Quantcast

Opinión

Muere Juan Pablo Colmenarejo

La complicidad contigo era fácil. Nada comparable, por supuesto, con la que han tenido la suerte de disfrutar tus viejos amigos, pero suficiente para comprobar tu bonhomía, tu enorme humanidad, el amor que sentías por la radio, tu insobornable apuesta por la verdad

Juan Pablo
Juan Pablo Colmenarejo.

La noche de este miércoles ha fallecido el periodista y colaborador de Vozpópuli Juan Pablo Colmenarejo a los 54 años de edad a consecuencia de un derrame cerebral sufrido en la tarde del martes.

El martes desayunamos en la cafetería de Telemadrid. Ese día no hubo bromas sobre tu Atleti. Seguíamos casi en shock con lo del PP. Hablamos de Casado, de Ayuso, de García Egea. Del monotema de la semana; y lo que nos queda. Nos despedimos hasta la tertulia del jueves, con las prisas habituales. A ver qué sorpresas nos dan estos hoy.
Nos conocíamos de atrás, pero no habíamos ido mucho más allá del hola y el adiós
. Hasta hace más o menos dos años, cuando me propusiste participar en tu programa de Onda Madrid y yo aproveché para pedirte que escribieras un artículo semanal en Vozpópuli.

También te incorporaste al Grupo Larra, y fue por aquel entonces cuando fraguamos una cierta complicidad. Contigo era fácil. Nada comparable, por supuesto, con la que han tenido la suerte de disfrutar tus viejos amigos, pero suficiente para comprobar tu bonhomía, tu enorme humanidad, el amor que sentías por la radio, tu insobornable apuesta por la verdad, la profesionalidad con la que te enfrentabas a cada reto, a cada entrevista; la ilusión con la que encaraste tu nueva actividad académica.

En este tiempo nunca he visto a nadie torcer el gesto cuando se hablaba de ti, cosa rara en esta profesión nuestra, tan sobrada de egos y de dobleces. Como tampoco oí que saliera nunca de tu boca una mala palabra contra nadie. Los que no te conocían demasiado, te respetaban. Los que te querían, te querían mucho.

En cuanto pueda, Juan Pablo, me acercaré a la playa de Famara, a ver si está como la dejaste. Y si no me hago del Atleti es, como bien sabes, porque en esta vida está permitido cambiar de todo, menos de equipo de fútbol. Lo que sí prometo es ir un día al Wanda, a ser posible con Javier, para, en uno de esos momentos mágicos que nos contabas, mirar hacia arriba y escuchar tu voz serena. Y tu risa. Hasta siempre amigo.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.