Opinión

La libertad de expresión no vale 40.000 millones, querido Elon Musk

La mala noticia es que no hay libertad de expresión. Ni en Twitter ni en ningún lado. Nos la hemos cargado

Elon Musk
El magnate Elon Musk / EUROPA PRESS

Estoy disfrutando mucho con la compra de Twitter por parte de Elon Musk, pero, al mismo tiempo, no puedo evitar sentirme decepcionada. Veo con perplejidad muchos comentarios de gente que cree que el multimillonario ha comprado Twitter para restablecer la libertad de expresión en esta red social. Lo peor de todo es que parece que el propio Elon se lo cree. Es más que curioso que alguien que afirma haber comprado una red social, porque cree que es fundamental para el futuro de la civilización que haya una "plaza del pueblo digital", donde la gente pueda establecer un debate libre, sin violencia ni censura, que se dibuja a sí mismo como el "libertador del pajarito azul", afirme, al mismo tiempo, que tampoco puede ser un lugar donde se pueda decir lo que se quiera sin que haya consecuencias.

Parece ser que muchos, incluido el propio Elon Musk, no terminan de entender en qué consiste la libertad de expresión que tanto anhelan.

Por un lado, están los convencidos de que la libertad de expresión consiste en que cada uno pueda decir lo que le venga en gana. Por otro, tenemos a un Elon, a un antiguo Twitter y a muchos políticos, que creen que hay que moderar los discursos de la gente. ¿Y quién va a moderar esa libertad de expresión del Twitter del señor Musk? Un consejo formado por personas diversas de no sé cuantitos, que me importa un pimiento, la verdad.

Si lo que expresas es un delito, no hay derecho que te ampare a cometer un delito, así que deberías responder ante la ley, no ante las estúpidas normas de una empresa privada

Y me importa un pimiento porque todo esto es tan absurdo como deprimente. El principio de libertad de expresión no es decir lo que se le antoje a cada uno, sino poder expresar lo que uno quiera, por los medios que desee, sin ser censurado o violentado por hacerlo. Si lo que expresas es un delito, no hay derecho que te ampare a cometer un delito, así que deberías responder ante la ley, no ante las estúpidas normas de una empresa privada que disfraza de "moderación" su censura. Y me da igual si la censura la ejerce un software, un empleado de Twitter con el pelo azul y gafas de pasta o un grupo de personas elegidas por quien sea.

No te ampara el derecho a la libertad de expresión para difamar o injuriar a alguien, igual que no te ampara el derecho a manifestarte si vas a una concentración y quemas un coche, saqueas una tienda, destrozas un contenedor o le das un ladrillazo a un policía.

Tenía fe en que al menos Elon Musk decidiera eliminar toda censura, ya que es indispensable que no exista censura para que se respete el derecho a la libertad de expresión, aunque no es lo único indispensable. Pero ni siquiera él ha entendido que la libertad se da o no se da, pero no se modera.

La mala noticia que tengo para todos los que creéis que la libertad de expresión se puede comprar por 44.000 millones de dólares, es que no hay libertad de expresión. Ni en Twitter ni en ningún lado. Nos la hemos cargado.

Para que lo entendáis, si por expresar mi opinión se me insulta y/o amenaza, si tengo miedo a las represalias que pueda sufrir yo o incluso mi familia por parte de otros, no hay libertad de expresión. Esto bien lo conocen todas aquellas personas que vivieron en el País Vasco durante los años más violentos de ETA: ¿Podías decir lo que quisieras en el País Vasco? Claro que sí, pero dependiendo de lo que fuera, te ponías una diana en la nuca a ti o a los tuyos. El miedo es incompatible con la libertad de expresión.

Que se lo pregunten al ex cantante de Barón Rojo, José Luis Campuzano, más conocido como Sherpa, o a Pitingo, que sufren esa cruz solo por manifestar que son de derechas

Y hoy vivimos en una sociedad basada en la cultura de la cancelación. No se puede ir contra corriente, no se puede opinar distinto a lo establecido como política o ideológicamente correcto, porque todos sabemos lo que pasa: insultos, violencia, amenazas, acoso… Gente perdiendo sus trabajos, empresarios perdiendo contratos, artistas siendo boicoteados en sus giras y conciertos, salas que cancelan actuaciones porque determinados grupos ejercen presión para que eso suceda… Que se lo pregunten al ex cantante de Barón Rojo, José Luis Campuzano, más conocido como Sherpa, o a Pitingo, que sufren esa cruz solo por manifestar que son de derechas.

Vivimos en la época de la intolerancia, lo que es incompatible con la libertad de expresión. Nosotros mismos la hemos destrozado en el momento en el que decidimos que nuestras ideas son correctas y las de los demás no sólo son incorrectas, sino que además hay que combatirlas incluso con violencia.

Algunos colaboraron a este gran plan con lo que llamaron jarabe democrático. Esos que entienden la democracia y la libertad igual que cualquier dictador que se precie y que querían normalizar los insultos y el acoso, siempre que no fueran dirigidos hacia ellos.

Que Twitter dejará de ser una plataforma de izquierdas donde al abrirte una cuenta te recomiendan únicamente cuentas adecuadas a esas ideas, seguro

Los mismos que han conseguido establecer sus ideas como una norma e incluso ley. Si no estás de acuerdo con sus ideas, cometes un delito. Si tú confías en que la biología, la genética y la ciencia en general se basan en evidencias científicas y por ello no estás de acuerdo en que un hombre pueda quedarse embarazado o menstruar y se te ocurre manifestar tu opinión, automáticamente se te acusa de realizar un discurso de odio y se te regala la etiqueta de tránsfobo. Hoy es un delito que creas que tiene más peso la evidencia científica que los deseos de alguien, aunque a ti te resbale que una persona que ha nacido mujer quiera ser un hombre, una jirafa, un unicornio o el mismísimo Napoleón. Esta gente ve discursos y delitos de odio en todo lo que les lleva la contraria. Quizá es que para ellos odiar es mucho más sencillo que para el resto.

Esto no lo arregla ni el hombre más poderoso del mundo, que no sé si es o no el Sr. Musk. Que Twitter dejará de ser una plataforma de izquierdas donde al abrirte una cuenta te recomiendan únicamente cuentas adecuadas a esas ideas, que ciertas cuentas se sentirán menos protegidas y otras más libres, seguro. Creo que será algo positivo.

A mí con que me reconozcan como una necesidad, y no como un delito de odio, el poder mandar a los cansinos y a los maleducados al guano, me vale.