidista de las instituciones no es un juego inocente (…) Es una mala señal que Pedro Sánchez renuncie a frenar esa deriva e incluso la agrave nombrando a un exmiembro de su Gobierno al frente de la agencia estatal de noticias”. Y para eso, para la doma, Redondo es un hacha. De paso, Sánchez le haría un gran favor al Conde de Godó, que no sabe qué hacer con Invahoe, al que paga una millonada y desde que pronosticó la mayoría absoluta de PP-Vox ya casi nadie lee.

Pero no nos perdamos. ¿Quién entonces va a la ONU? Un crack. Héctor Gómez se llama, y ha sido ministro de Industria. Visto y no visto, bien es cierto, pero dicen que ha dejado buenas sensaciones en el sector. Va a ser eso: que no es diplomático pero es buen chico. Lo de crack, si Gómez mira a su alrededor, no es ninguna extremosidad. Licenciado en Ciencias del Trabajo. Graduado en Derecho. Diplomado en Turismo. ¿Que eso no sirve para mucho en Nueva York? Se verá. Otros no pueden presumir de tanto.

Mira si no el currículo de Miquel Iceta, nuevo Embajador Delegado Permanente de España en la UNESCO: inició las carreras de Químicas y Económicas, pero abandonó sus estudios para centrarse en la política, se chiva la Wikipedia. En fin, no nos metamos con Iceta, que de tonto no tiene un pelo. Y además, mejor dejarlo como está, que todo es susceptible de empeorar. Imaginemos por un momento que a Nadia Calviño la sustituye José Luis Escrivá, el genio de la Seguridad Social. O la cheerleader María Jesús Montero. O Juan Manuel Serrano, tras su brillante gestión en Correos.

Por cierto, corre el rumor de que el relevo de Valerio en el Consejo de Estado (si es que la relevan) es Adriana Lastra. ¡Es broma! O no.