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Opinión

Llámame Josu

El etarra 'Josu Ternera' en una de sus últimas imágenes
El etarra 'Josu Ternera' en una de sus últimas imágenes EFE

Iñaki Arteta entrevistó a varios etarras para su película Bajo el silencio. Etarras de todas las categorías: con carnet de HB o de la universidad, con pistola o con sotana. Gente que militó en el nacionalismo de izquierdas y que justificaba en el documental la existencia y las acciones de una banda terrorista. Jordi Évole sólo entrevistará a José Antonio Urrutikoetxea, quien al parecer no quiere que le llamen Ternera. Imagino, no lo sé, que tampoco querrán que le llamen José Antonio. 

El showman Évole le dará la palabra para que se explique, del mismo modo que Arteta se la dio a tantos otros compañeros de Urrutikoetxea. La diferencia entre Évole y Arteta es que este último no se vio en la necesidad de pronunciar una frase tan reveladora como la que ha tenido que soltar el antiguo follonero: “No es un documental que blanquee o justifique a ETA”.

Lo primero que hay que apuntar sobre esta frase es que, hombre, menos mal. Lo segundo es que blanquearla no es lo único -ni tal vez lo peor- que se puede hacer. Jordi Évole es un entrevistador de zasca y red social. De fuegos artificiales. Todas sus entrevistas pertenecen al mismo género que Operación Palace, el falso documental sobre el 23-F. No es la verdad lo que le interesa, sino el impacto. La emoción. Poner un debate sobre la mesa. El lado humano de la cosa. Y la cosa en este caso es un terrorista. 

Por eso tiene que salir a aclarar que, de entrada, no va a blanquear a ETA ni al etarra. Seguramente se situará en el provechoso término medio entre la denuncia radical, que iría más allá del propio Ternera, y el aplauso apasionado

Pero Évole es más que un mal entrevistador. Lo esencial en Évole es que es la clase de persona que se presta a posar amistosamente para un abrazo grupal con un terrorista. Jordi Évole es la clase de persona que después -o antes- de hacerle una entrevista falsamente dura posa sonriente con Arnaldo Otegi. Las preguntas difíciles son un simulacro. Por eso tiene que salir a aclarar que, de entrada, no va a blanquear a ETA ni al etarra. Seguramente se situará en el provechoso término medio entre la denuncia radical, que iría más allá del propio Ternera, y el aplauso apasionado. Sea como sea, pedir que no proyectasen la película fue una pérdida de tiempo y un error moral. Sólo se puede analizar lo que se ve. Y hay que verlo todo.

La película de Jordi Évole no tendrá nada que ver con Bajo el silencio, y por eso José Luis Rebordinos, director del Festival de Cine de San Sebastián, le cede el escenario. Los dos coinciden en un uso del lenguaje acomodaticio y en una firmeza impostada. Las palabras de Rebordinos en una entrevista reciente pertenecen al mismo género que las de Évole.

“En nuestro festival es igual de bienvenido un señor de la derecha más conservadora, además tengo amigos en ella, que alguien de la izquierda radical, que también tengo amigos en ella, pero hay una línea roja, y es el fascismo. Una línea roja es aquellos que no respetan los derechos de los demás, aquellos que niegan la dictadura y que se sienten contentos con un dictador como Franco, aquellos que niegan los derechos de las minorías sexuales, aquellos que niegan los derechos de las mujeres. (...) Yo no me voy a definir nunca a favor de la izquierda o a la derecha como director del festival. Nunca. Ni a favor de un partido ni de otro. Nunca. Sí me voy a definir en contra de Vox, que creo que es un partido fascista y que creo que es un partido que sobra en nuestra sociedad, pero con la misma radicalidad que voy a decir que ETA fue una banda fascista y asesina. Fascista porque intentó imponer un proyecto por la fuerza de las armas y asesina no hace falta que lo explique, es fácil de entender. Y también me parece un grupo fascista que nunca podría tener sitio en nuestra sociedad”.

José Luis Rebordinos opera con las mismas coordenadas que Jordi Évole. No blanquean a ETA, ¡faltaría más!, pero tampoco permiten que aparezcan sus verdaderos colores. Rebordinos no menciona en toda la entrevista a Bildu. Tampoco a la izquierda abertzale. Habla de una “izquierda radical” que vendría a ser el polo opuesto de la derecha conservadora. Ambas aceptables, porque es un tipo tolerante. Salvo con el fascismo. Eso sí que no. La línea roja la saca para dejar fuera de la sociedad a quienes no respetan los derechos de los demás y se sienten contentos con un dictador (“como Franco”, concreta). Rebordinos no se refiere a Bildu pero sí a Vox, “un partido que sobra en nuestra sociedad”. Y se refiere también a ETA, que “fue una banda fascista y asesina”. En la cosmovisión política de Rebordinos, Vox debe de salir en las fiestas populares a aplaudir a Txapote y a decirle “¡Te queremos!” a José Antonio (Urrutikoetxea). Pero claro, no es Vox quien lo hace, sino Bildu. La izquierda radical -no la “banda fascista” ETA- es la que celebra a asesinos y lanza piedras a los asistentes a actos políticos. Por eso Bildu no aparece en la entrevista. Porque de Bildu no puede decir que es un partido que sobra en nuestra sociedad.    

Ha habido de todo

Antes de su disquisición sobre el fascismo y el blanqueamiento, Rebordinos dejó una idea que define perfectamente su manera de estar en el mundo. Es la idea más arraigada en la sociedad vasca. Dice así:

“Y sé lo que han sido estos años de dolor. Yo he tenido gente muy cercana que ha sufrido la violencia de ETA directamente y gente cercana que ha sufrido la violencia policial, la tortura... Porque aquí ha habido de todo. No solo ha habido un grupo que mataba, dio pie también a muchas conculcaciones de derechos humanos”.

Las entrevistas no se hacen para curar a la sociedad ni para calmarla, sino para entenderla. Y con ésta también se entienden muchas cosas.

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  • V
    Variopinto

    Entrevista a Iñaki Arteta, en otro medio, hace tres dias:
    " Pregunta.- Si tuviera la oportunidad de hacer un documental en el que poder entrevistar a Josu Ternera, ¿lo haría?
    Fespuesta.- Yo hice una película en 2020, ‘Bajo el silencio’, en la que entrevistaba a etarras. Era un documental de dos horas y media. En su momento quise poder presentarlo en el Festival de San Sebastián pero no me dieron ni una explicación, pese a que conozco a su director, a Rebordinos desde hace 20 años. Por supuesto que le hubiera entrevistado a ‘Josu Ternera’. En el tiempo que grabamos ‘Bajo el silencio’ estaba fugado. En mi recorrido con las películas me faltaba ir ‘al otro lado’, saber por qué habían hecho lo que habían hecho y ver cómo viven con ello. Es muy interesante todo eso, pero si se hace buscando la verdad. Si Évole, que aún no hemos visto la película, nos acerca a la verdad de lo que es un líder de una banda terrorista durante una época en la que encargó matar a casi 400 personas… estaré de acuerdo. Hay muchos documentales sobre asesinos, no es el primero.

    P.- ¿Cuál sería la primera pregunta que le haría a ‘Josu Ternera’?
    R.- Recuerdo la primera pregunta que le hicimos a un etarra que mató a un guardia civil cuando aún era sacerdote. Luego se salió del sacerdocio en la cárcel. La primera pregunta fue si él había matado. Contestó que ‘según el juez sí’. Yo a ‘Ternera’ le preguntaría si se acuerda de todas las personas a las que ha asesinado, si se acuerda de todas las órdenes que ha dado para asesinar, para dirigir una persecución… También cómo se vive con eso y qué razones tuvo para hacerlo. Estamos aburridos de oír el discurso oficial de esta gente, por eso acercarse a quienes han empleado así la violencia es otra cosa."
    Me temo que, precisamente por esto último, el entrevistado aceptó la propuesta del entrevistado. Estamos ante una peli que nos va a seguir aburriendo...

  • U
    Urenga

    Tengo por norma jamás discutir de política con gente de izquierdas porque creo que sólo se pueden desprogramar por sí mismos, porque están blindados todos ellos con los mismos argumentarios emanados de las mismas fuentes.

    Sin embargo, el otro día no pude evitar que uno de ellos, de visita en el club en el que practico uno de mis hobbies, empezase a perorar sobre las, según él, inhumanas proclamas de Vox sobre los desfavorecidos, los inmigrantes, etc., y que por eso había que evitar a toda costa la llegada al poder de alguien que pactase con ellos.

    Le contesté que es mucho peor pactar con alguien que, no es que sea supuestamente inhumano, sino que pone directamente a asesinos en sus listas electorales y los homenajea,

    Entonces tiró del argumentario ya sobradamente conocido y me contestó que "hace años que ETA no existe".

    Mi réplica no pudo ser otra que "sí, pero para vosotros Franco y el franquismo bien que siguen vivos", y acabé la discusión asqueado.

  • U
    Urenga

    El comentario que me ha salido de manera espontánea tras leer las citas del tal Rebordinos es ¡menudo HDLGP!

    Por desgracia, me temo que ese cinismo, ese doble rasero, esa ley del embudo, es lo que subyace en muchos, si no la mayoría, de los millones de españoles que han votado al felón.

    En el fondo, exhibir el supuesto peligro de Vox es lo que les ha servido a la mayoría de ellos como coartada moral para seguir dándole el voto a pesar de sus inocultables mentiras y tropelías, de su evidente amoralidad.

  • V
    vallecas

    Esto es el "exitoso" trabajo de polarización de la Izquierda en donde Sánchez se mueve con absoluta soltura.
    VOX es un partido Demócrata, Constitucional, cumplidor de la Ley, no llama a la revolución ni a la desobediencia civil. pero es "fascista".

    El problema no es que este si (fascista real) haga estas declaraciones. El problema es que la sociedad lo admite sin pestañear y muchos periodistas "afines" sabiendo que esta barbaridad es injusta y no puede acabar bien, callan.